La misión secreta y sorpresiva que llevó de vuelta al Presidente democrático Manuel Zelaya a Honduras ya tuvo sus primeros resultados. Y pese a que el mandatario de facto, Roberto Micheletti le costó casi cuatro horas asumir su retorno, calificando las informaciones como una “jugada medíatica”, finalmente el decreto de un toque de queda hasta este martes fue su forma de reconocerlo.
A su llegada a la embajada de Brasil en Tegucigalpa, Zelaya ya había adelantado lo que decidió más tarde el Consejo Permanente de la OEA en su sesión extraordinaria: respaldar las gestiones del secretario general del organismo hemisférico, José Miguel Insulza para viajar a Honduras con el objetivo de “apresurar el diálogo y restablecer el orden constitucional”, señala en la declaración.
Pero además, el Consejo“exige a las autoridades de facto plenas garantías para asegurar la vida y la integridad física del Presidente Zelaya y un trato consecuente con su alta investidura, así como el retorno a la Presidencia de la República de conformidad con la resolución de la Asamblea General”.
Por su parte, en un mensaje televisivo, Roberto Micheletti pidió a Brasil entregar al depuesto mandatario, aunque asegurando las garantías necesarias. “"Hago un llamado al gobierno de Brasil a que respete la orden judicial dictada contra el señor Zelaya entregándolo a las autoridades competentes (…) El Estado de Honduras está comprometido a respetar los derechos del señor Zelaya al debido proceso”, afirmó.
Pero la respuesta del depuesto Presidente Zelaya no tardó el llegar y aseguró que va a quedarse en la embajada de Brasil. Desde allí envió un mensaje a sus miles de seguidores apostados en la sede diplomática: "A partir de ahora nadie nos vuelve a sacar de aquí, por eso nuestra posición es patria, restitución o muerte". Y agregó que “estoy comprometido con el pueblo hondureño y que no voy a descansar ni un día, ni un minuto, hasta bajar a la dictadura del poder que no le corresponde".
Paños fríos
Una vez conocida la “odisea” de Zelaya para llegar a Tegucigalpa, no tardaron en llegar las llamados a enfriar los ánimos. “Hago un llamado a la calma a los sectores involucrados en este proceso”, señaló el secretario general de la OEA, José Miguel Insulza.
Mientras, el portavoz del Departamento de Estado de Estados Unidos que confirmaba la noticia, Ian Kelly, pidió que "las dos partes hagan un ejercicio de comedimiento y eviten cualquier acción que pueda derivar en un brote de violencia, que pueda provocar la violencia".
Por su parte, El canciller de Brasil, Celso Amorim, indicó que Zelaya “llegó por medios propios y pacíficos”, descartando la injerencia y ayuda del gobierno brasileño en su travesía. Además informó que “declaró su intención de iniciar un diálogo con las fuerzas políticas para que se pueda llegar a una solución
rápida".
En este sentido, Amorim expresó que "esperamos que esto abrirá una nueva etapa en las discusiones y que una solución rápida, basada en el derecho constitucional, pueda ser
alcanzada".
En la misma línea, el Presidente de Guatemala, Álvaro Colom, afirmó que el regreso de Manuel Zelaya a Honduras y su posible retorno al poder,"traerá paz a la región" y será el "fin de la crisis política", en el país.
La misión secreta y sorpresiva que llevó de vuelta al Presidente democrático Manuel Zelaya a Honduras ya tuvo sus primeros resultados. Y pese a que el mandatario de facto, Roberto Micheletti le costó casi cuatro horas asumir su retorno, calificando las informaciones como una “jugada medíatica”, finalmente el decreto de un toque de queda hasta este martes fue su forma de reconocerlo.
A su llegada a la embajada de Brasil en Tegucigalpa, Zelaya ya había adelantado lo que decidió más tarde el Consejo Permanente de la OEA en su sesión extraordinaria: respaldar las gestiones del secretario general del organismo hemisférico, José Miguel Insulza para viajar a Honduras con el objetivo de “apresurar el diálogo y restablecer el orden constitucional”, señala en la declaración.
Pero además, el Consejo“exige a las autoridades de facto plenas garantías para asegurar la vida y la integridad física del Presidente Zelaya y un trato consecuente con su alta investidura, así como el retorno a la Presidencia de la República de conformidad con la resolución de la Asamblea General”.
Por su parte, en un mensaje televisivo, Roberto Micheletti pidió a Brasil entregar al depuesto mandatario, aunque asegurando las garantías necesarias. “"Hago un llamado al gobierno de Brasil a que respete la orden judicial dictada contra el señor Zelaya entregándolo a las autoridades competentes (…) El Estado de Honduras está comprometido a respetar los derechos del señor Zelaya al debido proceso”, afirmó.
