En Chile “se preserva el patrimonio de la elite y no de los otros actores sociales”, dice Rosario Carvajal, miembro de la Asociación de barrios típicos y zonas patrimoniales, y parte de la Agrupación de vecinos por la Defensa del Barrio Yungay.
Un tema relevante que en los últimos años ha tenido cabida en las demandas sociales, ya que “los ciudadanos sienten que el lugar donde viven es avasallado por el interés comercial de las inmobiliarias”, advierte Patricio Sáez de la organización en defensa de la casona de camino San Juan de Chena.
Ambos dirigentes conocen en detalle la ley de patrimonio existente en Chile, y entienden que ésta no cumple con las necesidades actuales por ser del año 1925. Por aquella razón tomaron la decisión de agruparse y cumplir el rol propositivo y fiscalizador que el Consejo de Monumentos Nacionales no puede resolver por la antigüedad de la normativa que rige el ámbito.
Ciudadanos y patrimonio
Que los ciudadanos tomen en sus manos la labor de resguardo de patrimonio es significativo, porque da cuenta que hay un cambio en la manera de entender el tema. Según Patricio Sáez ya no se concibe como una suerte de obra de arte, sino que se comprende que hay patrimonio inmaterial, como la música, que también cabe en la categoría.
En ese sentido Rosario Carvajal sentencia que la visión conservadora ha ido cambiando y que ahora se sabe que los sectores populares también generan cultura. “Hay un concepción muy tradicional que ahora ha virado a un reconocimiento de las manifestaciones populares, y que estos sectores tienen un legado cultural”.
Educación patrimonial
Uno de estos ejemplos, son los recorridos patrimoniales que se llevan a cabo por el barrio Matadero Franklin o por la zona típica obrera y ferroviaria de San Eugenio en la comuna de Santiago. Se suma a ello la organización que tienen los vecinos de La legua para declarar a su población con categoría de patrimonio.
En esa misma línea se encuentra, también, la agrupación de Maipú por la defensa de la Casona de San Juan de Chena que tiene categoría de conservación histórica, pero que sus dueños la vendieron a una inmobiliaria para hacer un centro comercial rodeando al inmbueble.
Patricio Sáez es uno de los dirigentes, y explica que en Chile no se protege el patrimonio histórico por intereses económicos. “Estamos defendiendo nuestro casona, ya que en cualquier momento, por el movimiento de tierras, porque se cayó o quemó un árbol se puede destruir. Estas son artimañas que ocupan las empresas para validar la institucionalidad que no protege el patrimonio, sino que se prefiere que se construyan centros comerciales con sus respectivos intereses hacia ellos mismos, además que del Estado no hay ningún fomento para preservar”.
Proyecto de Ministerio de la Cultura
Estas agrupaciones están a la espera de un cambio en la ley que esté acorde con el siglo XXI. Sin embargo, advierten que en la propuesta de Ministerio de Cultura se fomenta preferentemente la industria, pero no modifica ni define la ley de patrimonio que es lo importante.
“El Presidente Sebastián Piñera hizo una propuesta el pasado 21 de mayo sobre el Miniterio de Cultura, con el que estamos de acuerdo con la creación de éste, pero lamenablemente en el resto del texto se fomenta el concepto de industria cultural, de modelo de negocio, donde entran los privados a jugar un rol fundamental y el Estado está absolutamente fuera, y participación ciudadana queda a elección del mandatario, por lo que prácticamente no existe, y además no modifica lo más importante que es la Ley de Monumentos Nacionales, ni siquiera define el concepto de patrimonio que a mí me parece básico para cualquier propuesta legal: ¿Cuál es el patrimonio que ellos entienden y que quieren preservar?”, explica la gestora del barrio Yungay.
A pesar de lo adverso del contexto, estas agrupaciones siguen defendiendo su patrimonio más cercano, y haciendo redes para ayudar a todos aquellos que tengan esos intereses. Un ejemplo de participación ciudadana.
