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El bochornoso desempeño exterior de la clase política

Columna de opinión por Juan Pablo Cárdenas S.
Lunes 7 de diciembre 2015 14:49 hrs.


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Con toda seguridad, los papagayos internacionales que nos previnieron de un fraude electoral en los comicios legislativos venezolanos continuarán advirtiéndonos del carácter totalitario del régimen de Nicolás Maduro, de las trampas del sistema electoral de este país y de la necesidad de que el gobierno legitimado por 20 elecciones ciudadanas en 18 años de revolución le ceda paso a los opositores que acaban de triunfar en estos comicios. Seguros, como estamos, de que no les va a satisfacer la holgada victoria obtenida, cuando lo que se proponen es la recuperación total del poder. Reacios como son todos los derechistas del continente a la democracia si ésta les limita sus privilegios, adictos como son a las dictaduras cívico militares.

En lo que a los chilenos nos atañe, no podemos soslayar la vergüenza que nos provoca la actitud de nuestros ex mandatarios que durante veintiséis años han administrado la posdictadura, verdaderamente encantados con la Constitución de Pinochet, con el sistema electoral binominal,  por la institucionalización del cohecho, la influencia millonaria de la propaganda y muy cómodos, por cierto, con una participación ciudadana cada vez más exigua. Como que en las últimas elecciones se alcanzara el 58 por ciento de ausentismo electoral, versus la multitudinaria concurrencia a las urnas de los venezolanos que también contemplan la voluntariedad del sufragio en su sistema político.

Como en 1973, la misma derecha que conspirara contra el régimen democráticamente constituido se ha propuesto, ahora, desestabilizar al gobierno de Venezuela sumando nuevamente a su cometido a demócrata cristianos y otros referentes que entonces celebraron el Golpe Militar, el magnicidio del presidente Allende y largos años de violaciones sistemáticas a los DD.HH. que todavía horrorizan a la humanidad. Aunque en esta oportunidad han sido capaces de agregar en esta grosera injerencia en los asuntos internos de un país vecino y hermano a aquellos socialistas reacomodados y corruptos, y que hoy se demuestran completamente genuflexos ante la política exterior de los Estados Unidos, la intervención de los gobiernos españoles en nuestro continente o sometidos al influjo cotidiano del diario madrileño El País. Periódico que el matutino La Tercera ofrece a sus suscriptores en Chile para darle algún valor agregado a su periodismo mediocre y servil, cuanto digitado por los intereses de las grandes empresas que financian la política y controlan las decisiones de nuestros parlamentarios y gobernantes.

De esta manera es que se explica que un Ricardo Lagos (el del MOP Gate) haya firmado una declaración con el derechista Martiano Rajoy y un revenido Felipe González, entre otros, para abogar por el reconocimiento de los resultados previstos por éstos en Venezuela, a pesar de que nuevamente ha quedado demostrado que en ese país existe una normativa y una infraestructura electoral que está entre las más inexpugnables del mundo. Como también otros ex jefes de estado y de gobierno latinoamericanos, recordados por sus tenebrosas violaciones de los derechos humanos y políticos de sus países (como el ex mandatario Andrés Pastrana de Colombia)  se apersonaban en estos comicios y vulneraban las disposiciones de este país, a fin de darle “acompañamiento” a los candidatos de la ultra derecha y alentar la conspiración de los sectores más ultras de la derecha venezolana. En este sentido, no podemos olvidar que fue el mismo Ricardo Lagos el primero en reconocer en América Latina al líder de aquella frustrada asonada golpista en contra de Hugo Chávez.

Con toda seguridad es que ahora estos mismos personajes van a alentar que en Venezuela se realice otro referéndum revocatorio para obligar a la renuncia de Nicolás Maduro, en el interés que tiene siempre Estados Unidos y otras potencias de acceder al petróleo, cuyas más grandes reservas mundiales se encuentran justamente en Venezuela. A ver si con el mismo rasero se atreven a sugerir, ahora, la renuncia del presidente francés Francois Hollande que en el mismo día enfrentó un desastre electoral para su gobierno socialista, donde el partido de la extrema derecha ganara abrumadoramente las elecciones. A ver si aquí mismo estos políticos tan “demócratas”  como los que fueron a Caracas regresan a Chile y se proponen postular que la Presidenta Michelle Bachelet  adelante su salida del Gobierno luego de las desastrosas cifras de apoyo popular expresadas por las encuestas o luego de la próxima contienda municipal. Si es que los chilenos vuelven a abstenerse tan masivamente o si el oficialismo baja ostensiblemente su apoyo ciudadano.

A ver si siquiera se ponen de acuerdo entre ellos para exigir que dejen sus cargos los políticos formalizados o condenados por fraude al Fisco y recepción ilícita de recursos desde las más poderosas empresas, además de quedar inhabilitados para ejercer en la administración pública, tal como se condena a otros grandes delincuentes comunes, impedidos de sufragar mientras estén encarcelados o, incluso, de por vida. Mientras en Venezuela, como consta,  la población penal también pudo ejercer sus  derechos cívicos en esta última contienda.

Vaya que sería saludable que nuestros políticos empapados por el entusiasmo electoral del pueblo venezolano le pierdan el miedo a la ciudadanía y se avengan a la idea de convocar a una Asamblea Constituyente,  tal como ya lo propician los triunfadores de estos últimos comicios en Venezuela. Abandonando sus continuas comedias al respecto, como el de esta última comisión destinada a velar por el proceso constituyente propiciado por el Ejecutivo, sin que nadie sepa, a ciencia cierta, a quiénes representa este grupo y qué facultades realmente tienen, más allá de farandulizar aún más una iniciativa que no tiene siquiera puerto durante la presente administración, según propio reconocimiento de la Primera Mandataria.  Una instancia que se suma a la interminable lista de comisiones que verdaderamente se proponen esconder esa serie de dilaciones e incumplimientos políticos tan característicos del actual gobierno y de una clase política que predica en el mundo lo que vulnera dentro de su propio país.

A ver si alguien hace el cálculo de cuánto le costó al país financiar estas delegaciones parlamentarias a Venezuela para ir a descubrir la paja en los asuntos ajenos, mientras que aquí se esconde la basura debajo de las alfombras de nuestras instituciones e impunidades judiciales. Como la que acaba de consumarse entre el Fiscal Nacional saliente y uno de los políticos más emblemáticos de la dictadura, como del largo tiempo que le ha seguido, apenas condenado a una pena remitida por estafar reiteradamente al Fisco. Con la posibilidad, para colmo,  de seguir ejerciendo totalmente sus derechos cívicos y obligado a devolver solo la mitad, y en cuotas, lo acaudalado espuriamente. Sentencia celebrada, por supuesto, desde La Moneda por el propio Ministro del Interior a objeto de que las sentencias que sigan sean igual o más benevolentes con sus colegas del oficialismo.

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El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor y no refleja necesariamente la posición de Diario y Radio Universidad de Chile.