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Retrocedamos… Que también es avanzar

Columna de opinión por Vivian Lavín A.
Lunes 11 de noviembre 2013 18:22 hrs.


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Cuando la consigna hoy es avanzar sin saber bien a qué, quizás podamos entender porqué los estudiantes de la Facultad de Derecho de la Universidad de Chile favorecieron a una lista que los invita a ir hacia atrás. Es la esencia de lo que postula la lista RetroCEDamos.

Lo que más ha llamado la atención a una escandalizada “opinión pública”, sin embargo, son las alocadas y transgresoras propuestas de este grupo de jóvenes que se definen de izquierda, pero que no apoyaron a los tradicionales conglomerados de su sector por considerar que todo era un puesta en escena, más que un proceso genuino. Era un circo en el que faltaban payasos, dijo el presidente de la lista RetroCEDamos, Álvaro Valenzuela.

Y lo que nació como una broma ha devenido en una buena fotografía del ánimo electoral que impera no solo al interior de la Facultad de Derecho de la Universidad de Chile. He ahí la importancia de mirar a este fenómeno no solo como un hecho para consignarlo entre las rarezas o criticarlo por iconoclasta e irrespetuoso con los procesos electorales, cuando lo que se encuentra aquí es algo serio, tan serio como el humor y la ironía con que se presenta.

Lo definitivo es que bajo el lema “Un paso adelante, tres hacia atrás” con el que asumirá la próxima directiva del Centro de Alumnos de la tradicional Facultad donde ha estudiado gran parte de los presidentes de Chile, se resume buena parte de lo que le ha pasado a nuestra propia institucionalidad durante los últimos 23 años.

El paso adelante que significó el término de la Dictadura, y los tres pasos hacia atrás con una Transición acotada y timorata, donde la alegría de la gente fue olvidada por mantener un sistema político, económico y financiero que dejara contentos a los más poderosos. Aceptar sin chistar el sistema electoral binominal fue un paso retroactivo y es la gran causa de los males que nos acechan, cuando la ciudadanía no se siente convocada a votar por el duopolio político que se turna y perpetúa en el poder. Y como si se tratara de septiembre, cada proceso eleccionario se vive como el mejor mes de los circos, con toda la parafernalia y todos los rostros pintarrajeados a todo color. Abusando del estratégico uso del photoshop, algunos candidatos apenas acusan el paso del tiempo, creyendo que la gente no se da cuenta que el tiempo pasa, que nos vamos poniendo viejos…mientras ellos ellos siguen igual de frescos y joviales que siempre. De manera grosera, carteles de todo tipo han ido invadiendo las calles y las pantallas de los televisores sin respeto por la vía pública ni por quienes transitan en ella, menos de las regulaciones que ellos mismos han declarado. Tres pasos hacia atrás cuando ya los candidatos ni siquiera se atreven a consignar en sus afiches el partido político que los sustentan, debido al poco rédito electoral que ello conlleva. Entonces, prefieren “aperrar” con el ciudadano, como lo expresa uno de los candidatos a senador de la Región Metropolitana, dando cuenta de lo difuso del compromiso político de quienes quieren seguir en el Parlamento.

Un paso hacia adelante con la firma del Convenio 169, el instrumento jurídico internacional que nos obliga a respetar a nuestros pueblos originarios, consultándolos  en las materias que los incumben…y tres para atrás aplicando la Ley Antiterrorista a los comuneros mapuche e insistiendo, una y otra vez, que se trata del “conflicto mapuche”, estigmatizando a todo un pueblo con lo que a todas luces se trata de un conflicto intercultural entre un Estado represor y un pueblo que está en estas tierras hace cientos de años, mucho antes de la formación de aquél.

Un paso adelante en el intento por ordenar el panorama de la televisión digital. Y tres pasos gigantes hacia atrás con el cierre del diario La Nación, único medio escrito de comunicación del Estado, no vinculado al megaempresariado, que no entendió la diferencia entre un medio de comunicación público y medio de comunicación del gobierno. Gran retroceso por parte de las Universidades tradicionales que una vez fueron depositarias de la confianza estatal que dejó en sus manos las señales de televisión a través de las cuales debían “informar, educar y entretener”. Para terminar concesionándolas o vendiéndolas por sumas millonarias, lucrando con un bien de uso público, luego de haber centrado su quehacer en la entretención, y haber consolidado a las pantallas de televisión como el escenario principal del circo que se ha montado.

Avanzar significa continuar con el sistema económico que tiene a gran parte de la población chilena sumisa y esclava de sus deudas a pesar de que las cifras país hablan de superávit y un PIB de primer mundo.

Si avanzar es todo esto…creo que es mejor retroceder, para reencontrarnos con todo lo que fuimos dejando en el camino por ir en esta carrera loca hacia ninguna parte.

El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor y no refleja necesariamente la posición de Diario y Radio Universidad de Chile.