Esta práctica todavía se encuentra en las bases de nuestra sociedad, a pesar del alto porcentaje que reconoce y respeta los derechos de los niños. Para algunas expertas, el problema está arraigado en la violencia en las relaciones y en las prácticas culturales latinoamericanas.

En la sociedad tradicional se consideraba que el castigo físico era un buen recurso para disciplinar a los niños y educarlos de buena manera. Ser estricto constituía el modelo de proporcionar una buena educación y ello se reflejaba tanto en los hogares como en los colegios, por supuesto que el ser estricto implicaba castigo físico.

La sociedad actual ha modificado muchos paradigmas y hoy es cada vez mayor la población que reconoce y respeta los derechos de los niños. Sin embargo, todavía se encuentra el maltrato físico en las bases de la sociedad chilena, así lo comprobó una encuesta sobre maltrato infantil realizada por la Universidad  Central.

Para la psicóloga y Decana de la Facultad de Ciencias Sociales de dicha casa de estudios, María Teresa del Río, la sociedad chilena es violenta, pues se trata de una práctica cultural arraigada en las relaciones.

“También hay sociedades en las cuales el castigo ha sido siempre muy bajo, de manera que nosotros tenemos prácticas culturales violentas en las relaciones con otros y una manera de expresar la violencia es el castigo físico a los niños cuando uno los cría. Pero lo que detrás de eso, va más allá del castigo hacia los niños, va en avalar practicas violentas de relación entre las personas. Aquí en Chile eso nosotros lo ejercitamos de muchas maneras”, sostuvo Del Río.

La experta en Derechos Humanos informó que el castigo físico se da en todas las clases sociales, ya que “no pertenece a un grupo específico, son prácticas culturales avaladas como manera adecuada de crianza de niños”.

La encuesta señala, además, que el 55,3 por ciento de las personas reconoce haber sido castigada cuando niño, por lo que  el maltrato sigue siendo un problema.

Esta realidad es también constatada por el Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (Unicef),  que está reforzando el programa Puente, que intenta apoyar  a las familias que sufren violencia.

Para la encargada del programa de maltrato infantil de Unicef, Soledad Larraín,  en Latinoamérica y el Caribe el maltrato leve es considerado una manera efectiva de educar a los hijos.

“A nivel general, sobre todo en Latinoamérica y el Caribe, donde la violencia sobre los niños, en niveles menos grave, no el maltrato severo, es considerado una forma de educación, una forma de control y una manera efectiva de lograr la conducta que los padres quieren en relación a sus hijos. Durante muchas décadas, los padres se han sentido los dueños de los niños y, por lo tanto, tienen derechos si a ellos les parece bien, incluso, a utilizar el castigo físico”, afirmó Larraín.

Soledad Larraín indica que la gran mayoría de los niños que son golpeados se transforman en adultos con serios problemas psicológicos.

“Estos castigos de violencia leve se dan cotidianamente, es muy raro que, por ejemplo, una madre o un padre que le pega cachetadas a los niños lo haga una vez y nunca más, lo hace cotidianamente. Entonces son niños que crecen con un deterioro de la autoestima bastante grande, con ciertos grados de temor, sobre todo a la exploración, porque en la medida que ellos sienten que son transparentes, que no causan ningún problema, que no los van a golpear, son niños que tienden a tener conductas muy pasivas, incluso a rehuir el contacto o algunos de ellos reaccionan de manera contraria”, señaló la encargada del programa de maltrato infantil de Unicef.

La experta señala que lo importante es visibilizar el tema, ya que el 90 por ciento de los padres cree que la violencia leve o castigos físicos de vez en cuando no son maltrato físico.

Cabe destacar que los estudios de Unicef señalan que en el 70 por ciento de las mujeres maltratadas descargan su rabia contra los niños. Además de indicar que el 80 por ciento de los maltratadores ha sido violentado cuando niño o creció viendo violencia entre sus padres.