Diario y Radio Universidad Chile

Escritorio

Martín Lutero y el pobre Friedrich Nietzsche           

Fernando Curiqueo

  Jueves 18 de febrero 2016 8:52 hrs. 
LUTERO

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A Martín Lutero (10.11.1483 – 18.2.1546) se le reconoce principalmente por el papel que jugó en la llamada reforma protestante.  Por su central protagonismo en ella se la denomina también reforma luterana.

Dialécticamente, se puede decir que Lutero fue un personaje contradictorio. Pero, sin recurrir a esta delicadeza filosófica, hay quienes lo consideran un lacayo del poder establecido.

No faltan y no son pocos los que -aun cuando reconocen los excesos de su actuar-, defienden su persona y su obra.  Entre éstos, hay quienes aducen que los ataques al personaje provienen del bando ateo, empeñándose en instalar la idea de una disputa entre creyentes y ateos, endosándoles de paso a éstos la responsabilidad en las peores matanzas de seres humanos en la historia.

Sin embargo, de la abundante literatura y demás medios de divulgación de las distintas denominaciones cristianas (católica, luterana, adventista, anabaptista, expresiones agrupadas en lo que se denomina religión electrónica, etc.) quedan en evidencia sus mutuas incriminaciones por cuestiones doctrinales, además de la permanente lucha por arrebatarse unas a otras sus membresías, por lo que la afirmación de que se trataría sólo de una disputa entre creyentes y ateos no se sostiene.

Un ejemplo que ilustra el párrafo anterior. El número de febrero de 2013 de la revista La Atalaya, de los Testigos de Jehová, trae el  testimonio de un joven de República Dominicana, ex-mormón devenido testigo de Jehová, que cuenta que existen diferencias entre la Biblia de los testigos y el Libro Mormón y sobre un episodio curioso. El joven relata que se sentía sorprendido por las ideas nacionalistas de los mormones. Una era que el jardín del Edén estaba en lo que hoy es  el condado de Jackson (Misuri, Estados Unidos); la otra, que según los profetas de la iglesia mormona, “cuando el Reino de Dios gobierne, la bandera de Estados Unidos ondeará con orgullo, sin mancha alguna en el asta de la libertad y la igualdad de derechos.”

Hay también quienes exaltan de modo irrestricto al personaje. Un ejemplo, es la valoración de Elena G. de White en El Conflicto de los Siglos, obra de divulgación de la Iglesia Adventista del Séptimo Día: el más distinguido de todos los que fueron llamados a guiar a la iglesia de las tinieblas del papado a la luz de una fe más pura, fue Martín Lutero. Celoso, ardiente y abnegado, sin más temor que el temor a Dios y sin reconocer otro fundamento de la fe religiosa que el de las Sagradas Escrituras, fue Lutero el hombre de su época. Por su medio realizó Dios una gran obra para reformar a la iglesia e iluminar el mundo.

La Reforma protestante

Los sentimientos encontrados respecto a Lutero se explican fundamentalmente por el papel que jugó en su tiempo en dos importantes cuestiones. Una fue su actuación en la guerra de los campesinos en Alemania; la segunda, su posición frente a los judíos.

Según el relato histórico-anecdótico, el proceso de la Reforma Protestante comenzó cuando el 31 de octubre de 1517 Martín Lutero, se cuenta, colgó sobre la puerta de la iglesia de Todos los Santos, en Wittenberg, un  panfleto de su autoría con 95 tesis o proposiciones.

Las 95 tesis fue un manifiesto conteniendo demandas politico-económicas, matizadas y respaldadas con referencias a la teología de la Iglesia católica.

Acerca del término teología. En el documento “La Interpretación de la Biblia en la Iglesia”, de la Pontificia Comisión Bíblica (1993), se afirma en el prefacio que el estudio de la Biblia es, de algún modo, el alma de la teología, según el Concilio Vaticano II (Dei Verbum 24). Pero, la teología no es sólo el estudio, sino también la interpretación de la Biblia, como el mismo texto pontificio lo señala en su parte introductoria. En resumen, teología es estudio e interpretación de los textos bíblicos.

Hay autores que afirman que lo central de la Reforma se explica por el conflicto en torno a las llamadas indulgencias. Sobre indulgencia. En el sitio diocesisdecanarias.es, se define la indulgencia como una remisión extra-sacramental de la pena temporal debida –según la justicia de Dios- por el pecado que ha sido ya perdonado, remisión que es otorgada por la Iglesia en consecuencia del poder de las llaves. Hasta aquí la explicación.

