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Las jugadas de Azul Azul que pueden perjudicar a la Universidad de Chile

Si bien ha significado réditos económicos para la Casa de Estudios, también una serie de inconvenientes que atentan contra su imagen. Violencia dentro y fuera de los estadios, vinculación de uno de los directores de la concesionaria con boletas irregulares y la postergación del estadio propio.

Fernando Seymour

  Miércoles 16 de diciembre 2015 8:40 hrs. 
Azul Azul

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En mayo de 2007 se constituyó por escritura pública la sociedad Azul Azul S.A. Menos de un mes después, el 8 de junio, la misma suscribió un contrato de concesión con la Corporación de Fútbol Profesional de la Universidad de Chile (Corfuch), por ese entonces declarada en quiebra.

Por un monto de tres mil 333 millones 333 mil 334 pesos, la concesionaria pasó a controlar no solo el club de fútbol. También la posibilidad del uso, goce y explotación de todos los bienes, derechos y activos de la Corfuch por un periodo de 30 años.

Desde ese entonces, son once los directores a cargo de dirigir los destinos de Azul Azul, instancia que desde abril de 2014 es presidida por el empresario Carlos Heller. Antes de él, fue el turno para el actual rector de la Universidad del Desarrollo, Federico Valdés, entre 2007 y 2012. Luego, del abogado José Yuraszeck, el cuestionado empresario involucrado en el “Caso Chispas”.

Si bien durante la gestión han existido periodos con importantes éxitos deportivos, ¿qué beneficios le ha reportado esta relación a la Universidad?

Gracias a un convenio del 18 de agosto de 2008, la Universidad de Chile, a través de su rector, autorizó el uso del nombre, símbolos, emblemas y marcas de la Universidad. Como contraprestación, la Casa de Estudios adquirió el derecho de elegir a dos integrantes del directorio. Hoy esos cargos son asumidos por Roberto Nahum y Andrés Weintraub.

Pero la Universidad también se ha visto beneficiada en materia económica. Esto, a propósito del derecho al cobro de un royalty anual, que durante 2007 y 2008 fue equivalente al 1,05 por ciento de los ingresos de la concesionaria.

Luego, en los años 2009, 2010 y 2011, el impuesto se calculó considerando el monto mayor entre el 1,05 por ciento de los ingresos y el 3,5 por ciento de las utilidades netas, cifra que a partir de 2012 aumentó al 4 por ciento.

“Independiente de que Azul Azul no margine utilidades, nosotros siempre recibiremos el 1,05 por ciento de todos los ingresos, independiente de su situación financiera y de sus resultados económicos”.

Así lo explica Daniel Muñoz, quien se desempeña hace cinco años como director de Deportes y Actividad Física de la Universidad de Chile. Además, recientemente reelecto como presidente de la Federación Nacional Universitaria de Deportes.

“Doy fe de que los recursos han ingresado a la Universidad. Y tácitamente el Senado Universitario y el Consejo Universitario los vinculan a un desarrollo deportivo”, agrega Muñoz, detallando que esencialmente se trata de recursos destinados para proyectos de alto impacto en la comunidad universitaria, pero en ningún caso para beneficio exclusivo de alguna unidad académica.

Él mismo insiste en que “si ellos gastan el doble de lo que ingresaron y a la larga la utilidad es pérdida, nosotros no entramos en ese juego. Estamos asegurados como parte de la fórmula del gasto. Ellos tienen claro que un porcentaje de todo lo que perciben en el año es para la Universidad”.

Por ello, explica, las proyecciones en ningún caso comprometen recursos sobre las utilidades. “Es muy poco probable que el cuatro por ciento sea mayor al 1,05 por ciento”.

“No vamos a endeudarnos contra el aporte del royalty respecto del valor presente. Lo que hacemos es asegurar la estabilidad de un pozo, acumular recursos y luego comprometerlos para futuros proyectos. En ningún caso correr riesgos financieros, porque a la Universidad le podría significar asumir algo que haya sido mal proyectado”

La advertencia de Muñoz no es en vano. “Si hubiese una intención de no respetar el acuerdo, claramente se meterían en un tema muy desfavorable, porque la Universidad tendría muchos argumentos para poner término a algo que me imagino que ellos en ningún caso quieren que ocurra”.

Perjuicios para la Universidad

No son pocos los temas que han afectado negativamente a la Casa de Estudios a partir de su relación con Azul Azul. Por ejemplo, lo relativo al posicionamiento del nombre Universidad de Chile.

