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Año XVI, 16 de abril de 2024


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Terremotead@s en reconstrucción

Columna de opinión por Victoria Uranga
Martes 23 de marzo 2010 20:44 hrs.


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El 27 de febrero Chile cambió. Aunque el cambio es algo permanente, el terremoto de esa noche nos hizo evidente lo radical de algunas transformaciones y lo precario de algunas realidades, particularmente en el ámbito comunicacional. Las soberbias se quedaron entre los escombros de los edificios caídos, las casas borradas por el tsunami y tristeza por los muertos cuya cifra aún vacila entre réplicas.

No descubrimos la pobreza, porque la conocemos hace tiempo. Pero la tuvimos que volver a enfrentar en sus múltiples dimensiones. Nosotr@s que nos veíamos a la par de los países desarrollados, tuvimos que reconocer nuestras limitaciones.  Como la de ser un país con más de 16 millones de celulares, que se quedó desconectado por horas y hasta días. Esta es sólo una de las lecciones pendientes que buscan respuestas más allá del Chile privatizado y concesionado.

Comenzábamos a festejar nuestro Bicentenario, estábamos a pocos días de que el gobierno de Sebastián Piñera asumiera, pero nos caímos de la silla y la torta quedó esparcida por el suelo. En la desesperación volvimos a la clásica radio a pila, recorrimos el dial buscando información de calidad y situamos a los medios de comunicación y el rol de l@s periodistas como parte del debate. Esto no sólo por la necesidad de fiscalizar a las autoridades o constructoras, sino también por la búsqueda de comunicación eficiente para situaciones de riesgo y de apoyo a la reconstrucción de este terremoto que también es social.

Imágenes de cadáveres al son de la música más triste o de algunos saqueos mostrados hasta el agotamiento, sin duda, aportaron poco al clima de calma necesario para enfrentar una situación de crisis.  Sin embargo, con el paso de los días en varios medios el tono fue cambiando y los cientos de testimonios fueron dando paso a información, lo básico que pedimos a los medios de comunicación.

Uno de los testimonios fue el de Víctor Díaz más conocido como “el zafrada”. Gracias a su espontaneidad y dulzura, su querida Iloca recibió bastante más que frazadas, pero también un acoso periodístico muy poco respetuoso para un niño de 8 años. Luego de varios matinales en el cuerpo dice estar aburrido de las entrevistas. Lamentablemente, esta situación no es reflejo de una apertura a los niñ@s como fuente, simplemente un testimonio fugaz que se olvidará rápido.

En radio, especialmente destacable son los esfuerzos colectivos para rescatar otras voces comunicacionales. Así surgió el “Noticiero ciudadano” como una acción conjunta entre Radio Tierra, Radio Juan Gómez Milla, Radioneta, ECO comunicaciones y Radios comunitarias de diversas regiones del país que buscan dar cuenta de las dimensiones ciudadanas del terremoto. La reconstrucción de casas, escuelas y hospitales tienen importancia evidente, pero ¿qué valor se le dará a los medios comunitarios y locales que también están fuertemente dañados?

En Internet, twitter tuvo una prueba con bemoles. Del retwiteo desesperado sin considerar fuentes ni consecuencias de los mensajes, pasamos a potentes acciones colaborativas mapas con el estado de las carreteras y de los lugares donde se recibían donaciones como www.chileayuda.com o www.psicologosvoluntarios.cl.  Evidentemente queda mucho por aprender para hacer usos eficientes de estas herramientas. Una experiencia interesante será seguir la operación arriba chile de reportwiteros que promete mantener la atención y ayuda en las zonas de catástrofes con la ayuda de cientos de ciudadanos activos en la web.

En una catástrofe el valor de estar informado se hace más evidente que nunca y la relación entre ser ciudadano y estar informado es indudable. Es por eso que en el país volcánico y sísmico, discutir del rol de los medios de comunicación es estratégico.

Victoria Uranga Harboe
Directora Cátedra UNESCO-UDP
Medios de Comunicación y participación ciudadana

El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor y no refleja necesariamente la posición de Diario y Radio Universidad de Chile.