Al parecer, al candidato oficialista le salió el tiro por la culata. Lo que comenzó como un gesto de respaldo de parte de los presidentes de los partidos de la Concertación, acogiendo su llamado a renovarse y renunciar, terminó con la negativa del líder de su propia colectividad a dejar el cargo.

Lo que parecía una gran movida del candidato de la Concertación, Eduardo Frei, al lograr alinear a los presidentes de los partidos políticos en torno a su demanda de renovación y, al mismo tiempo, presionar a Marco Enríquez Ominami para que le entregue su apoyo en la segunda vuelta presidencial, se le dio vuelta y terminó siendo, tal como lo calificó Felipe Harboe en Twitter, “un jaque al rey”. Y la estocada provino desde su propio partido.

Si bien se venía anunciando una posible renuncia masiva de los presidentes concertacionistas, el empujón que faltaba lo dio Frei el martes al emplazarlos a renovarse por el bien del devenir político y adelantándoles que en un eventual gobierno actuaría con independencia de ellos.

"Tengo plena conciencia de que el resultado electoral del 13 de diciembre develó un descontento ciudadano con la forma en que se hace política en nuestro país. Si la Concertación ha obtenido menos votos no es porque la gente prefiera otra alternativa, sino porque está molesta con las prácticas políticas que deben superarse en el próximo tiempo", criticó el abanderado, y aludió directamente a los jefes de las colectividades: "lo que se espera es que la política esté a tono con los tiempos y que se produzca una renovación y cambios verdaderos. Quienes no reconozcan lo legítimo de esta aspiración ciudadana y no se hagan cargo de ella, no tendrán un lugar en la política del futuro".

Y el miércoles en la mañana, el primero en reaccionar fue José Antonio Gómez, al renunciar a la presidencia del Partido Radical y, de paso, llamar directamente a Enríquez Ominami a firmar su apoyo en la segunda vuelta.

“Atendido que Marco Enríquez ha dicho en muchas oportunidades que él espera gestos por parte de la Concertación, yo en particular he tomado la decisión de presentar mi renuncia”, dijo Gómez y agregó que ahora el ex presidenciable independiente “no se puede demorar un segundo en apoyar a Eduardo Frei”.

Todas las miradas se enfocaban ahora en los otros tres líderes de partido. Pepe Auth había presentado la renuncia el lunes y aunque se ha habían rechazado, lo más probable es que la reiterara. Y así fue. Desde Iloca, en la Séptima región, recogió el guante y presentó su declinación irrenunciable a la dirección del Partido por la Democracia.

Faltaban ahora Juan Carlos Latorre de la Democracia Cristiana, que estaba en Licán Ray, en la Novena región, y Camilo Escalona, que todo el mundo se preguntaba dónde estaba.

“Mi gesto es de unidad”, había dicho Gómez al dejar el cargo, y así era como se esperaba que reaccionaran, y en cadena, los presidentes de partido, pero al parecer no todos tuvieron la misma interpretación.

Pronto que supo que Latorre no volvería a Santiago y que Renán Fuentealba, vicepresidente de la DC, sería el encargado de comunicar la resolución del partido del candidato presidencial. Pocos minutos después de las 18:30 horas la exclamación general fue al más puro estilo de Condorito: ¡Exijo una explicación! El anuncio fue claro: “La directiva de la Democracia Cristiana descarta cualquiera renuncia de su presidente nacional Juan Carlos Latorre”.

"Si se trata de renovación de directivas serán las instancias partidarias pertinentes e institucionales las que adoptarán las medidas consecuentes para que ese itinerario, ya trazado y que debe culminar en abril de 2010, se concrete", afirmó Fuentealba, desoyendo el llamado de Frei.

Con esto se caía la tesis de un acuerdo concertado antes entre Frei y los partidos del conglomerado para llevar adelante la estrategia electoral de dar una sensación de recambio y unidad que permitiera reconquistar a los votantes meístas desencantados de la Concertación.

Y aunque desde la misma noche de la primera vuelta  Marco Enríquez Ominami ha reiterado que no es dueño de los votos de las personas y que cada uno elegirá de acuerdo a su criterio, las presiones para conseguir su respaldo, o mejor dicho su veinte por ciento, se volvieron a poner sobre la mesa.

Pero aún nadie sabía de Camilo Escalona, la cabeza más pedida del último tiempo, y mientras, al interior del Partido Socialista comenzaba a aflorar una rebelión en ciernes. Aunque la comisión política estaba citada para el lunes, la vicepresidenta socialista, la diputada Isabel Allende, autoconvocó para el jueves en la mañana una reunión extraordinaria solicitando la renuncia voluntaria de Escalona. "Mi opinión personal es que si renunciaron Gómez y Auth, es lo que corresponde", dijo.

Y Escalona finalmente estaba en el sur, en Puerto Montt, y desde ahí sus declaraciones fueron escuetas y ambiguas. “Voy a seguir con Frei hasta el final”, dijo, sin aclarar si ese respaldo implica acoger su solicitud de renovación o mantenerse a la cabeza del PS haciendo campaña hasta enero.
MEO responde

La respuesta de Marco Enríquez Ominami, el más “emplazado” de la jornada, era lo que ahora se esperaba. Su padre, Carlos Ominami, fue el primero en hablar y fue cauteloso: “queremos que ver cómo este proceso se desarrolla”, afirmó, pero aclaró que no se trata sólo de cambiar a las personas, también de discutir ideas y leyes pendientes. “Vamos a mirar con mucha atención no sólo lo que ocurra en la presidencia de los partidos sino también lo que ocurra en la agenda del Congreso el próximo martes”, indicó. 

“Nosotros nos estamos en un proceso negociador, lo que queremos es que se escuche la voz de la gente, que se entienda de una vez por todas que el ciclo político de la Concertación terminó y que tiene que abrirse un nuevo ciclo político en Chile”, afirmó Ominami.

En la misma línea fue la reacción del ex candidato presidencial. En un programa de televisión nocturno valoró el gesto de Auth y Gómez, aunque recalcó que “han iniciado un proceso que no sabemos cómo va a terminar, porque tampoco sirve mucho que renuncien y los suceda algo aún peor".

Lo que comenzó como un día de reordenamiento de la Concertación detrás de la figura de Eduardo Frei, y sobre todo ante una inminente estrecha segunda vuelta que podría sacarlos del gobierno, terminó con un verdadero despelote de las dirigencias. ¿El principio del fin?