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Sueldos en Chile: Bajo la Media Mundial

Columna de opinión por Roberto Meza
Jueves 5 de abril 2012 15:18 hrs.


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Uno de las factores más relevantes en materia de avances hacia una economía que distribuya mejor los resultados de la gestión conjunta de trabajo, capital, tierra y conocimiento que realizan las empresas para la producción de bienes y servicios, son los sueldos, entendidos como recompensa por un trabajo a contrata –que no incluye ni beneficios sociales, ni a trabajadores por cuenta propia- pues, es desde ellos que se puede visualizar relativamente la cuota de participación que dicho factor tiene en la creación de riqueza.

Un reciente estudio elaborado por la Organización Internacional del Trabajo (OIT) y publicado por la BBC, sobre datos recogidos de 72 países, muestra que la remuneración promedio mundial medida según paridad de poder de compra de dichos ingresos (PPP) es de US$ 1.480, es decir, unos $ 710.400, lista en la cual los mayores sueldos medios son percibidos por los trabajadores de Luxemburgo, que ganan unos US$ 4.089 mensuales ($ 1.967.000) y los menores, en Tajistán, donde reciben US$ 227 mensuales ($ 109 mil)

Chile aparece hacia el medio bajo del listado, con un ingreso promedio mensual de US$ 1.021, es decir, unos $ 490 mil. Otras naciones como el gigante brasileño paga a sus trabajadores US$ 778 mensuales promedio (unos $373 mil); China, US$ 656 (US$ 315 mil); India, US$ 295 (S 141 mil), mientras que por sobre el ingreso de Chile se presentan países como Argentina, con US$ 1.108 mensuales (unos $532 mil); Grecia y España, US$ 2.300 ($ 1.104.000); Canadá y Alemania, con US$ 2.720 ($ 1.305.000); Francia, US$ 2.886 ($1.385.000), Suecia, US$ 3.023 ($1.451.000) y EE.UU. US$ 3.262 mensuales ($1.566.000), entre otros.

Es decir, si de productividad del trabajo se trata, Chile está entre las naciones medias-bajas, a US$ 460 (a $221 mil) del promedio mundial el que, en todo caso, está empujado hacia arriba por un país pequeño como Luxemburgo, cuyos mayores ingresos se explican por su industria financiera, además del acero y química, pues naciones como EE.UU., Alemania o Francia, muestran ingresos al trabajo promedio que no superan los US$ 3.500 mensuales ($1.680.000), mostrando, por otro lado, la fuerte desviación del ingreso en favor de la renta del capital, tan crecientemente criticada.

El PIB nominal de EE.UU., según el FMI, es US$ 15.5 millones de millones, cifra que representaría un per cápita anual de US$ 51.666 para cada estadounidense, o lo que es lo mismo, US$ 222.600 por familia (US$ 18.555 mensuales) en el evento teórico de un coeficiente de Gini 0 (perfecta equidad). Sin embargo, la remuneración al trabajo supera apenas los US$ 39.000 anuales, alrededor del 19% del total producido. En el caso de Chile, en tanto, con un PIB nominal de US$ 288 mil millones, el per cápita de casi US$ 17 mil, o lo que es igual, unos US$ 68 mil anuales por familia, con Gini 0, pero, en los hechos, el trabajo se retribuye con US$ 12.252 anuales, 21% del total generado, proporción similar a EE.UU.

Si bien la función redistribuidora del producto que realiza el Estado a través de impuestos y planes sociales reduce en parte esas diferencias, la necesidad de avanzar hacia una mayor productividad nacional que mejore por razones estructurales la participación del trabajo en el reparto de la torta, pasa tanto por una mayor inversión empresarial en nuevas tecnologías, como por más capacitación de los trabajadores para utilizarlas, de manera de optimizar nuestra competitividad internacional. Tal objetivo se puede conseguir con un esfuerzo nacional para alcanzar educación y capacitación de calidad que busca financiar la reforma tributaria en estudio por el Gobierno, de modo de terminar con el círculo perverso de bajas productividades, retribuidas con bajas remuneraciones.

El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor y no refleja necesariamente la posición de Diario y Radio Universidad de Chile.