El dirigente de la Universidad Nacional de Colombia comentó en una entrevista con Radio Universidad de Chile que hace algunos días se seleccionó a 23 estudiantes para representar a la mesa (MANE) ante el Gobierno.
Para el movimiento de ese país, las manifestaciones en Chile durante 2011 marcaron pauta sobre la necesidad de exigir a las autoridades una mayor participación de la ciudadanía en la mejora de las políticas públicas.
“Esta no es la generación que verá morir la universidad pública”, pregonaban los jóvenes colombianos para llamar la atención del gobierno nacional. Además, exigen que se revoque el proyecto de la reforma a la Ley 30 de Educación Superior que, según los estudiantes, privatizaría la universidad pública.
El próximo 11 de abril, es la fecha del primer espacio de interlocución entre ambas partes, instancia en que los universitarios le propondrán al Ejecutivo, entendiendo que la ministra de Educación, María Fernanda Campo, estaba esperando la selección de estos representantes para convocarlos a una mesa de diálogo.
¿Cuál es el balance del movimiento después de las intensas manifestaciones del año 2011?
El gran éxito de las jornadas durante al año pasado fue parar las contrarreformas. Fue una situación que no veíamos hace mucho tiempo porque hace más de 30 años que aquí las reformas neoliberales se han aplicado en su mayoría en los diferentes sectores de la economía y del Estado. Las privatizaciones están en un nivel de avance preocupante
El año pasado el movimiento estudiantil logró ponerle freno a ese tema. Y lo hizo en un contexto bastante complicado teniendo en cuenta los más de 8 años en los que se observó la política de “seguridad democrática” del ex presidente Álvaro Uribe donde fueron perseguidos muchos líderes sociales y estudiantiles, también donde se contabilizaron desaparecidos.
¿Qué factores influyeron en este triunfo del movimiento estudiantil?
El año pasado se vivieron varias victorias. Por una parte, se logró parar la supuesta legitimidad, que según las encuestas, tenía el actual gobierno. Pero también hace más de 30 años que el movimiento estudiantil no lograba unificarse. Había dos problemas: Por un lado, la represión que no ha cesado por parte del régimen, pero también cierta manera de la izquierda de hacer mal las cosas con sectarismos, personalismos y falta de memoria. Estos hechos hicieron que durante mucho tiempo camináramos sobre los mismos errores. El año pasado nos pusimos de acuerdo, hicimos una catarsis y decidimos avanzar hacia el mismo lado.
¿Cuál ha sido el trabajo que ha desarrollado la Mesa (MANE) durante los últimos meses?
La mesa nace el año pasado bajo un proceso que llevaba algunos años de trabajo. Pensábamos en un escenario donde se lograra llegar a un acuerdo. Hace algunos días en la ciudad de Manizales, tuvimos una reunión del comité operativo que está conformado por delegados que fueron elegidos en las Asambleas de las universidades.
Y entonces, de acuerdo a lo que habíamos acordado en otros plenarios el año pasado, nos dimos la tarea de elegir los voceros nacionales. Era importante adelantar esta tarea para poder dialogar a una sola voz con el gobierno nacional, pero también con los demás sectores sociales y organizaciones.
Este equipo de vocerías está mandatado desde las asambleas locales y desde el plenario nacional para concretar tareas específicas. La más importante, por ahora, es entrar en diálogo con el gobierno nacional para poner sobre la mesa una serie de exigencias que tienen que ver con el reconocimiento de la organización y del movimiento estudiantil colombiano que está representado en la MANE.
Con la exigencia de que se respeten las garantías políticas y materiales para que el proceso de construcción de una nueva ley de educación y una nueva política pública pueda ser democrática contando con la participación de todos los sectores y estamentos.
En tanto, el gobierno debe presentar una propuesta en lo inmediato-porque la propuesta alternativa tomará su tiempo- que resuelva el tema del déficit fiscal que tienen las universidades. Hoy la cifra asciende a unos 750 mil millones de pesos.
¿Cuáles son los objetivos ante esta instancia de diálogo con las autoridades?
La expectativa es presentarle al país durante el tercer trimestre del año una propuesta de política pública y de Ley que haga reformas estructurales al sistema de educación superior. Estas reformas tienen que ver con el financiamiento. Nosotros hemos insistido en que en el país hay recursos suficientes para poder financiar el sistema en un 100 por ciento, por lo menos el de educación superior.
También esperamos avanzar hacia el co-gobierno universitario y en la calidad educativa. Esto último, haciendo transformaciones estructurales sobre investigación, extensión y docencia.
Hay una serie de mecanismos que se han ido aplicando en los últimos años ante la estandarización del conocimiento que ha puesto a la universidad en jaque. Hoy se trata de formar mediocremente a una mano de obra que ocupe ciertos cargos en la división del trabajo.
Esperamos que esta ley (reforma a la educación) nos permita avanzar en la forma de organización y reconocimiento de las organizaciones políticas.
¿Cómo evalúas las manifestaciones estudiantiles, entre ellas la chilena, que se han desarrollado fuertemente durante el último año en la región?
Sin duda los últimos años, podríamos decir desde 2008, el capitalismo en su fase neoliberal ha mostrado una crisis que no tiene salida y los efectos han sido muchos, como por ejemplo, las masivas movilizaciones que se han dado no sólo en América Latina, sino alrededor del mundo. Son movilizaciones de desempleados, jóvenes estudiantes, personas que perdieron sus casas, y que reivindican la posibilidad de tener niveles de vida más dignos.
Lo que tenemos en América Latina es un co-relato ante lo que pasa en todo el mundo. Es importante lo que se dio con el movimiento estudiantil chileno, sin lugar a dudas, para nosotros en Colombia fue una fuente de inspiración. Fue una manera de decirnos, que a pesar de las dificultades que se viven en nuestro país, por el tema del conflicto social y armado, es posible levantarse y salir a luchar y alcanzar reivindicaciones para el pueblo. También estamos atentos ante lo que ha pasado en otros países como Grecia o Inglaterra. Hay un despertar de los pueblos en todo el mundo.