Pero la respuesta del depuesto Presidente Zelaya no tardó el llegar y aseguró que va a quedarse en la embajada de Brasil. Desde allí envió un mensaje a sus miles de seguidores apostados en la sede diplomática: "A partir de ahora nadie nos vuelve a sacar de aquí, por eso nuestra posición es patria, restitución o muerte". Y agregó que “estoy comprometido con el pueblo hondureño y que no voy a descansar ni un día, ni un minuto, hasta bajar a la dictadura del poder que no le corresponde".
Paños fríos
Una vez conocida la “odisea” de Zelaya para llegar a Tegucigalpa, no tardaron en llegar las llamados a enfriar los ánimos. “Hago un llamado a la calma a los sectores involucrados en este proceso”, señaló el secretario general de la OEA, José Miguel Insulza.
Mientras, el portavoz del Departamento de Estado de Estados Unidos que confirmaba la noticia, Ian Kelly, pidió que "las dos partes hagan un ejercicio de comedimiento y eviten cualquier acción que pueda derivar en un brote de violencia, que pueda provocar la violencia".
Por su parte, El canciller de Brasil, Celso Amorim, indicó que Zelaya “llegó por medios propios y pacíficos”, descartando la injerencia y ayuda del gobierno brasileño en su travesía. Además informó que “declaró su intención de iniciar un diálogo con las fuerzas políticas para que se pueda llegar a una solución
rápida".
En este sentido, Amorim expresó que "esperamos que esto abrirá una nueva etapa en las discusiones y que una solución rápida, basada en el derecho constitucional, pueda ser
alcanzada".
En la misma línea, el Presidente de Guatemala, Álvaro Colom, afirmó que el regreso de Manuel Zelaya a Honduras y su posible retorno al poder,"traerá paz a la región" y será el "fin de la crisis política", en el país.
La misión secreta y sorpresiva que llevó de vuelta al Presidente democrático Manuel Zelaya a Honduras ya tuvo sus primeros resultados. Y pese a que el mandatario de facto, Roberto Micheletti le costó casi cuatro horas asumir su retorno, calificando las informaciones como una “jugada medíatica”, finalmente el decreto de un toque de queda hasta este martes fue su forma de reconocerlo.
A su llegada a la embajada de Brasil en Tegucigalpa, Zelaya ya había adelantado lo que decidió más tarde el Consejo Permanente de la OEA en su sesión extraordinaria: respaldar las gestiones del secretario general del organismo hemisférico, José Miguel Insulza para viajar a Honduras con el objetivo de “apresurar el diálogo y restablecer el orden constitucional”, señala en la declaración.
Pero además, el Consejo“exige a las autoridades de facto plenas garantías para asegurar la vida y la integridad física del Presidente Zelaya y un trato consecuente con su alta investidura, así como el retorno a la Presidencia de la República de conformidad con la resolución de la Asamblea General”.
Por su parte, en un mensaje televisivo, Roberto Micheletti pidió a Brasil entregar al depuesto mandatario, aunque asegurando las garantías necesarias. “"Hago un llamado al gobierno de Brasil a que respete la orden judicial dictada contra el señor Zelaya entregándolo a las autoridades competentes (…) El Estado de Honduras está comprometido a respetar los derechos del señor Zelaya al debido proceso”, afirmó.
Pero la respuesta del depuesto Presidente Zelaya no tardó el llegar y aseguró que va a quedarse en la embajada de Brasil. Desde allí envió un mensaje a sus miles de seguidores apostados en la sede diplomática: "A partir de ahora nadie nos vuelve a sacar de aquí, por eso nuestra posición es patria, restitución o muerte". Y agregó que “estoy comprometido con el pueblo hondureño y que no voy a descansar ni un día, ni un minuto, hasta bajar a la dictadura del poder que no le corresponde".
Paños fríos
Una vez conocida la “odisea” de Zelaya para llegar a Tegucigalpa, no tardaron en llegar las llamados a enfriar los ánimos. “Hago un llamado a la calma a los sectores involucrados en este proceso”, señaló el secretario general de la OEA, José Miguel Insulza.
Mientras, el portavoz del Departamento de Estado de Estados Unidos que confirmaba la noticia, Ian Kelly, pidió que "las dos partes hagan un ejercicio de comedimiento y eviten cualquier acción que pueda derivar en un brote de violencia, que pueda provocar la violencia".
Por su parte, El canciller de Brasil, Celso Amorim, indicó que Zelaya “llegó por medios propios y pacíficos”, descartando la injerencia y ayuda del gobierno brasileño en su travesía. Además informó que “declaró su intención de iniciar un diálogo con las fuerzas políticas para que se pueda llegar a una solución
rápida".
En este sentido, Amorim expresó que "esperamos que esto abrirá una nueva etapa en las discusiones y que una solución rápida, basada en el derecho constitucional, pueda ser
alcanzada".
En la misma línea, el Presidente de Guatemala, Álvaro Colom, afirmó que el regreso de Manuel Zelaya a Honduras y su posible retorno al poder,"traerá paz a la región" y será el "fin de la crisis política", en el país.