“Es muy difícil desvincular cuánto aporta el club de fútbol Universidad de Chile, en términos de posicionamiento, cuánto aporta la institución como Casa de Estudios y qué es lo que entiende el hincha respecto de esta división”, aclara Muñoz, agregando que “queramos o no, la institución se verá afectada por cosas positivas del club de fútbol y, por otra parte, también cuando las cosas no marchan bien”.

Esto, asegura, necesariamente se relaciona con los valores que la institución quiera transmitir a través de su club de fútbol. “Se ha trabajado con la gente de Azul Azul y se le ha hecho bastante hincapié que a los rectores, más allá de los resultados económicos u honrar los acuerdos, les preocupa más que el nombre de la Universidad de Chile no se vea envuelto ni enlodado por situaciones ajenas, vinculadas a la gestión del grupo de administradores del club de fútbol”.

Sin embargo, aquello sí ha ocurrido, puntualmente con algunas situaciones que han afectado directamente a uno de los directores de Azul Azul. Y es que la figura del ingeniero civil industrial Mario Conca Rosende, actual vicepresidente, no solo destaca por integrar la mesa desde los orígenes de la concesionaria. También por episodios que han significado un daño a la imagen de ésta y, en consecuencia, de la Universidad.

El también ex gerente general de Chilevisión y actual presidente ejecutivo de Mega, de propiedad de Heller, protagonizó junto a su hijo, en agosto de 2014, un confuso incidente en el casino Enjoy de Antofagasta. Según el informe policial, fueron “detenidos por hurto, lesiones en agresión y maltrato de obra a carabinero de servicio con resultado de lesiones leves”.

Una denuncia que estableció que “mientras permanecía en una mesa de póker, Conca Rosende hurtó $35 mil en fichas de juego, momento en que fue sorprendido por un guardia de seguridad que, en medio del procedimiento, fue agredido por Conca Rosende”.

Casi un año después, el propio Conca reconoció en junio de 2015 haber emitido una factura por 22 millones de pesos a la empresa Aguas Andinas. Esto, por petición de Bancard, empresa ligada al ex presidente Sebastián Piñera, por asesorías prestadas en 2010.

“Todavía pienso que no había ningún perjuicio fiscal ni perjuicio a ninguna otra identidad y mucho menos mala intención, a un servicio que se le prestó a Bancard y que Bancard a uno le pide que se le facture a otra empresa”, aclaró Conca en ese entonces, agregando que “la verdad, pensé que había una transacción entre esa empresa y Bancard que se estaba canjeando con este servicio”.

“Para la Universidad, tener gente que esté vinculada a la administración de su club que pueda estar involucrada desde su vida empresarial o profesional privada con situaciones reñidas con lo legal, una vez que sean demostrables, no es beneficioso en ningún caso”, advierte Daniel Muñoz.

Y agrega: “Si llegase a ser el caso del director Mario Conca, tendrá que establecerse, junto con los directores que representan a la Universidad en Azul Azul, algunos criterios de resguardo bastante más exhaustivos al momento de poder aceptar o no a personas en el directorio”.

Pero también se han instalado otros temas que en ningún caso han pasado inadvertidos para la Universidad y su imagen como institución de educación superior. Así ocurre con la postergada construcción del anhelado estadio.

“Las personas que han llegado a presidir Azul Azul tienen intereses personales emotivos detrás de su gestión”, plantea Muñoz, añadiendo que “en el caso de Carlos Heller, por primera vez, se trata de una persona que toma el total control de las decisiones. Es el primero que tiene el estatus de poder para tomar tranquilamente las decisiones”.

En ese sentido, advierte que el tema se ha transformado en un objetivo personal para convertirse en el presidente que logre en su gestión edificar el estadio. “Si esa lógica sigue imperando en los directorios, se tomarán decisiones bastante erradas”. Esto, porque no solo se trata de variables técnicas y legales que se deben resolver. También variables culturales y sociales, todo lo cual es muy difícil de manejar en un corto plazo.

¿Qué pasó con el fondo de 15 millones de dólares destinado a dicha construcción? Los recursos se habrían utilizado para otras prioridades, como el pago de indemnizaciones por término anticipado de contratos.

De hecho, el directorio de Azul Azul decidió postergar hasta diciembre de 2016 el plazo para presentar el anteproyecto de la construcción. Esto, considerando que la última fecha pactada venció el pasado 6 de diciembre.

Y si de temas complejos se trata, el de la violencia dentro y fuera de los estadios es uno de los que más inquieta en la Casa de Estudios. “El tema de violencia es el más sensible para las autoridades universitarias. Nadie queda ajeno a que aparezcamos sindicados indirectamente como Universidad a temas de violencia y de hinchadas”.

