Diario y Radio Universidad Chile

Año XVI, 19 de abril de 2024


Escritorio

Perder la lucha en el espacio, la experiencia estudiantil en la Arcis

Perder la universidad, el crédito y años de pruebas y ensayos interminables. Perder la inspiración y colapsar por las circunstancias. En medio de la crisis que atraviesa la Universidad ARCIS, seis estudiantes cuentan cómo ha sido asistir al ocaso de la Escuela de Teatro presidida por Ramón Griffero.

Victoria Viñals

  Miércoles 26 de noviembre 2014 19:09 hrs. 
arcvis1

Compartir en

“Soy de Concepción y me vine hace 3 años a estudiar al ARCIS. Todo lo que está pasando se veía venir, pero nunca pensamos que tendría esta magnitud. Pensar en un cierre, en la muerte de todo esto, ha sido muy potente. Tengo una familia que no sólo me paga la universidad sino que también un lugar donde vivir y que ha creído en este proyecto ARCIS junto conmigo. Ver como todo va destruyéndose es trágico y terrible para nosotros”, señala Stephie, estudiante de tercer año de la Escuela de Teatro de la Universidad ARCIS.

El 12 de agosto el Centro de Investigación Periodística CIPER publicó un reportaje del periodista Juan Pablo Figueroa titulado: “Crisis en la Universidad ARCIS: cómo entró y salió el Partido Comunista del negocio de la Educación Superior” . La investigación dio cuenta de una serie de irregularidades que hasta ese momento no eran más que rumores. El rol del empresario y ex mirista Max Marambio y del Partido Comunista de Chile habían sido determinantes en el desastre financiero de la institución. Además, una corporación inmobiliaria fantasma y nueve millones de dólares enviados desde Venezuela – bajo la firma del mismísimo ex presidente Hugo Chávez-, habrían hecho explotar el conflicto económico y político que arrastraba la Universidad ARCIS desde el año 98.

 

Vivir la contradicción

El campus Libertad “del ARCIS” como le dicen sus estudiantes, se levanta en el Barrio Yungay sobre lo que fuera un antiguo espacio industrial llamado “Fundición Libertad”. Hoy parece un búnker de hojalata y cemento. El cuartel general de una guerrilla de colores. Decenas de estudiantes conversando en grupos, haciendo fila para sacarse la foto del pase escolar, jugando pin pon. Es la postal perfecta de la normalidad universitaria, aunque atravesada por un clima de tensión permanente. Hay edificios con los vidrios rotos que conservan en las paredes ralladas los gritos de la resistencia estudiantil.

Son las 7 de la tarde y la Escuela de Teatro está casi vacía. Desde hace algunos meses no hay personal de aseo y son los mismos estudiantes quienes se encargan de mantener limpio el lugar. Varios de sus profesores han renunciado y los que se mantienen están con los sueldos impagos desde hace meses.

Entre los estudiantes hay emociones encontradas. Tienen rabia, frustración y pena. Sienten que fueron engañados y estafados. También hay ánimos de luchar, de no dejar morir el ARCIS ahí. Ganas de doblarle la mano a las circunstancias y sobre todo de crear. De hacer del caos de todos los días una forma de armarse de nuevo una y otra vez, todo el tiempo que quede por delante.

arcis2

“Ándate de ahí, si nos estafaron”

Consuelo es estudiante de tercer año y esta es su cuarta universidad. Lamenta mucho lo que está pasando y dice que se siente despojada y terriblemente estafada: “Nos están quitando el lugar a donde pertenecemos, nos estafaron. Por una parte, siento que me quiero ir, que no quiero formar parte de esta estafa, ni seguir viviendo en esta nebulosa, con una energía de mentira y engaño. Pero por otra parte, me niego a seguir pagándole a estos hueones (sic) ¿Para qué? Para que la plata se la robe otra vez el PC?”.

Stephie cuenta que hace algunas semanas trabajaron en una obra que hablaba sobre la situación de la universidad y ahí pudieron interiorizarse más sobre lo que estaba pasando. Dice que descubrir que el robo y la estafa fueron realizados de manera sistemática y mentirosa, fue lo más fuerte:

“Me pregunto cómo puedo ser parte de esto. Cómo la plata de mis viejos puede estar en los bolsillos de alguien, que ni siquiera son mis profesores. (…) Mis papás me llaman todos los días y me dicen “ándate de ahí, si nos estafaron” señaló la estudiante.

Javier advierte que la gente tiende a estereotipar a los estudiantes de la ARCIS y a pensar que todos son comunistas y becados del Partido, pero que eso no es así: “Aquí hay conflictos entre la gente que milita y la que no. Las personas que han estafado al ARCIS son personas que están involucradas en cierto mercado político y eso tiene que ver con gente que administraba la universidad y que antes era el PC. Yo no sé nombres, ni personas, pero claro que hay responsabilidades”, dijo.

arcis 3

Adiós Ramón

El 10 de octubre renunció el director de la escuela, el destacado dramaturgo y director, Ramón Griffero. Antes de irse citó a todos los alumnos a una reunión. Les dijo que lo estaban obligando a firmar cosas que él no quería firmar. A iniciar un proceso de selección para el próximo año, que él no quería continuar: ¿Cómo seguir – les preguntó- si la escuela – su escuela-, se está cayendo a pedazos?

