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Los vestigios que podrían encontrarse tras la ampliación de la Biblioteca Nacional

Gredas policromadas, canaletas y restos indígenas son algunos de los testimonios históricos que podrían hallarse en la investigación arqueológica que iniciará en septiembre el Museo Nacional. La medida es el primer paso para concretar una ampliación subterránea que contempla cinco pisos.

Abril Becerra

  Sábado 29 de agosto 2015 10:23 hrs. 
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Junto con la conmemoración de los 202 años de la Biblioteca Nacional, el archivo anunció la construcción de una ampliación subterránea de sus instalaciones. Un trabajo que comenzará en septiembre con una investigación arqueológica y que pretende concretarse durante 2018.

Ante este anuncio, muchas han sido las incertidumbres sobre las consideraciones que deberían tomarse frente a la investigación arqueológica. Esto, ya que el territorio en donde está emplazado el edificio de la biblioteca, tiene un importante valor patrimonial.

Frente a ello, Antonia Benavente, arqueóloga y académica del Departamento de Antropología de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Chile, advirtió que el sitio en donde está construido el edificio de la Biblioteca Nacional, representa un lugar clave dentro de la construcción de Santiago.

“El Cerro Santa Lucía tiene una connotación por haberse llamado Huelén obviamente de un aspecto simbólico por la parte indígena. Los cerros tenían una significación ancestral importante y el hecho de que la Biblioteca Nacional esté ahí no es menor, porque tiene relación con un sitio arqueológico incaico y eso quiere decir que tenías una población, en el tiempo arqueológico, importante de nativos ahí viviendo. Por lo tanto, vas a encontrar un conjunto de materiales arqueológicos que pueden partir desde ahí, hacia arriba”, destacó.

Además, la académica sostuvo que el sector circundante a la Biblioteca Nacional ha estado marcado por conflictos indígenas y desastres naturales, lo que representa una complejidad respecto a la investigación arqueológica.

“Están las canaletas del Santa Lucía, está la Iglesia de San Francisco, entonces tienes una información arqueológica que te da que tú no te estás encontrando con un sitio que está vacío, sino que te vas a encontrar con evidencia”, subrayó la académica.

Además, dentro de la historia del terreno de la Biblioteca Nacional se encuentra la construcción del convento de las hermanas de la Orden de las Clarisas (1603), una congregación que llegó desde Osorno a Santiago y que posteriormente, tras las inundaciones que vivió el lugar por la crecida del río Mapocho, debieron dejar.

Allí las hermanas realizaron diversos trabajos manuales, como lo son sus famosas gredas policromadas, entre otros objetos que ellas fabricaron.

Desde la Biblioteca Nacional anunciaron que la investigación arqueológica comenzará en septiembre y que para la construcción de las obras, convocarán durante el segundo semestre de 2016, a un concurso internacional de arquitectos.

En tanto, indicaron que para la ampliación se necesitarán cerca de $18 millones.

De acuerdo a esto y según lo anunciado desde la Biblioteca, se pretende que las obras, que además contemplan la construcción de cinco pisos subterráneos, comiencen en 2018.

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