Sr. Director:

El tema de la falta de médicos especialistas en regiones, resurge periódicamente como un tema de salud pública, con importante presencia en los medios. Actualmente estamos viviendo uno de dichos resurgimientos.

En general, el tema es planteado como de responsabilidad exclusiva del Estado, sin que al sector privado se le atribuya responsabilidad alguna, más allá que las Isapres y los seguros privados están presentes y tienen asegurados en regiones.

Independientemente de lo anterior, el hecho es que no se han encontrado soluciones para alcanzar la necesaria presencia de especialistas en regiones.

He leído numerosos enfoques para acercarse al problema, sin embargo, no recuerdo alguno que se plantee explícitamente la siguiente pregunta: ¿Cuáles son los determinantes de la decisión de un médico especialista, acerca de dónde ejercer su profesión? Lo que, en el presente caso, es casi sinónimo de decidir dónde vivir.

A este respecto pienso que hay que pensar en calidad de vida y realización profesional de los especialistas. En ambas dimensiones de análisis, la vocación por el servicio público, influirá en la toma de decisiones.

En esta oportunidad, me detendré, someramente, en lo de la realización profesional. Ésta pasa por innumerables factores, entre otros sentirse útil, lo que significa que sus pacientes estén recibiendo lo que la Lex Artis, vigente, dicta. Atender sin sentirse útil, da lugar a sentimientos de frustración, de ser utilizado, de engañar al paciente, de complicidad con algo con lo que no se está de acuerdo, etc.

Detrás de una situación asistencial de este tipo pueden estar: falta de recursos, demanda excesiva de trabajo, demanda insuficiente para mantener las competencias (baja demanda), imposibilidad de tener diálogo médico con pares (la comunicación virtual no excluye la utilidad y necesidad de compartir casos clínicos complejos alrededor de un “cafecito”).

También la imposibilidad de educarse continuamente. Finalmente, como el enfermo requiere de una atención integral, es fundamental tener la posibilidad de otorgar dicha atención, es decir, no basta con fortalecer una determinada especialidad.

Cómo armonizar lo anterior con la geografía física y política de Chile, es un desafío. Por ejemplo, el tamaño de la población asignada puede ser muy pequeño o muy grande, en ambos casos conducirá al deseo de partir. Lo importante es que dicho tamaño permita acoger al menos a dos especialistas, teniendo una demanda adecuada. En consecuencia, es muy probable que los centros de salud, con la complejidad exigida por los enfermos complejos, queden distantes de muchos enfermos.

Lo anterior es solo un ejemplo específico que pretende ilustrar lo complejo del problema.

Alberto Estévez

Cardiólogo