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La “U” perdió el rumbo

La escuadra laica sigue sin encontrar el rumbo. A las cinco derrotas en el torneo local se suma la de Copa Libertadores, donde los "azules" no pudieron contra Emelec de Ecuador. Trabajar mirando al futuro y revisar las necesidades del club se vuelve urgente en medio de este mal momento futbolístico.

Francisco Cárdenas

  Miércoles 18 de febrero 2015 9:58 hrs. 
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En el estadio nacional la Universidad de Chile hizo su debut en la Copa Libertadores de América. En un partido muy deslucido terminó siendo superada por Emelec de Ecuador (0-1) y con esto sumó el sexto partido seguido sin ganar, completando un panorama preocupante para su plantel, cuerpo técnico, dirigentes e hinchas.

Esta “U” es un fantasma del equipo que solo hace unos meses se coronara campeón del torneo chileno. Y aunque para muchos es incomprensible, no parece tan extraño si solo se realiza un somero análisis, ya durante el tramo final del campeonato anterior el equipo se vio cansado, con pocas variantes para superar momentos difíciles y con un plantel reducido en calidad. Si a eso sumamos las lesiones de Gonzalo Espinoza, Gustavo Canales y Sebastián Ubilla, piezas fundamentales y que aún no logran retomar su mejor nivel de forma física y futbolística, entonces entenderemos parte de lo que sucede.

Por otro lado, la conformación del plantel ha sido objetivamente desacertada. Esto es función del entrenador y los dirigentes azules y en ellos cabe toda la responsabilidad. Es cierto que por motivos obligados (la partida de Luis Marín y Patricio Rubio) se debió cubrir posiciones más que buscar refuerzos y la limitación reglamentaria sumó dificultades, pero también es cierto que lo poco que se trajo no corresponde con el nivel que debe solventar un equipo como la Universidad de Chile.

En la cancha el equipo se ve cansado, sin ímpetu ni deseo de triunfo. Algunos jugadores, incluso, parecer estar esperando únicamente el momento para abandonar la pelea e irse. En ese sentido, cabe la especulación porque no se conoce realmente la situación interna del plantel. Sin embargo, lo que se mira en la cancha es un equipo sin convencimiento, donde no se corre parejo y donde los esfuerzos son absolutamente desequilibrados.

Si en el campeonato chileno se podía abogar argumentando una cuota de mala suerte, lo de anoche deja en claro que el problema es mucho más profundo que eso: muchos años comprando mal, tapando a los jóvenes con jugadores mediocres e invirtiendo en proyectos fallidos para el estadio. Hoy parece que la promesa de Carlos Heller de tener un estadio propio es un empecinamiento personal mucho más que una verdadera necesidad. En el horizonte de los fanáticos aparece mucho más urgente la necesidad de armar un equipo de buen nivel, que encante con su juego, que aspire decididamente a ganar torneos internacionales, que tenga algunos nombres espectaculares que enriquezcan a los jóvenes formados en el club y que demuestre el rótulo de equipo grande que todos utilizan con tanta liviandad.

Azul azul, la concesionaria privada que dirige a la “U”, invirtió en uno de los centros de entrenamiento más modernos y completos del continente, pero cuando se mira el plantel actual se descubre que es muy poco lo que el equipo ha formado. Por el contrario, es mucha la inversión que se ha dejado partir sin oportunidad y sin el respeto que merecen por los años que brindaron a la institución. Igor Lichnovski y Valber Huerta, que deslumbraban en las divisiones inferiores y en las selecciones menores, partieron sin demasiadas opciones para triunfar en el primer equipo; Juan Ignacio Duma que era sorprendente en su categoría hoy está en Huachipato corriendo la misma suerte y Fabián Carmona tiene en su posición al menos a tres jugadores extranjeros que le han quitado opciones. Para el arco también se decidió por un arquero formado fuera y fue equivocado pues estando Johnny Herrera como titular indiscutido parecía un inmejorable momento para optar por un arquero de casa para el segundo puesto. Salvo José Rojas, el mismo Herrera y Sebastián Martínez, todo el resto del equipo actual ha sido adquirido mediante pagos a otras instituciones deportivas.

Tal vez sea hora de invertir en serio en las divisiones formativas y dejar de despilfarrar recursos. En ese sentido, la contratación de Edorta Murua quizá sea el primer paso, aunque hay que seguir de cerca su trabajo. Lo siguiente es pensar en conformar un plantel joven e identificado con el club, con algunas inserciones de elite que puedan ofrecer alternativas ricas en calidad y variantes al entrenador, al mismo tiempo que enriquezcan y cobijen a los jugadores noveles. También habrá que revisar si Martín Lasarte cuenta todavía con la energía necesaria para estar al frente del equipo. No se pone en duda la calidad moral y profesional del entrenador, pero se requiere analizar profundamente el proyecto del uruguayo y su cuerpo técnico para compatibilizar necesidades y definir si son los idóneos para los intereses del club.

El otro día, en palabras del propio plantel, quedó claro que las opciones de lograr el bicampeonato estaban descartadas. Con lo visto ante Emelec, parece que en la Libertadores tampoco se puede aspirar a nada más. Muy pronto para despedidas, pero siendo realistas, tal vez es el mejor momento para mirar hacia adelante y planificar un futuro más decoroso para el equipo que representa a la máxima casa de estudios del país.

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