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Violencia contra migrantes, un escenario que se repite a nivel mundial

El fenómeno de la movilidad trasnacional genera eco en todo el mundo. En la región, lo que ocurre con los miles de centroamericanos desaparecidos en México es el reflejo más cruel de la hostilidad hacia el otro, que también tiene cabida en nuestro país.

Paula Campos

  Jueves 12 de diciembre 2013 19:45 hrs. 
Southern Border Mexico and Guatemala

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“Seremos compatriotas y contemporáneos de todos los que tengan voluntad de belleza y voluntad de justicia, hayan nacido donde hayan nacido y hayan vivido donde hayan vivido, sin que importe ni un poquito las fronteras del mapa ni del tiempo.”,  Eduardo Galeano.

Cerca de 70 mil migrantes centroamericanos han desaparecido en su trayectoria por México rumbo a los Estados Unidos, según el conteo que ha documentado en los últimos 30 años la Caravana de Madres Centroamericanas. Algunos investigadores hablan de cifras mucho más abultadas, en un proceso que cada año cobra más vidas.

En su novena versión, el Movimiento Migrante Mesoamericano realiza su caravana anual –que este año recibe el nombre de Emeteria Martínez, una de las pioneras de la organización, quien falleció en 2012 y que en 2010, luego de 20 años de búsqueda, se reencontró con su hija- , en la que 40 madres recorren en autobús el camino que haría un emigrante en su ruta hasta México o hasta los Estados Unidos. Doscientas personas han sido localizadas gracias a esta instancia, el resto insiste, año tras año, con una fotografía del desaparecido colgada al cuello: ¡Vivos se fueron, vivos los queremos!

La historia es desgarradora, no sólo la de las madres que para seguir las pistas de sus hijos hipotecan sus casas y los pocos bienes que tienen, sino la de miles de familias de Centro u Sudamérica, que ven como cada año alguno de sus familiares decide abandonar su país en busca de mejores oportunidades y en el camino solo encuentra más hambre, miseria, tortura e incluso la muerte.

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“En Centroamérica se sabe que todo México es un cementerio de centroamericanos”, denunció esta semana Marta Sánchez Sala, del Movimiento Migrante Mesoamericano, durante la bienvenida a 40 madres de Guatemala, Nicaragua, Honduras y El Salvador que buscan a sus hijos e hijas desaparecidos en México.

Así, los testimonios suman y siguen, en un proceso de movilidad que cada día crece, pero que la rapidez de su flujo no encuentra asidero en el lento avance de políticas de protección hacia sus derechos, los que son en toda latitud negados y violados.

En conversación con Radio Universidad de Chile, Marta Soler, otra de las mujeres encargadas de la organización, relató lo que año a año viven miles de centroamericanos: “Nosotros hemos acusado que todo indica que es una política de exterminio. México se ha convertido en el punto de contención de la migración centroamericana hacia Estados Unidos”, señaló.

¿Cuándo uno deja de ser migrante?, se preguntó el académico de la Universidad Alberto Hurtado Walter Imilan, experto en migraciones. El profesional, tomando el ejemplo de lo sucedido en Antofagasta con la “marcha contra los extranjeros”, reflexionó respecto de nuestra historia y la composición de nuestros orígenes: “hace un tiempo atrás en Antofagasta todos eran migrantes, recordemos que era una ciudad que pertenecía a otro Estado”, dijo el profesor, explicando la delgada línea que atraviesa el concepto de “migrante”.

Ciento cuarenta mil extranjeros, la mayoría centroamericanos, ingresan cada año a México sin papeles, según cifras oficiales. La Comisión Nacional de Derechos Humanos estima que anualmente unos 20.000 son secuestrados por grupos criminales.

“No es casual que las desapariciones de migrantes continúen siendo una realidad en México. Cuando los responsables de secuestros y otros abusos no rinden cuentas ante la justicia, la impunidad se convierte en garantía de que los abusos se repetirán. No hay mensaje más peligroso que el de la impunidad”, aseguró a través de un comunicado Perseo Quiroz, Director Ejecutivo de Amnistía Internacional en México.

Marta Soler relata las redes que capturan a las miles de personas que se desaparecen: “Todos tienen un común denominador y es que fueron atacados en México y les quitaron todo, papeles, números telefónicos, etc, etc.
Además de ello, está el problema de la trata de personas, nosotros encontramos pocas mujeres, encontramos muchos más hombres, y es porque las mujeres estamos seguras de que están en situación de trata y no hemos podido penetrar, porque la trata en este país es una empresa internacional verdaderamente peligrosas. Ahora, estamos haciendo acuerdo con las organizaciones de sexoservidoras para que ellas nos ayuden a encontrar a las personas. Una tercera fuente de desaparición es que el crimen organizado se los lleva para trabajar en sus campos y laboratorios”, explicó.

Estas verdades, imágenes, informaciones que se reciben de esa parte del continente no son ajenas a la realidad chilena. Hace una semana conocimos la noticia de una parcela allanada en Pudahuel donde 60 personas – de ellos 10 niños- de nacionalidad boliviana vivían esclavizados. La Fiscalía informó en ese momento que analizaría si las personas habían ingresado en una red de trata de personas.