En Chile “se preserva el patrimonio de la elite y no de los otros actores sociales”, dice Rosario Carvajal, miembro de la Asociación de barrios típicos y zonas patrimoniales, y parte de la Agrupación de vecinos por la Defensa del Barrio Yungay.
Un tema relevante que en los últimos años ha tenido cabida en las demandas sociales, ya que “los ciudadanos sienten que el lugar donde viven es avasallado por el interés comercial de las inmobiliarias”, advierte Patricio Sáez de la organización en defensa de la casona de camino San Juan de Chena.
Ambos dirigentes conocen en detalle la ley de patrimonio existente en Chile, y entienden que ésta no cumple con las necesidades actuales por ser del año 1925. Por aquella razón tomaron la decisión de agruparse y cumplir el rol propositivo y fiscalizador que el Consejo de Monumentos Nacionales no puede resolver por la antigüedad de la normativa que rige el ámbito.
Ciudadanos y patrimonio
Que los ciudadanos tomen en sus manos la labor de resguardo de patrimonio es significativo, porque da cuenta que hay un cambio en la manera de entender el tema. Según Patricio Sáez ya no se concibe como una suerte de obra de arte, sino que se comprende que hay patrimonio inmaterial, como la música, que también cabe en la categoría.
En ese sentido Rosario Carvajal sentencia que la visión conservadora ha ido cambiando y que ahora se sabe que los sectores populares también generan cultura. “Hay un concepción muy tradicional que ahora ha virado a un reconocimiento de las manifestaciones populares, y que estos sectores tienen un legado cultural”.
Educación patrimonial
Uno de estos ejemplos, son los recorridos patrimoniales que se llevan a cabo por el barrio Matadero Franklin o por la zona típica obrera y ferroviaria de San Eugenio en la comuna de Santiago. Se suma a ello la organización que tienen los vecinos de La legua para declarar a su población con categoría de patrimonio.
En esa misma línea se encuentra, también, la agrupación de Maipú por la defensa de la Casona de San Juan de Chena que tiene categoría de conservación histórica, pero que sus dueños la vendieron a una inmobiliaria para hacer un centro comercial rodeando al inmbueble.
Patricio Sáez es uno de los dirigentes, y explica que en Chile no se protege el patrimonio histórico por intereses económicos. “Estamos defendiendo nuestro casona, ya que en cualquier momento, por el movimiento de tierras, porque se cayó o quemó un árbol se puede destruir. Estas son artimañas que ocupan las empresas para validar la institucionalidad que no protege el patrimonio, sino que se prefiere que se construyan centros comerciales con sus respectivos intereses hacia ellos mismos, además que del Estado no hay ningún fomento para preservar”.
Proyecto de Ministerio de la Cultura
Estas agrupaciones están a la espera de un cambio en la ley que esté acorde con el siglo XXI. Sin embargo, advierten que en la propuesta de Ministerio de Cultura se fomenta preferentemente la industria, pero no modifica ni define la ley de patrimonio que es lo importante.
“El Presidente Sebastián Piñera hizo una propuesta el pasado 21 de mayo sobre el Miniterio de Cultura, con el que estamos de acuerdo con la creación de éste, pero lamenablemente en el resto del texto se fomenta el concepto de industria cultural, de modelo de negocio, donde entran los privados a jugar un rol fundamental y el Estado está absolutamente fuera, y participación ciudadana queda a elección del mandatario, por lo que prácticamente no existe, y además no modifica lo más importante que es la Ley de Monumentos Nacionales, ni siquiera define el concepto de patrimonio que a mí me parece básico para cualquier propuesta legal: ¿Cuál es el patrimonio que ellos entienden y que quieren preservar?”, explica la gestora del barrio Yungay.
A pesar de lo adverso del contexto, estas agrupaciones siguen defendiendo su patrimonio más cercano, y haciendo redes para ayudar a todos aquellos que tengan esos intereses. Un ejemplo de participación ciudadana.
