Diario y Radio Universidad Chile

Año XVI, 19 de abril de 2024


Escritorio

El escandaloso royalty de Piñera

Columna de opinión por Julián Alcayaga
Martes 15 de marzo 2016 8:11 hrs.


Compartir en

En las últimas semanas ha resurgido el tema del royalty minero, a raíz del escándalo que se ha generado por los correos electrónicos entre Patricio Contesse, entonces Gerente General de SQM y el entonces senador Pablo Longueira. Queremos aprovechar esta situación, para sacar del olvido una columna sobre el royalty de Piñera, que fue publicada el año 2010 en diversos medios electrónicos, y al final, haremos un agregado actual, que confirma que el royalty de Piñera resultó ser realmente escandaloso, quizás no tanto como el de Lagos.

A los pocos días del terremoto y ante la magnitud de los recursos que se necesitaban para afrontar los daños de esta catástrofe, gran parte de la población e incluso los medios de comunicación comenzaron a señalar que el cobre y las empresas mineras eran las más indicadas para aportar gran parte de los recursos necesarios para la reconstrucción. Políticos de la Concertación e incluso de la derecha, argumentaban a favor de un aumento del royalty, y ni siquiera las mineras se atrevían a sacar la voz contra una eventual alza de este tributo. Pero al cabo de algunos días o semanas, y pasado el primer período a la defensiva, las mineras, y sus agentes en los medios de comunicación y en los partidos de derecha, sacaron el habla y se opusieron tenazmente a un aumento del royalty con un argumento de peso: No se puede aplicar ningún aumento porque estas empresas gozan de invariabilidad tributaria.

Efectivamente estas empresas gozan de una increíble invariabilidad tributaria gracias al gran regalo que les hizo ese gran Presidente de Chile, Ricardo Lagos Escobar, que en mayo de 2005 hizo aprobar por la Concertación y la derecha unidas, la Ley 20.026 conocida como la ley del royalty. Esta ley fue un gran engaño y además un verdadero escándalo, aunque ambos aspectos sean desconocidos por la opinión pública. El primer engaño deriva del hecho que no se aprobó un royalty o regalía minera sino un simple impuesto específico a la minería, el segundo engaño es más desconocido, puesto que esta ley en vez de aumentar les rebajó la tributación a las mineras, y el escándalo es lo que nos convoca en la actualidad, puesto que la nueva invariabilidad acordada, no solo abarca el impuesto específico a la minería, sino que además se les otorgó invariabilidad sobre una eventual y verdadera regalía minera que pudiera aprobarse en el futuro. Esto quiere decir, que gracias a Lagos, la Concertación y la derecha unidas, Piñera y cualquier Presidente, hasta el 2017, no podrán aumentar el royalty minero.

Pero como Piñera quiere pasar a la historia como un Presidente que no se somete al gran empresariado, igualmente envía un Proyecto de Reconstrucción que entre otras cosas contempla una modificación del royalty a las mineras, pero que en los hechos es en un nuevo engaño, y  tan o más escandaloso que el royalty de Lagos.

En efecto, se pretende aumentar moderadamente el royalty durante los años 2011 y 2012, a lo sumo en 700 millones de dólares en esos 2 años, pero como ese aumento no se les puede aplicar a las mineras gracias a la invariabilidad de la Ley 20.026, dicho incremento se haría efectivo siempre y cuando las mismas empresas mineras acepten “voluntariamente” ese muy moderado aumento del royalty. Para ayudarlas a decidirse, el gobierno de Piñera les otorga un escandaloso regalo: Prorrogarles por otros 8 años la actual invariabilidad tributaria. El escándalo nace del hecho que se promete aumentar el royalty en unos 700 millones de dólares por los años 2011 y 2012,  a cambio se les permite un ahorro en el pago de royalty de a lo menos de 2.500 millones de dólares anuales a partir del año 2018.

Este regalo es fácil de calcular. La actual invariabilidad tributaria vence para mayoría de las empresas el año 2017, año de elecciones presidenciales y parlamentarias, lo que quiere decir que a partir del 2018 las mineras podrían pagar una verdadera regalía minera que no podría ser inferior al 10% de las ventas, similar al 10% que Codelco paga en favor de  las Fuerzas Armadas. Estas empresas venden en la actualidad alrededor de 25 mil millones de dólares, por lo que una verdadera regalía minera de 10 % sobre las ventas alcanzaría a los 2.500  millones de dólares.

