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Ciudades chilenas: buenos arquitectos, mala arquitectura


Lunes 22 de agosto 2011 12:23 hrs.


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Una de las carencias más evidentes en nuestras ciudades es la falta de arquitectura de calidad. No es aventurado afirmar que la mayoría de los chilenos no tenemos acceso a una buena arquitectura, ni a una buena ciudad. Tampoco es aventurado sostener que la arquitectura de la ciudad casi no existe, ya que quienes en realidad definen el desarrollo arquitectónico de nuestras urbes son las empresas inmobiliarias y constructoras, medianamente acompañadas por el sector público, que presenta una actitud pusilánime frente al poder de las empresas.

Esta evidente realidad es particularmente paradójica, ya que Chile es un  país que se destaca a nivel latinoamericano por la calidad y fama de sus arquitectos. Pero, este constituye un grupo reducidísimo de profesionales de la arquitectura. Todos, orientados a satisfacer las demandas exquisitas, tecnificadas y sofisticadas de la elite económica del país. Dentro de este sombrío panorama, al menos, queda el consuelo que las elites consumen buena arquitectura.

Este fenómeno es producto de la alta concentración del ingreso en nuestra sociedad y de la insuficiente calidad y mala orientación en  la formación de los arquitectos en nuestras universidades. Formación orientada exclusivamente al diseño para responder a las demandas de las elites.

Curiosa situación, ya que es dable esperar que ni el 1% de esos nuevos arquitectos puedan tener encargos de esas elites, para lo cual han sido formados. Como consecuencia de esta realidad,  la ciudad, los espacios públicos, el transporte, el territorio, el patrimonio y la comunidad en general, no tienen acceso a una arquitectura de calidad, que, si la tuvieran, sin duda que significaría un gran avance en la calidad de vida de los chilenos.

Esta anómala condición en la formación de los arquitectos en Chile, se traduce también en una patética ausencia de estos profesionales en la discusión y solución de los temas relevantes que afectan a nuestras ciudades, además de una falta evidente de liderazgo.

Sabia usted que en los casi 50 años de existencia del Ministerio de Vivienda y Urbanismo, solo una vez, y por un corto periodo fue arquitecta la ministra?.

Sabia usted que la casi totalidad de las familias de bajos ingresos que obtienen una “vivienda social”  no dejan de ser pobres por ese significativo hecho?; que ni siquiera les significa un aumento en su patrimonio?.

Esta preocupante realidad denota la ausencia de la arquitectura, y de los arquitectos, en el desarrollo de nuestro país. Me asiste el convencimiento que si la mayoría de la población tuviera acceso a una arquitectura de calidad, tanto nuestra sociedad, como nuestra ciudad serian sensiblemente mejores.