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Consorcio que se adjudica desarrollo de energía marítima está vinculado a la defensa naval

Desde Corfo comunicaron que el convenio estipula exclusividad para la investigación haciendo imposible el uso del subsidio para otros fines. Los expertos aseguran que no existe contradicción al optar por una empresa que tiene rubros diversificados, al ser consultados ante las áreas de producción del consorcio francés liderado por DCNS.

Javier Muñoz

  Domingo 2 de noviembre 2014 9:53 hrs. 
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El anuncio de que Chile se transformará en pionero de América Latina y un posible referente mundial para el desarrollo de la energía marítima, fue muy bien recibido entre la comunidad que impulsa las energías limpias y renovables. Pero el consorcio francés, que se adjudicó el proyecto, liderado por la empresa DCNS, también está fuertemente vinculado a la defensa naval, esto quiere decir a la producción de submarinos, buques de guerra y sistemas afines.

La iniciativa anunciada por Corfo y el ministerio de Energía contempla la inversión de 20 millones de dólares para la creación del primer “Centro de Investigación y Desarrollo de Energía Marina”, monto que sería aportado en un 65 por ciento por la Corporación de Fomento en un plazo de 8 años.

Una cantidad de dinero significativa, indicó el integrante de difusión académica del Centro de Investigación de Energía Solar de Chile (Serc), Roberto Román, quién vio de buena forma la iniciativa, pero que advierte que se inicia un largo camino para obtener resultados positivos.

Roberto Román

Roberto Román

“Hay un camino largo para tratar de hacer algo relevante en este aspecto así que como iniciativa la encuentro buena, pero con dos pequeñas observaciones: uno, de que es bastante dinero en comparación con otras inversiones que ha hecho el Estado chileno; segundo que de todas las energías renovables es la que más difícil ha resultado ser, pero que si podría producir resultados relevantes en sectores del sur de Chile”, dijo el académico de la Universidad de Chile.

Respecto de la relación de la empresa con el área de la defensa naval, Román dijo que lo prudente sería observar cuál es la información que se compartiría con la empresa y la existencia de algún vínculo relacionado que vaya más allá de la investigación.

Respuesta que emanó desde Corfo, institución que aseguró a Radio Universidad de Chile que “las actividades propias del Centro están debidamente establecidas en el convenio de subsidio, por lo cual no cabe posibilidad de utilizar este subsidio otorgado por Corfo en otro tipo de actividades que no sean las propias de un centro de investigación en energía de los mares”, explicó la institución.

Este proceso de selección internacional fue respaldado por el director Ejecutivo de la Asociación Chilena de Energías Renovables (ACERA), Carlos Finat, quién valoró el impulso, porque la energía marina sería un segmento en el cual Chile todavía podría tener un papel importante como proveedor de tecnología.

Carlos Finat

Carlos Finat

“Creemos que en este caso Corfo desarrolló un proceso de licitación y competencia pública internacional, en la cual se pedía una gran cantidad de antecedentes respecto de la experiencia de las instituciones que estaban participando en el desarrollo de tecnologías asociadas a la energía marina. Nosotros creemos que el proceso, que lo conocimos en su momento, es un proceso que está bien diseñado y, por lo tanto, debiera haber conducido a una adjudicación correcta”, afirmó.

En tanto, el analista internacional Raul Sohr, quien se ha acercado al tema de la energía en varias oportunidades, señaló que hasta el momento se han logrado pocas experiencias exitosas en esta área, producto de la constante corrosión marina, algo que precisamente estaría estipulado dentro de las actividades que desarrollará el futuro centro de investigación.

Raul Sohr

Raul Sohr

Respecto al perfil de la empresa, Sohr señaló que ya existía una relación entre Chile y la  francesa cuando se hizo la adquisición de los submarinos Scorpene y explicó que en el mundo no existe una contradicción entre la producción de elementos bélicos y la investigación o producción de tecnología para civiles, ya que las guerras tendrían un horizonte limitado y las empresas buscan estos equilibrios de mercado para sobrevivir.

“Lo mismo ocurre con las empresas aeronáuticas, muchas producen aviones de guerra, como la Boeing, y también aviones civiles. Hay tiempos de crisis en que las armas son más requeridas y otras en que hay valles, que ojalá sean cada vez más largos periodos de paz, en que no hay gran demanda y por lo tanto tratan de sobrevivir a través de producción bienes civiles. El caso de las turbinas para producción de energía mareomotriz, es un ejemplo de ello”, explicó.

El desarrollo del futuro centro de investigación contará también con la participación de Enel Green Power (EGP) y la cooperación y conocimientos que aportarán Fundación Chile, Inria Chile, la Universidad Católica, la Universidad Austral y Chilectra.

 

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