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Claudio Molina: El exilio permanente

Decenas de chilenos que lucharon contra la dictadura que encabezó Augusto Pinochet aún viven en el exilio. Uno de ellos relata la historia que lo obligó a dejar el país y desde entonces vivir en calidad de refugiado en Argentina, en un destierro que se mantiene como un castigo político.

Raúl Martínez

  Lunes 29 de junio 2015 14:05 hrs. 
fpmr

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11 de marzo de 1990. Todo Chile y parte importante del mundo está atento al cambio de mando de Augusto Pinochet a Patricio Aylwin, quien recibe la banda presidencial luego de 17 años de dictadura. Mientras, un grupo de chilenos fugados hace poco más de un mes de la cárcel pública de Santiago, comienza la travesía para cruzar la cordillera de los Andes hacia Argentina. Entre ellos está Claudio Molina, miembro del Frente Patriótico Manuel Rodríguez. Detenido en septiembre de 1986 por su participación en el ingreso de armas a Chile a través de Carrizal Bajo, el ex dirigente relata que fue duramente torturado por la CNI, una especie de venganza por la serie de acciones que golpearon a la dictadura de Pinochet, como el propio atentado en su contra ocurrido en el Cajón del Maipo en septiembre de ese mismo año. Desde entonces permaneció en la cárcel pública de donde se fugó junto a otros 48 prisioneros políticos el 30 de enero de 1990.

A fines de 1999 ya en Argentina, Claudio Molina fue detenido y sometido a un juicio de extradición presentado por los tribunales militares chilenos que fue rechazado. Eso permitió que luego presentara una solicitud de asilo que respaldó el Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados que finalmente prosperó.

“Posteriormente yo solicité el refugio acá en la Argentina. El refugio me lo otorgan el 2000, casi el 2001, y los considerando que tiene el refugio es que reconoce mi condición de perseguido político, porque cómo es posible –dicen, argumentan- que solicite mi extradición tribunales militares y no tribunales civiles y por cosas que son conexos a hechos políticos, como lo fue la lucha contra la dictadura”, recuerda Molina.

Pero la condición de refugiado y a pesar de estar respaldado por la ACNUR, le impide desde entonces salir del país. Además, se insiste en la culpabilidad en hechos que fueron considerados como terrorismo por la derecha chilena.

Al respecto, estima que “cualquier cosa que sea complicada para la derecha o para la reacción, nosotros somos moneda de cambio y aparecen nuevas causas y nuevas cosas y nuevas extradiciones. Sin ir más lejos, ahora en Francia hay compañeros que tienen solicitudes de extradición. O te incorporan a otras causas, como es el caso de Galvarino Apablaza que lo incorporaron en la causa de Jaime Guzmán y es por eso que él, al igual que yo, está en condición de refugiado acá en Argentina”.

Claudio Molina recuerda el caso de guerrilleros como Dilma Roussef en Brasil o de José Mujica en Uruguay e incluso de parlamentarios en Argentina que asumieron la lucha armada contra las dictaduras en sus respectivos países para terminar con esos regímenes reconocidamente sangrientos por la historia.

En cambio, en Chile se mantiene la persecución contra muchos de quienes optaron por este mismo camino.

“Se nos persigue, se nos prohíbe, y encima se nos obliga a mantener una situación de exilio no tan sólo para nosotros sino también para nuestras familias que también de una u otra manera sufren el mismo castigo nuestro. En mi caso particular, yo todavía no conozco a mis nietos, por ejemplo. A mis hijos, ellos tienen que venir cuando pueden a verme acá a Buenos Aires. A mi hermano, a mi hermana, a mis sobrinos que están en Chile, tampoco los puedo ver. Entonces esta es una situación desde el punto de vista humano bastante desgraciada”, dice Molina.

El ex dirigente de las Juventudes Comunistas y luego del FPMR planteó que existe una deuda política con quienes dieron el paso adelante para exponer sus vidas para enfrentar a la dictadura y ayudar a poner término al régimen que encabezó Augusto Pinochet y que sólo se resolverá cuando puedan volver del exilio a Chile.

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