En Chile “se preserva el patrimonio de la elite y no de los otros actores sociales”, dice Rosario Carvajal, miembro de la Asociación de barrios típicos y zonas patrimoniales, y parte de la Agrupación de vecinos por la Defensa del Barrio Yungay.
Un tema relevante que en los últimos años ha tenido cabida en las demandas sociales, ya que “los ciudadanos sienten que el lugar donde viven es avasallado por el interés comercial de las inmobiliarias”, advierte Patricio Sáez de la organización en defensa de la casona de camino San Juan de Chena.
Ambos dirigentes conocen en detalle la ley de patrimonio existente en Chile, y entienden que ésta no cumple con las necesidades actuales por ser del año 1925. Por aquella razón tomaron la decisión de agruparse y cumplir el rol propositivo y fiscalizador que el Consejo de Monumentos Nacionales no puede resolver por la antigüedad de la normativa que rige el ámbito.
Ciudadanos y patrimonio
Que los ciudadanos tomen en sus manos la labor de resguardo de patrimonio es significativo, porque da cuenta que hay un cambio en la manera de entender el tema. Según Patricio Sáez ya no se concibe como una suerte de obra de arte, sino que se comprende que hay patrimonio inmaterial, como la música, que también cabe en la categoría.
En ese sentido Rosario Carvajal sentencia que la visión conservadora ha ido cambiando y que ahora se sabe que los sectores populares también generan cultura. “Hay un concepción muy tradicional que ahora ha virado a un reconocimiento de las manifestaciones populares, y que estos sectores tienen un legado cultural”.
Educación patrimonial
Uno de estos ejemplos, son los recorridos patrimoniales que se llevan a cabo por el barrio Matadero Franklin o por la zona típica obrera y ferroviaria de San Eugenio en la comuna de Santiago. Se suma a ello la organización que tienen los vecinos de La legua para declarar a su población con categoría de patrimonio.
En esa misma línea se encuentra, también, la agrupación de Maipú por la defensa de la Casona de San Juan de Chena que tiene categoría de conservación histórica, pero que sus dueños la vendieron a una inmobiliaria para hacer un centro comercial rodeando al inmbueble.
Patricio Sáez es uno de los dirigentes, y explica que en Chile no se protege el patrimonio histórico por intereses económicos. “Estamos defendiendo nuestro casona, ya que en cualquier momento, por el movimiento de tierras, porque se cayó o quemó un árbol se puede destruir. Estas son artimañas que ocupan las empresas para validar la institucionalidad que no protege el patrimonio, sino que se prefiere que se construyan centros comerciales con sus respectivos intereses hacia ellos mismos, además que del Estado no hay ningún fomento para preservar”.
Proyecto de Ministerio de la Cultura
Estas agrupaciones están a la espera de un cambio en la ley que esté acorde con el siglo XXI. Sin embargo, advierten que en la propuesta de Ministerio de Cultura se fomenta preferentemente la industria, pero no modifica ni define la ley de patrimonio que es lo importante.
“El Presidente Sebastián Piñera hizo una propuesta el pasado 21 de mayo sobre el Miniterio de Cultura, con el que estamos de acuerdo con la creación de éste, pero lamenablemente en el resto del texto se fomenta el concepto de industria cultural, de modelo de negocio, donde entran los privados a jugar un rol fundamental y el Estado está absolutamente fuera, y participación ciudadana queda a elección del mandatario, por lo que prácticamente no existe, y además no modifica lo más importante que es la Ley de Monumentos Nacionales, ni siquiera define el concepto de patrimonio que a mí me parece básico para cualquier propuesta legal: ¿Cuál es el patrimonio que ellos entienden y que quieren preservar?”, explica la gestora del barrio Yungay.
A pesar de lo adverso del contexto, estas agrupaciones siguen defendiendo su patrimonio más cercano, y haciendo redes para ayudar a todos aquellos que tengan esos intereses. Un ejemplo de participación ciudadana.
