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Fulano, discos y extinción

Alguna vez, Raúl Zurita dijo que la poesía era un lenguaje que estaba en retirada, "un gran arte que se está apagando, que está muriendo", y esto porque "tal como se ha venido practicando, le ha dado la espalda al mundo". En el caso de Fulano, ellos se despiden sin decir que la música se está apagando y sin darle la espalda al mundo.

Vicente Clua

  Domingo 3 de enero 2016 17:49 hrs. 
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Hace algunos días, el grupo Fulano estrenó su último disco, Animal en extinción, que ellos definieron también como póstumo. De esa frase hay que detenerse en dos palabras: “último”, que en este caso refiere a lo más reciente, pero también se puede tomar la idea de que no hay más discos del grupo. Luego está la palabra “póstumo”, que alude directamente al hecho de algo que se hace luego de la muerte o desaparición de algo, y ese algo en este caso es Fulano.

Alguna vez, el poeta Raúl Zurita dijo que la poesía era un lenguaje que estaba en retirada, “un gran arte que se está apagando, que está muriendo”, y esto porque, agregó el poeta, “tal como se ha venido practicando, le ha dado la espalda al mundo, no tiene nada que decir de él. Está sepultada bajo toneladas y toneladas de poesía autista”. En el caso de Fulano, ellos se despiden sin decir que la música se está apagando y sin darle la espalda al mundo. Por el contrario, bajan la cortina con un trabajo que se instala de manera destacada dentro del universo musical de la agrupación, que como siempre radiografía lo que somos como sociedad, tal como lo hicieron siempre, signado por la ironía y el humor y con una complejidad creativa que fusiona de manera original variados elementos estilísticos y musicales.
Y eso de bajar la cortina es algo también a analizar, ya que se van, pero nos dejan tarea, nos dejan a escuchar nuevos temas que prolongan la historia y que la unen con el origen al abrir el disco con una pieza original de Jaime Vivanco. Nos dejan tarea también al proponernos una serie de composiciones que musicalmente vuelven a proponer esos quiebres característicos y nos vuelven a proponer lecturas de esa sociedad que nos marca y que les ha permitido proponernos “trabajos inútiles”, decirnos que la “farsa continúa” y que aquello que muchos vieron como una ilusión, como un arcoíris de posibilidades, no es más que “basura multicolor”. Quizás por eso todavía la “historia no los convence” y los sigue atragantando.
También nos dejan otra tarea. Una histórica, ya que de forma paralela, el sello El Templo Rekords presentó el disco patrimonial Fulano, en la Batuta 1993, un registro histórico que corresponde a una grabación en cassette de la agrupación tocando en el local de Ñuñoa, con la formación original: Campos, Crisosto, Jecquier, Valenzuela, Vasquez y Vivanco. Una complicación más para esta idea de extinción, de desaparición, de fin. Y esa complicación no sólo pasa por poder escuchar un registro patrimonial, sino por el hecho que aporta un tema inédito y un registro en vivo único.
¿Extinción? Quizás nunca más toquen en vivo, quizás nunca más aparezcan sobre un escenario como agrupación y con ese nombre. Pero hay un legado musical, hay una cantidad de registros que los siguen manteniendo vivos y hay, por sobre todo, una aparición original en la historia musical chilena, en un momento clave de la historia del país también, donde Fulano fue capaz de sintetizar musical y líricamente lo que éramos como país y llamar la atención de una generación, primero, y luego prolongarla a varias otras, pese a sus propios avatares y a los ajenos.
A partir de estos datos recientes, por ahora la historia se sigue escribiendo, sigue rodando la presencia de este animal único, aunque tal como dice la letra de una composición de Jaime Vivanco, “la ilusión se va yendo con la oscuridad de saber que nunca ya, la vida nos entrega la oportunidad”.
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