Ahora, si el 2018 aplicáramos los tributos que hoy quiere aplicar Australia, y que con el crecimiento del consumo en esos años el cobre supere los 5 dólares la libra, entonces con esta prórroga del royalty de Piñera, las pérdidas para Chile podrían sobrepasar los 70 mil millones de dólares en esos 8 años. Con un royalty del 10% de las ventas o una tributación a la australiana, a partir de 2018, el proyecto de royalty de Piñera viene a ser decenas de veces más beneficioso para las mineras que el de Ricardo Lagos. Es evidente entonces que son las mismas transnacionales mineras las que están detrás del escandaloso royalty de Piñera.

Hasta aquí lo escrito el 2010.

Ahora, en este mes de marzo de 2016, el ex presidente Piñera ha salido a defender su ley de royalty, como muy beneficiosa porque “aportó más de US$ 3.200 millones al país, para destinarlos al esfuerzo de la reconstrucción en el período 2010-2013”, lo que evidentemente no corresponde a la verdad, así como como lo vamos a comprobar. así como tampoco se aumentó el royalty corresponde

El Anuario de Cochilco año 2014, nos entrega la siguiente recaudación del royalty, por parte de las 10 mayores mineras privadas, desde su creación el año 2006 hasta 2014.

2006 2007 2008 2009 2010 2011 2012 2013 2014
676 622 415 284 792 643 442 356 309

 

Salvo el año 2009, el precio del cobre siempre ha sido superior al del año 2006, que fue de 3 dólares, por lo que en función de dicho precio el royalty debió ser superior a 2006, todos los años salvo el 2009. El 2011 el precio del cobre fue de 4 dólares, por lo que el royalty debió ser un tercio superior al 2006 llegando a US$ 900 millones, y solo recaudó US$ 643 millones.  El promedio recaudado de los años 2012 a 2014, es solo la mitad de lo recaudado el año 2006. Y tampoco se cumplió la promesa del proyecto de aumentar el royalty en US$ 700 millones en los años 2011-2012.

Las cifras lo acreditan. Es evidente que el objetivo del royalty de Piñera no fue aportar más recursos a la reconstrucción, sino prolongar desde el 2017 hasta el año 2025 la invariabilidad tributaria de las mineras, y evitar que el año 2017, en plenas elecciones presidenciales, se discutiera una nueva ley que recondujera la invariabilidad tributaria. Por eso las mineras renunciaron a la invariabilidad tributaria el año 2010, para la nueva invariabilidad se discutiera el 2010 y no el año 2017. Esa fue la gran jugada de las transnacionales mineras.

Pero al año 2006, Lagos también legisló en favor de las mineras, puesto que todas tenían invariabilidad tributaria por 20 años, en virtud del art. 11 bis del DL 600, por lo que varias de ellas tenían invariabilidad más allá del año 2025. Sin embargo renunciaron a la invariabilidad tributaria para que se les aplicara el royalty de Lagos. ¿Por qué renunciaron? Porque con invariabilidad tributaria las mineras extranjeras tenían que pagar un impuesto adicional a la renta de 42%, y al renunciar a la invariabilidad quedaban con la tributación general que era y es actualmente de 35%. Es decir se les rebajó el impuesto a la renta en 7%, y se les aplicó un royalty de 4%, lo que significó que la tributación total, royalty más impuesto a la renta quedó en 39%, mientras que si no se aplicaba el royalty de Lagos deberían pagar hasta el día de hoy 42% de impuesto adicional a la renta.

El primer año de aplicación del royalty, el 2006, el Estado perdió cerca de US$ 800 millones, gracias al royalty de Lagos.

Estos señores, Lagos y Piñera, se preparan para ser nuevamente candidatos a la presidencia el 2017. ¿Cuál será ahora el regalo para las transnacionales mineras? Seguramente privatizar Codelco.

Julián Alcayaga O.

Economista y abogado

Marzo 2016

El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor y no refleja necesariamente la posición de Diario y Radio Universidad de Chile.