La salida de Griffero representó un punto de quiebre para los estudiantes. Además sumarse a los más de 100 académicos y trabajadores que hasta ahora han dejado la universidad. Fue un estandarte político y artístico del Chile de los ochenta y post dictadura, un elemento esencial del patrimonio cultural de la universidad.

“Siempre supimos que la Universidad estaba mal, pero cuando Ramón lo dijo nos sacó el velo. Cuando nos dijo que renunciaba miramos lo que estaba pasando afuera y le tomamos el peso. Ahí la mayoría de nosotros decidió irse pese a lo difícil que pueda ser. Ahora estamos cerrando procesos, intentando no sufrir tanto, porque ya pasó esa etapa. Estamos tomando decisiones y haciendo cosas concretas como buscar otras escuelas donde terminar la carrera”, señala Javier.

Para la mayoría de los estudiantes la renuncia de Griffero fue un acto de generosidad, de consecuencia humana y artística. Antes de renunciar, el director creó un cargo excepcional llamado “coordinador de cierre de semestre”, el cual asumió luego de renunciar a la dirección. El cargo está pensado para velar por los estudiantes que están terminando y le permite, esencialmente, firmar documentos de solicitud de transferencia a otras universidades y cartas de recomendación y apoyo.

“Esto es un acto generoso, está pensando en nosotros y en los alumnos que vienen. Yo no tengo ninguna herida con que Ramón Griffero haya renunciado”, señala Stephie. Pese a que la mayoría de los estudiantes concuerda con esta opinión, hay algunos que sienten que la salida de quien fuera por trece años su director, ha tenido implicancias desastrosas: “Tampoco se puede negar que desde que se fue Ramón las cosas se han ido a las pailas. Quedamos en el aire. Su salida terminó por cerrar un ciclo. Desde ese día quedé con la sensación de que ya no había nada más que hacer aquí”, declara Catalina, de segundo año.

Una estudiante cuenta que tuvo una profesora que renunció el mismo día que Griffero, y que al despedirse les dijo: “Chiquillos yo no puedo seguir estando aquí, cuando vengo me duele la guata ¿Qué les puedo entregar en estas condiciones?”.

Consuelo reflexiona: “Si no les están pagando, mas encima vienen y la pasan mal, es totalmente válido que la gente se quiera ir y encontrar un lugar donde los valoren de verdad y les paguen el sueldo. Teníamos la clase de profesores que se los pelean en otros lados y que estaban aquí por un compromiso mayor. Pero tienen hijos, casas que mantener, arriendos que pagar. ¿Y qué les va a decir uno?”.

arcis 4

Sello ARCIS

Una de las cosas que más indigna a los estudiantes de la ARCIS es que su caso sea comparado con otros como el de la Universidad del Mar. Para ellos la crisis de su Universidad es administrativa y no académica. Aseguran nunca haber disminuido el alto nivel de exigencia y rigurosidad que caracterizaba a la institución.

Como contrapartida, los estudiantes de la Escuela de Teatro dicen estar impregnados de un sello que no se encuentra en otras universidades: “Hay un compromiso social que a mí me ha marcado como artista. Hay una visión crítica, de opinión que no sé si existe en otros lados. Yo siempre me voy a sentir una actriz del ARCIS, porque me siento impregnada por esa visión crítica, por ese compromiso social. Hay un tema de expresión, de libertad, hay algo que moviliza a estos estudiantes”, señala Stephie.

Para Javier las cosas son aún más complejas: “Quiero ser enfático sobre ese sentimiento común. La gente piensa que la ARCIS son estos niñitos que dejan la cagá (sic) o que revolotean por las calles. Pero no es así, por eso esa universidad está funcionando ahora. Porque existe esa sensación de que todos le debemos algo a la ARCIS, porque nos abrió parámetros de pensamiento que uno valora como estudiante, como actor, como artista”.

Y agrega: “Tenemos profesores que aún siguen viniendo y estudiantes que siguen luchado por esto, y se hace el aseo y se cuida el espacio pese a que no hay personal, porque no les han pagado los sueldos. Es importante para mí destacar ese sentimiento, esas cosas que la gente no ve, que la prensa oculta, que se escapan, En esta escuela hay algo que es mucho más bonito y que trasciende a la crisis”.

Caos creador

¿Cómo crear en medio del caos y de la crisis? Para los estudiantes este caos ha sido además de doloroso y terrible, una oportunidad para desarrollarse desde el punto de vista humano y artístico. “Es importante la forma en que el artista se hace cargo de lo que está pasando. Somos buenos para tomar otra experiencia y llevarla a escena. Pero ¿Cómo se hace uno cargo de lo que te está pasando de verdad?”, se pregunta Consuelo.

Un grupo de estudiantes de segundo y tercer año tomaron todo lo que les estaba pasando y lo transformaron en acción. Montaron el Festival “Teatro en Libertad” y estarán desde el lunes 24 al viernes 28 de noviembre, exhibiendo obras creadas por ellos mismos. Para los organizadores, éste festival busca recuperar el espíritu creativo de una comunidad rota. Es un aullido de resistencia en medio del fin de un ciclo para el ARCIS.

“Desde la crisis nacen grandes cosas, porque uno crea de lo que está viviendo, gritando, llorando, sufriendo y sobre todo experimentando esas emociones, estamos por aquí” concluyó Stephie.

 

Síguenos en