En la región, Argentina era el país que hasta hace algunos años recibía la mayor cantidad de migrantes. Sin embargo, y por la situación económica, Brasil y Chile se han sumado a la zona de preferencia para la movilidad. La información, elaborada por el Centro de Documentación de Migración, señala que “en el caso de Chile, los buenos desempeños de la actividad económica obtenidos en la última década, han ido creando condiciones para absorber mano de obra migrante”. La salida de la dictadura demostró una primera alza en el flujo, la que en las décadas siguientes ha crecido de manera sostenida, pasando de 184.464 personas en 2002 a 352.344 en 2010, es decir, alrededor del 2% de la población del país, complementa el documento.

Pese a ello, hemos sido testigos de cómo estas personas no son respetadas en sus derechos, alarmando a expertos de diversas áreas respecto de sus condiciones de vulnerabilidad.

Algunos de los principales mitos desmentidos por la fundación Ciudadano Global dicen relación con el sesgo cultural que se antepone a la condición de ser humano:

“A Chile llegan más personas que las que se van, es un país tan atractivo que todos quieren vivir aquí”: la Fundación es clara en las cifras, por cada extranjero que llega hay dos chilenos en el extranjero.

“Son los responsables de mayor delincuencia”: según datos de Carabineros, la participación de inmigrantes en delitos es menor al 1%.

“Los migrantes no tienen derechos por lo que no pueden quejarse”: la nacionalidad no es la base de los derechos, su fundamento es la condición humana, el emigrar a otro país es uno de esos derechos, apunta la organización.

Situación de la Infancia

Diez niños fueron encontrados en condiciones de esclavitud en Pudahuel, otros miles ven como su derecho de igualdad, amparado en la Convención Internacional de los Derechos del Niño, ratificada por nuestro país en 1990, se diluye quedando en nada.

Paulina Solís, subdirectora de ACHNU, describe que si bien en el país existe una política que ha resguardado algunos eventos como la trata de personas, los infantes migrantes siguen siendo aún más proclives a vulneraciones que los que cuentan con la nacionalidad.

“Intensificar la política pública de difusión y promoción de la protección de vida a los niños migrantes, incentivar a la comunidad en su conjunto para denunciar los hechos de los cuales tenga conocimiento y generar estrategias multisectoriales para relevar que esta no es una situación ajena para el país”, apuntó.

Fenómeno cultural

Los fenómenos de la migración se entretejen con conductas arraigadas en la cultura, las cuales son difíciles y resistentes al olvido.

Hemos sido testigos de cómo en el norte del país un grupo minoritario de chilenos se comporta hostilmente con los extranjeros que llegan a la zona. Ximena Araos, coordinadora de Ciudadano Global, sede Antofagasta, se refirió a las dificultades que en algunas ocasiones deben sobrellevar los extranjeros que deciden vivir en Chile.

“Existen redes de tráfico y trata de personas, pero son difíciles de seguir porque las mismas personas que son víctimas tienen mucho miedo de hacer cualquier tipo de denuncia, o porque ingresan al país de manera regular, sin embargo, a la hora de poder trabajar o tener una actividad remunerada, caen en redes de trata”, dijo la coordinadora.

En la era de la globalización, el tránsito de capitales es incesantemente alabado. En la región es evidente como se celebran aquellos convenios internacionales que logran traer dinero a los países, no obstante, otro de los efectos de la globalización, la movilidad de personas, causa antipatías que llevan a cometer ilícitos.

La paradoja es explicada por Walter Imilan, académico experto en migraciones de la Universidad Alberto Hurtado.

“El temor a los migrantes actualiza el temor al otro, y que el otro siempre cuestiona mi propia identidad”, explicó el académico que también reflexionó en torno a la vulnerabilidad de los migrantes y la preocupación de las autoridades en la materia: “Son fenómenos que se dan vinculados con explotación sexual, de trabajadores bajo nuevas formas de esclavitud. De todas maneras, la población migrante siempre es más vulnerable que la local por la misma condición de no tener acceso a los mismos servicios o redes. Encontrándose en la situación de estar obligada de trabajar, pudiendo aceptar cualquier trabajo, en cualquier condición, lo que es una realidad y una de las mayores preocupaciones en torno a los flujos de migración que tiene que ver con su nivel de vulnerabilidad, muchas veces aprovechado por privados y también redes, organizaciones mafiosas, etc”.

Los antecedentes son evidentes. Centroamérica es solo un reflejo, una lupa, de una situación que en diferente escala se replica en otros escenarios. Las políticas de los Estados dificulta que personas en movilidad se conviertan en titulares de derecho, titularidad que les es conferida por el simple hecho de ser humanos.

El cambio cultural, la visibilización de la migración como un fenómeno positivo, la búsqueda de la integración, es el único camino hacia la comprensión, según instalan los expertos. Ciudadano Global intenta derribar mitos en torno a la migración, algunos de los cuales contradicen la visión compartida por miles de chilenos.

En tanto, lo que ocurre en México, aquellos escenarios que se multiplican dejando al descubierto horrendos crímenes contra personas de países centroamericanos, es tal vez la cara más cruel de un problema que trasciende fronteras y es propia de esta época de circulación de todo tipo, en todas direcciones.

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