Se ha anunciado la entrega de un premio al exsenador Jorge Lavandero por su larga, solitaria y constante defensa del cobre como patrimonio de todos los chilenos. Me parece un premio justo y más que merecido, pero surgen voces escandalizadas por el otorgamiento de un premio a alguien que fue condenado por abuso de menores. En el caso de las declaraciones de rechazo de su camarada P. Walker, me resultan bastante patéticas y creo que sólo dejan en evidencia la notoria mediocridad de quien las emite.

Sin duda Jorge Lavandero fue condenado y cumplió su pena efectiva de privación de libertad, pero también es cierto que los tribunales pueden equivocarse y en este caso, en que no se llegó a juicio oral con exhibición de la prueba incriminatoria, existieron demasiadas desinteligencias en la defensa del imputado y multitud de aspectos oscuros, así como múltiples motivos que hacen verosímil y probable la hipótesis de que haya operado un montaje siniestro para destruir a Jorge Lavandero y eliminar al enemigo de poderes fácticos y grandes intereses económicos. Esto ni siquiera lo había logrado la dictadura, que estuvo a punto de asesinarlo.

A estas alturas, todo me lleva a pensar que Jorge Lavandero fue víctima de un montaje, pero, desgraciadamente, dada la extrema concentración periodística en manos de la derecha golpista y antidemocrática, con su máxima expresión en el duopolio El Mercurio-Copesa y la ausencia de un periodismo de investigación independiente que pueda enfrentar a tales poderes fácticos, todo permanece en la penumbra y vivimos en una inevitable atmósfera de mutua y permanente desconfianza.

Por otra parte, creo que todos los demócratas estamos profundamente agradecidos de Jorge Lavandero por su siempre valiente defensa de los más débiles en los peores tiempos de terror y oscurantismo.

Rafael Enrique Cárdenas Ortega