El conflicto se creaba a consecuencia de que esa remisión se hacía a cambio de un estipendio (pago) y porque se constituyó en una fuente de enriquecimiento de quienes prodigaban esa remisión y, en consecuencia, de abuso en contra de quien la recibía. A la práctica de la concesión de indulgencias se unían otras formas de abusos cometidas por representantes de la Iglesia católica en contra de la feligresía.

Aun cuando los abusos pecuniarios, financieros, fiscales, de parte de Roma y sus representantes, unidos a un tren de vida de lujos y derroche son una causa no menor como detonante (estallido) de la Reforma, no alcanzan para explicarla, ni tampoco constituyen la causa principal.

Sobre Lutero y su papel en la Reforma, Friedrich Engels señala en La Guerra de los Campesinos en Alemania, que cuando en 1517 Lutero atacó por primera vez el dogma y las instituciones de la Iglesia  católica, su oposición no tenía un carácter bien definido… En este primer período Lutero dio libre curso a toda la vehemencia de su temperamento de campesino vigoroso… Pero esta furia revolucionaria terminó pronto. El rayo que Lutero había lanzado cayó en el polvorín. El pueblo alemán se puso en movimiento. De un lado los campesinos y plebeyos vieron en sus proclamas contra los curas en su sermón sobre la libertad cristiana la señal de la sublevación; del otro lado, los burgueses moderados y una gran parte de la pequeña nobleza se unieron a él; y hasta algunos príncipes fueron arrastrados por la tormenta. Unos creyeron que había llegado el día de ajustar las cuentas a sus opresores, otros sólo querían destruir  el poder de los curas, la hegemonía romana y enriquecerse por la incautación de los bienes eclesiásticos. Lutero tuvo que escoger. El protegido del elector de Sajonia, el respetable profesor de la Universidad de Wittenberg que del día a la mañana se hizo célebre y poderoso, el gran hombre rodeado de lacayos y aduladores no vaciló ni un momento.  Dejó caer a los elementos populares del movimiento para unirse al séquito burgués, aristocrático y monárquico.

Lutero y la lucha de los campesinos

Los campesinos alemanes y sus aliados en el fragor de los acontecimientos que desencadenó la Reforma iniciaron una insurrección (1524-1525) en contra de la nobleza y la Iglesia católica (poder temporal y poder espiritual), en quienes veían los responsables de la vida miserable que arrastraban y, junto con ello, promovieron sus propias reivindicaciones que fueron plasmadas en un documento, dado a conocer el 20 de marzo de 1525, conteniendo, entre alegaciones y demandas, doce puntos. La insurrección se saldó con la derrota de los campesinos. Una más en el largo historial de insurrecciones campesinas. Se estima entre cien mil a ciento cincuenta mil el número de caídos en los combates. Algunos de sus líderes hechos prisioneros fueron salvajemente torturados antes de ser ejecutados. Es lo que sucedió con el sacerdote Tomás Münzer.

No pretendo entrar al relato de esas luchas. Quienes se interesen por el tema tienen a su disposición una montaña de material que lo aborda (Id pues a la montaña; pues la montaña no vendrá hacia vosotros). Más bien deseo centrarme en algunas reflexiones, a partir de la actuación de Martín Lutero.

A Lutero se le enrostra su actuación zigzagueante en los acontecimientos en y derivados del proceso de Reforma. Por lo que se le repudió y se le repudia por considerárselo responsable intelectual de las matanzas de campesinos por el papel instigador que jugó.

La cuestión central, en mi opinion, para evaluar su comportamiento es saber si este personaje actuó del modo que lo hizo porque estaba convencido que lo hacía siguiendo las enseñanzas de las Sagradas Escrituras que, como se afirma por el cristianismo, han sido inspiradas por el Espíritu Santo y representan, en último término, palabra de Dios o usó dichas Escrituras sólo para respaldar sus distintas tácticas políticas. O movido por ambas razones, que es lo que parece.

En cualquier caso, un hecho queda en evidencia: las Escrituras Sagradas fueron utilizadas por Lutero o, dicho de otro modo, en  ellas encontró argumentos para justificar tanto sus más encendidos llamados a la violencia como a la no-violencia, dependiendo del cariz político que tomaban los acontecimientos.

Pero no fue solamente Lutero quien encontró en las Sagradas Escrituras argumentos para actuar como lo hizo, sino que también los líderes de los campesinos y sus aliados se apoyaron en ellas para dar respaldo a sus demandas y justificar los llamados a la insurrección.

