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Votos evangélicos podrían influir en elección presidencial de Brasil

Marina Silva, reconocida activista del ecologismo, es quien se perfila como la candidata para sustituir al fallecido Eduardo Campos en las elecciones presidenciales de Brasil. Una de las características que llama la atención es su asumida religión evangélica, en un país donde tal credo, tal como en el resto de Latinoamérica, crece a costa del catolicismo. Tal fenómeno llama la atención a los expertos, quienes se preguntan sobre los efectos que podría tener en un continente donde la religiosidad juega un papel importante en la vida social.

Pamela López

  Martes 19 de agosto 2014 15:45 hrs. 
marina silva

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Luego del trágico accidente aéreo que el miércoles pasado le costó la vida a Eduardo Campos, candidato a la presidencia de Brasil, Marina Silva, emerge como la candidata del Partido Socialista Brasileño (PSB) para competir con Dilma Rousseff.

Silva podría haber ido en la avioneta siniestrada, pero optó por un vuelo comercial. Decisión que ella habría interpretado como “una providencia divina”, declaración en la que se denota su fe evangélica.

El crecimiento de sectores religiosos protestantes en Centro América y Sudamérica bordea el 40 por ciento de la población. Particularmente en Brasil, éste es un fenómeno que se viene observando desde hace varias décadas.

Para el analista internacional, Raúl Sohr,  la candidatura de Marina Silva no es más que un “detalle”. La pérdida de fuerza relativa de la Iglesia Católica frente a las evangélicas, sería el asunto de fondo, un hecho que también se ha registrado en Europa.

“La pérdida de fuerza de la iglesia Católica ante las iglesias evangélicas, responde a una serie de condiciones políticas y sociales de una iglesia católica que no se ha modernizado y no está a la altura de las demandas de ciertas comunidades. Cuando las sociedades latinoamericanas se modernizan, las demandas de los fieles son diferentes y las iglesias evangélicas, sobre todo en los sectores más postergados, han tenido una gran recepción”, señaló el analista.

Silva fue ministra de Medio Ambiente de Luiz Inácio “Lula” da Silva, y no le faltó coraje para presentar su renuncia al enfrentar divergencias con sus compañeros de gabinete y, hasta con el propio Presidente Lula, por las medidas que adoptó contra la deforestación amazónica.

Este antecedente sería una de las características más relevantes de quien disputaría la presidencia a Dilma Rousseff. Sohr estima que a pesar de la señal emergente que supone el credo de Silva, no terminará siendo decisivo para su desempeño político. “El gusto por un equipo de fútbol o una religión son aspectos personales de los candidatos latinoamericanos”, afirmó el experto.

“Con muy pocas excepciones casi la totalidad de los presidentes en Latinoamérica son todos católicos. Nosotros vemos las tragedias que están ocurriendo cuando se mezcla la religión con la política como ocurre en el Medio Oriente con el fundamentalismo islámico o el judaísmo, pero afortunadamente en Latinoamérica estamos muy lejos de aquello y no hay ningún atisbo de volver a sociedades donde se combina el Estado con la iglesia. De hecho, ha habido presidentes evangélicos en Guatemala y eso no ha cambiado nada”, enfatizó Sohr.

Con una mirada más vigilante, Jaime Galgani, académico de la Universidad Raúl Silva Henríquez, comentó que en Latinoamérica existiría una especie de subvaloración en cuanto a cierta estructuración religiosa y los Estados.

Condición que si bien el académico no observa en Silva, sí cree que en algún momento pudiera ser usado para influir en el voto popular, por parte de los líderes religiosos.

“Ciertos fundamentalismos religiosos, más moralistas, en el fondo influyen no tanto en el bien común de la nación. En Chile, por ejemplo, los obispos siempre están reclamando a los parlamentarios católicos que voten según su religión. Quizás no será ésta la ocasión en que una candidata evangélica revierta las posibilidades de Dilma Rousseff para seguir al poder. Sin embargo, yo creo que algún momento va a influir bastante el liderazgo religioso para influir en el voto popular”, indicó el experto.

De acuerdo con el sondeo divulgado por la firma Datafolha, Silva, que fue la tercera más votada en las elecciones presidenciales de 2010, hoy cuenta con el 21% de las intenciones de voto, lo que le garantizaría un lugar en la segunda vuelta de las presidenciales.

Esto, ante un número de evangélicos que en Brasil ha aumentado en más de un 60 por ciento en los últimos 10 años.

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