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Nuestros derechos y deberes ante lo público


Lunes 21 de abril 2014 15:53 hrs.


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Hoy, en tiempos de demandas, de exigencias en torno a los porcentajes de aportes estatales que no tenemos y que deberíamos tener, de lo que significa la educación, lo público versus lo privado, de todo lo que conlleva ser universidad, y de si merecemos o no firmar convenios de desempeño como contraparte en proyectos estatales y de desarrollo institucional, es importante detenerse y mirar lo que estamos haciendo como comunidad universitaria para sostener tan enérgicos argumentos sobre nuestro derecho a seguir siendo la Universidad de, para y por Chile.

Lo anterior, sumado a que llama la atención la falta de debate y reflexión, así como también de una postura clara, en torno a la importancia que ocupa el arte y la cultura en la Universidad de Chile en los numerosos foros/debate con los siete candidatos y candidata a rectoría.

Llama la atención también que Alan Trampe, Director de la DIBAM, asevere en entrevista la posibilidad de retomar la idea de que el Museo de Arte Contemporáneo sea vendido, sin que ninguno de los que aspira a guiar la Universidad por los próximos cuatro años se pronuncie sobre la importancia de mantener el arte contemporáneo y todo lo que significa un Museo en la Universidad, bajo el alero de nuestra institución y como espacio de vanguardia, experimentación y reflexión.

Nuestros derechos y deberes ante nuestra misión pública se relacionan también con la forma en la que como comunidad universitaria construimos el quehacer de nuestra Casa de Estudios y lo proyectamos dentro y fuera de nuestros muros, aportando en la puesta en marcha de políticas públicas emanadas desde el Estado.

Es ahí cuando la vinculación y extensión de nuestros académicos, estudiantes y funcionarios cobra especial sentido en la formación de una ciudadanía más culta, y a la vez más exigente respecto al arte y la cultura, bajo el alero de una institución crítica y no críptica.

Un ejemplo de lo anterior es lo que ocurre en la Facultad de Artes, quienes los que trabajamos en ella, hemos entendido nuestros derechos y así lo hemos manifestado en la calle y en los distintos espacios donde hemos exigido demandas por retomar lo que alguna vez tuvimos por parte del Estado. Pero también hemos entendido la necesidad de argumentar, mediante la puesta en marcha de nuestros deberes, lo que como Casa de Estudios debemos entregar al país.

En los últimos cuatro años, y cuando empezaron las movilizaciones, primero de los estudiantes secundarios hacia el gobierno y luego los estudiantes universitarios hacia sus propias universidades, nos preguntamos qué significa realmente lo público. Fue entonces cuando entendimos que mediante la confección de un plan de extensión y vinculación con el medio podíamos avanzar de manera más segura en la obtención de esa respuesta, visibilizando nuestra riqueza cultural que es también pública, gratuita y de calidad.
El nombre de ese plan fue la descentralización del arte y el acceso a la cultura, y el motor de este proyecto fue la activación de nuestra misión, recuperando el vínculo que alguna vez tuvo la Universidad de Chile con el país.

En el último tiempo, la Facultad de Artes abrió el Diplomado en Gestión Cultural en Arica y Parinacota que este año cumple dos años; impartió cursos gratuitos en Punta Arenas sobre estética, gestión cultural y artes visuales, y este primer semestre se están ofreciendo cuatro cursos de cinco días en cuatro meses de perfeccionamiento en danza en Puerto Montt.

Lo anterior, sumado a que sólo el 2013, cerca de ocho mil estudiantes de liceos técnicos de Concepción, Hualpén, La Calera y de distintas comunas de la Región Metropolitana, que nunca habían asistido a una obra de teatro, pudieron hacerlo gracias a un proyecto educativo a cargo de egresados de la Facultad.

También el 2013, más de ciento setenta mil personas asistieron al Museo de Arte Contemporánea, Museo de Arte Popular Americano y Teatro Nacional Chileno, y para este año se han programado una serie de conciertos gratuitos y de gran calidad en la Sala Isidora Zegers, Centro Cultural Gabriela Mistral, Biblioteca de Santiago, Teatro de la Universidad de Chile y el MAC con un contundente repertorio de compositores chilenos y extranjeros.

Como Universidad de Chile tenemos mucho que decir sobre nuestro quehacer extensional al servicio del país, ya que junto al arte y la cultura, la medicina, las ciencias sociales, la filosofía y todas las disciplinas del saber que se cultivan dentro de nuestra universidad, han activado ese rol público.
Esto nos permite exigir con razón, con fuerza, con legitimidad y lejos de ese discurso manoseado y lastimero sobre quién tiene la culpa del estado en el que nos encontramos, acerca de nuestro derecho a seguir siendo la Universidad de, para y por Chile.

*Máster en Estética y Teoría del Arte Contemporáneo, Director de Comunicaciones de la Facultad de Artes y docente de pre y postgrado en el Instituto de la Comunicación e Imagen de la Universidad de Chile.