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Los intereses ocultos del impeachment contra Dilma Rousseff

La lucha contra la corrupción ha sido la bandera alzada por el Congreso para intentar destituir a Dilma Rousseff, proceso que avanza a pasos agigantados ante la impotencia de los 54 millones de brasileños que votaron a Dilma en la presidencia. Sin embargo, quienes lideran el impeachment están involucrados en graves escándalos de coimas y desvíos de dinero y, al mismo tiempo, son los mayores beneficiarios políticos de la eventual caída de la Presidenta.

Oriana Miranda desde Río de Janeiro

  Jueves 21 de abril 2016 13:09 hrs. 
tchau querida

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La noche del domingo 17 de abril, después de maratónicas jornadas de debate, el Congreso brasileño aprobó el impeachment de la Presidenta Dilma Rousseff por 367 votos contra 146, derivando el proceso para su discusión en el Senado.

En la sesión del próximo lunes 25 de abril, el Senado decidirá a los 21 miembros de la comisión especial de impeachment y posteriormente se elegirá a un presidente y un relator, quien tendrá diez días para elaborar un informe final a ser votado por el pleno. De ser aprobado por mayoría simple, la Presidenta sería suspendida por 180 días a la espera de un análisis de la denuncia de parte del Supremo Tribunal Federal (STF). Si el impeachment  fuese aprobado por dos tercios de los votos, es decir, 54 de los 81 senadores, Dilma Rousseff sería destituida automáticamente y Michel Temer, actual vicepresidente de la nación, asumiría la presidencia hasta el 31 de diciembre de 2018.

Alianzas y traiciones

El impeachment es una figura que está en la Constitución brasileña y permite destituir a un Presidente que haya cometido un “delito de responsabilidad”. Este no es el caso de Dilma Rousseff, quien no es y nunca fue materia de investigación de la Policía Federal por algún caso de corrupción. La existencia de una fuerte desconfianza contra el PT y la figura del ex Presidente Lula no constituye una razón constitucional para forzar a Dilma a abandonar el poder. Los argumentos esbozados por los diputados que votaron a favor de su destitución, tampoco: “por el cumpleaños de mi nieta”, “en contra de que los niños aprendan de sexo en las escuelas”, “por la familia cuadrangular brasileña”, “por el fin de la Central Unitaria de Trabajadores (CUT) y sus marginales”, “contra el comunismo que atormenta al país”, “por mi hija Manoela que va a nacer”, “por los militares del 64”, “para que no seamos rojos como Venezuela y Corea del Norte”, “por mi padre de 78 años que me enseñó los principios de la palabra de Dios” y un largo etcétera.

El proceso de impeachment de Dilma fue comandado por el Congreso más conservador desde el retorno a la democracia en 1985 y liderado por el presidente de la Cámara, Eduardo Cunha, uno de los 23 diputados en ejercicio que están siendo investigados por la Policía Federal en la operación Lava Jato sobre corrupción en la petrolera Petrobras y contra quien ya fue emitido un mandato de prisión. “Que Dios tenga misericordia de esta nación”, dijo Eduardo Cunha al votar favorablemente a la destitución de la Presidenta Dilma, que de avanzar en el Senado lo transformaría en el vicepresidente de Brasil.

Cunha es acusado por el Procurador General de la República de haber recibido cinco millones de reales, equivalentes a mil millones de pesos chilenos, para viabilizar la construcción de dos navíos-sonda de Petrobras. Además, a fines de 2015 Eduardo Cunha fue condenado por el STF a devolver a las arcas fiscales 9.3 millones de reales, equivalentes a casi dos mil millones de pesos chilenos depositados en cuentas bancarias en Suiza, que tenían origen criminoso.

En tanto, el nombre de actual vicepresidente Michel Temer es mencionado en varias delaciones de la operación Lava Jato: el Procurador General de la República tiene indicios de que habría recibido cinco millones de reales, es decir, mil millones de pesos chilenos, de parte del dueño de Petrobras. Michel Temer es presidente del Partido de Movimiento Democrático Brasileño (PMDB) al cual también pertenece Eduardo Cunha y fue electo vicepresidente en una papeleta en conjunto con la Presidenta Dilma. Pese a ello, el 29 de marzo el PMDB rompió su alianza de 13 años con el PT y puso a disposición todos sus cargos en el Ejecutivo menos la vicepresidencia, apoyando directamente la destitución de Dilma que llevaría a Temer a convertirse en Presidente.

Uno de los temores del oficialismo es que, de Michel Temer convertirse en Presidente de la República, las investigaciones de la operación Lava Jato se detengan. El presidente del Partido de los Trabajadores (PT), Rui Falcão, sustenta que el vicepresidente tendría un acuerdo político con Eduardo Cunha para minar las investigaciones en su contra y que este sería uno de los “motivos siniestros” para derribar a Dilma.

Fica querida

En una entrevista concedida a blogueros en el Palacio de Planalto en Brasilia, la Presidenta Dilma calificó el impeachment en su contra como una “elección indirecta” y aseguró estar siendo condenada injustamente. “Lucharé en todas las trincheras posibles para derrotar este golpe, estaré donde sea necesario”, manifestó con firmeza.

Este martes 19 de abril, cientos de mujeres y niñas se congregaron a las afueras del Palacio presidencial para apoyar a Dilma Rousseff, en el evento “Abraçaço da Democracia” que llamaba a llevar flores a la Presidenta en un “gesto de apoyo y cariño para una mujer guerrera y valiente”.

 fica dilma

Manifestaciones como aquella se replicarán masivamente al menos hasta el 1 de mayo, en una expresión de descontento popular ante un Congreso que ignora el voto de los 54 millones de brasileños que colocaron a Dilma Rousseff en la presidencia. Sin embargo, estas simbólicas protestas son invisibilizadas en los grandes medios de comunicación, que han apoyado el impeachment desde un comienzo y ayudado a crear el clima de inestabilidad que propicia lo que ha sido calificado como un golpe de Estado desde el Parlamento.

En su primera edición de abril, el semanario Isto é presentó en portada el reportaje “Las explosiones nerviosas de la Presidenta”, en el que apelaba a la “falta de condiciones emocionales” de Dilma para continuar en el poder. Por otro lado, esta semana la revista Veja realizó un perfil de la esposa del vicepresidente Temer titulado “Marcela Temer: bella, recatada y de su casa”, presentándola como una “casi primera dama” absolutamente conforme en su situación de inferioridad ante su esposo.

Esto evidencia la molestia de los grupos dominantes ante el hecho de que la persona más poderosa de la política brasileña sea una mujer. Para Nathali Macedo, columnista de Diario do Centro do Mundo, “Veja, la derecha y los golpistas no quieren más mujeres poderosas: quieren más Marcelas y menos Dilmas, pero continuarán solo queriendo”.

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