La preocupación de Daniel Muñoz apunta a que “ese tipo de valores y relaciones tienen que trabajarse de una manera mucha más profunda y directamente con los involucrados, pensando que detrás de un club de fútbol existe una institución de educación superior y toda una comunidad que también se ve afectada”.

Compleja gestión financiera

Junto a Carlos Heller hoy participan en el directorio su hijo Pedro, además del mencionado Mario Conca, José Luis Navarrete, Gonzalo Rojas, Peter Hiller, Alberto Quintano, Daniel Schapira y su hijo Andrés, así como los dos directores en representación de la Universidad.

Económicamente, el momento no es el mejor. Según los datos registrados en los Estados Financieros Consolidados del club, correspondientes a los ejercicios de 2013 y 2014, las ganancias o pérdidas atribuibles a los propietarios de la controladora alcanzan montos de 124.373.000 de pesos al 31 de diciembre de 2013, mientras que -1.676.016.000 de pesos al 31 de diciembre de 2014.

Esto, considerando ingresos muy similares para ambos periodos: $14.863.823.000 en 2013 y $15.427.641.000 en 2014.

¿Qué ocurrió con la gestión durante este año? De acuerdo a la información proporcionada por la Superintendencia de Valores y Seguros, Azul Azul informó pérdidas, entre enero y septiembre de 2015, por dos mil 170 millones de pesos. Lo que se suma a las pérdidas del año anterior, las que en el mismo periodo alcanzaron un monto de mil 500 millones de pesos.

El total de pérdidas para 2015 serían de alrededor de tres mil millones de pesos.

Y si de problemas económicos se trata, la indemnización que deberá pagar la concesionaria a la ANFP por la cláusula de salida de Sebastián Beccacece, el ex ayudante técnico de Jorge Sampaoli y el nuevo entrenador de Universidad de Chile, es insoslayable. Si bien el monto original de tres millones de dólares se reduciría, por ahora, en 700 mil dólares, se trata de recursos con los que el directorio no cuenta en este momento.

Por ello, la dependencia de éxitos deportivos en el corto plazo aparece como una urgencia. En lo inmediato, el reciente título de Copa Chile permitirá que el equipo dispute la Copa Libertadores, lo que ya asegura nuevos ingresos. Sin embargo, no son suficientes.

En ese contexto, la propuesta de aumento de capital de Carlos Heller, para asegurar la llegada del nuevo cuerpo técnico y de algunos jugadores, no genera consenso entre los directores.

Además, se trata de una idea que necesariamente requiere de una junta extraordinaria de accionistas, que hoy alcanzan los ocho mil. Asimismo, representa un proceso financiero que podría demorar al menos seis meses.

Una instancia que también podría beneficiar a la Universidad, en el sentido de que una mayor capitalización también podría significar el incremento de representantes de la Casa de Estudios en el directorio, tal como lo advierte Daniel Muñoz.

“Si ocurre ese nuevo escenario accionario de Azul Azul, es atingente preguntarse en qué posición quedan las acciones tipo A, que son las que tiene la Universidad de Chile, acciones no transables ni valorizables”. En ese contexto, reconoce que “es lógico que se pudiera abrir una ventana para analizar que los accionistas tipo  A puedan tener una mayor presencia”.

Incluso se anticipa a un escenario adverso. “Tal vez puede ocurrir al revés, que nos digan que al aumentar el capital la Universidad tendrá menos representatividad y tendríamos menos directores. Es el momento para analizarlo y ver si están las voluntades. Yo no he visto al interior de la Universidad que existan grupos pidiendo que más directores representen sus intereses en el directorio de Azul Azul”.

En principio, la propuesta de Heller de una capitalización accionaria solo apuntaría a una inyección de recursos para financiar la llegada del cuerpo técnico y de refuerzos, pero en ningún caso para el proyecto del estadio. Un monto que podría llegar a los diez millones de dólares.

Entre las alternativas, también aparecen la de un préstamo bancario e incluso lograr el adelanto de recursos por parte de los auspiciadores, correspondientes a 2016.

En este complejo escenario económico para Azul Azul, el director de Deportes y Actividad Física de la Universidad de Chile se detiene en una reflexión. “Que un club de fútbol profesional opere desde una sociedad anónima, para un rector es difícil entenderlo, especialmente de una universidad pública como la nuestra y con todo lo que significa la historia del club. Creo que somos un caso único en el mundo”.

El propio Daniel Muñoz concluye que “si como Universidad de Chile quisiéramos que las cosas fueran distintas, tenemos que actuar no solamente desde la mirada puntual del club, sino que desde lo que está pasando en el fútbol y de lo que está pasando en torno a las leyes que regulan el deporte”.

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