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Atentados: en el intertanto, ¿qué ocurre en Siria?


Domingo 15 de noviembre 2015 9:54 hrs.


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Los mejores años de mi existencia, los viví presumiblemente en Francia. Conozco todos los lugares de la tragedia del viernes.

Fue espantoso lo ocurrido además que los sitios, todos muy célebres, turísticos, con actividades llamativas como fútbol internacional en el Stade de France, música en el Bataclan, en fin.

Mientras, a la espera de otros atentados, están en la mira La Coupole, el Select, el Lido, lugares concurridos que hacen noticia cuando algo ocurre con ellos.

Las amenazas proferidas en francés, pues muchos de los involucrados tienen la nacionalidad que en os años cincuenta les otorgó Charles de Gaulle, prometen un futuro inmediato de más violencia, inseguridad, pánico, arrestos justificados e injustificados.

Las imágenes, los videos, el facebook, en fin, las redes sociales están en lo suyo y quienes gozan de lo terrible, nadan en su salsa.

Como la concentración de la mayoría de los medios apunta en contra de Siria, el Islam, los talibanes, todo lo que tenga relación con Alá, pocos han pinchado sitios que muestran lo que ocurre en Siria.

La cantidad de víctimas en Francia no equivalen ni al 0,1 por ciento de aquellas en Damasco donde no existen estadios ni recintos, ni restaurantes como en París, de manera que el decorado de la violencia es más rústico.

Los asiáticos son atacados por uniformados, con naves, aviones, infantes que obedecen a estrategias planificadas en conjunto por la OTAN y por los ejércitos regulares de cada país occidental participante en la acción bélica.
El enemigo en cambio esta en la clandestinidad; quizás habita en departamentos en la periferia parisina junto a otros hermanos de origen que no son partidarios de la violencia y que pasarán a calidad de sospechosos por su color, su raza, su religión y costumbres.

Nada justifica la violencia del viernes, salvo si aprecian las imágenes de lo que esta aconteciendo al Este del Mediterráneo y sus interiores.

Los llamados de los musulmanes, son de temer: envenenar las aguas, atropellar al peatón, matar a diestra y siniestra; suena cruel y despiadado y lo es. Incitan además a los que profesan otras religiones a abandonar la suya e integrarse al islamismo.

Sin embargo, nada proviene de una burbuja. Es el ojo por ojo diente por diente que los invasores están condenados a sufrir.

El futuro previsible a lo que viene, será difícil, el diálogo inviable, no vemos salida. La violencia será atacada con más violencia por ambas partes en una carrera sin fin que puede terminar peor de lo pensado. Puede sobrevenir un efecto dominó y extender el conflicto a otros continentes en menos de lo que canta un gallo.

Lo del 14 de noviembre, es para reflexionar. Y si es creyente, sea cual sea su Dios, es mejor rezar pensando en un milagro. Si es agnóstico, reflexione.

Hay inocentes en todos los bandos en pugna. Y son éstas las víctimas más numerosas. Ya sea en un Bataclan, en un estadio galo o en una mezquita o zoco oriental.