A esta aparente paradoja en que los tres bandos (Roma y sus representantes, el bando burgués reformador de Lutero y el bando revolucionario de los campesinos) recurren a las Sagradas Escrituras, Engels da una explicación: en la Edad Media, luego de la caída del imperio romano no quedó más que el cristianismo y una serie de ciudades en ruina. La consecuencia fue que los curas obtuvieron el monopolio de la instrucción que tenía un marcado carácter teológico. En consecuencia, en manos de los curas la política, la jurisprudencia y todas las demás ciencias no pasaron de ser meras ramas de la teología a las cuales se les aplicaban los principios de ésta. Esta supremacía de la teología en todas las ramas de la actividad intelectual era debida también a la posición singular de la Iglesia como símbolo y sanción del orden feudal. En consecuencia, todo ataque general contra el feudalismo debía primeramente dirigirse contra la Iglesia y todas las doctrinas revolucionarias, sociales y políticas debían ser en primer lugar herejías teológicas.

Imagen almibarada sobre Martín Lutero y realidad

Daré algunos escuetos ejemplos sobre este Lutero incitador basándome en tres trabajos suyos:

  1. Contra las Hordas Asesinas y Rapaces de los Campesinos (1525). En este trabajo Lutero descarta toda validez a las Doce Artículos, conteniendo las demandas de los campesinos; dice que son una mentira. Se propone hacerles ver a los campesinos su pecado, como lo ordena Dios a Isaías 58 y Ezequiel 2. Igualmente, se propone ilustrar a la consciencia de la autoridad secular cómo debe proceder en estas circunstancias.

Escribe Lutero: un príncipe y señor ha de pensar en que es ministro y servidor de Dios y de su ira (Epístola a los Romanos, 13,4) y que la espada le ha sido confiada contra tales bribones. Si ésta no castiga y no pone remedio, no cumpliendo con su oficio, peca contra Dios en forma igualmente grave que quien mata sin que le haya sido dada tal potestad.

Alienta y consuela a los señores asegurándoles que si al actuar de ese modo, sobreviene la muerte será mejor para ellos, porque no podrán encontrar nunca muerte más bienaventurada. Esto último se asemeja mucho a la forma en que algunos musulmanes son persuadidos a inmolarse en nuestros días.

  1. Carta Sobre Duro Librito Contra los Campesinos. Luego del aplastamiento de la insurrección, Lutero aparecía como el gran responsable de la derrota de los campesinos por haber incitado a los señores a usar toda la fuerza en contra de aquéllos. Se le motejó de “adulador de príncipes”. Lutero reaccionó frente a estas acusaciones escribiendo en Julio de 1525 esta carta a fin de explicar y justificar su posición. Sugiero leer directamente este escrito. Retrata de cuerpo entero a este personaje. Llamará con seguridad la atención del lector la frecuencia con que Lutero recurre a citas bíblicas.
  2. Sobre los Judíos y sus Mentiras. A Friedrich Nietzsche se le ha usado como “el pato de la boda” a la hora de desvelar a los instigadores intelectuales del nazismo y de su política de exterminio de judíos y otras nacionalidades, en la Segunda Guerra Mundial. Dos hechos desvirtúan esta interesada opinión. Primero, son judíos quienes opinan que Nietzsche fue un amigo del pueblo judío (Friedrich Nietzsche y su Actitud Hacia el Pueblo Judío, Jacob Golomb).

Segundo, tratan de “agarrar” a Nietzsche por el lado de sus reflexiones acerca del superhombre. Sobre esto, decir que la opinión de Nietzsche sobre los alemanes no era buena; expresó opiniones como la siguiente: Pero este pueblo se ha vuelto estúpido voluntariamente, casi desde hace un milenio: en ningún otro sitio se ha abusado más viciosamente de los dos grandes narcóticos europeos: el alcohol y el cristianismo…

Michel Onfray escribe de Nietzsche: ateo, anticristiano, enfermo durante toda su vida, recuperado por el nazismo –a causa de un falso libro publicado por su hermana para complacer a Hitler.

En cambio se quiere hacer pasar “colado” a Lutero a la hora de denunciar las fuentes inspiradoras a las que se volcaron los ideólogos del nazismo. Pero, ahí están los testimonios escritos de lo que predicó el Reformador acerca de los judíos, destacando cual  hoguera ardiendo ad eternum su libro Sobre los Judíos y sus Mentiras.

(En conmemoración, a 470 años, de la muerte de Martín Lutero, el 18 de febrero de 1546)

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