Sr Director.
A ver, veamos, con motivo de las declaraciones del senador Alberto Espina, en una entrevista telefónica hecha por P. Lopez en el programa de la mañana (25/5/2016), se estaría haciendo paso a un nuevo juego del senador, en sentido totalmente opuesto a lo que se la conocido, ya sea en dictadura y la post transición.

El que se le dé esa denominación a la situación se debe a la anomalía constitucional en la que hemos estado estancados desde el 80, situación que al parecer le acomodaba al senador, pues nunca se le había escuchado a referirse en los términos que lo hizo en la mencionada entrevista. Salvo el constante temor de ser asaltado en su casa, o de algún portonazo a la salida de ésta. Lo cual parece que convenció al senador de entrar de lleno al debate constitucional.

Por lo menos algo es algo. Lo intempestivo del juego del senador no coincide con las declaraciones de Monckeberg y Desbordes, frente a la propuesta del Ejecutivo en cuanto al trabajo preliminar en pos de iniciar el proceso constitucional, o sea dejar adelantado trámites para un próximo periodo.

Aunque el senador definió este paso como una intervención política del ejecutivo, para influir incluso en aquellos que no estaban de acuerdo con el procedimiento.

El Senador afirma, en un intento de parecer apolítico en esta cuestión, que él no estaba por una constitución propuesta por el gobierno de la Nueva Mayoría. ¿Pero es que acaso el senador no está entendiendo que lo que él hace es politizar un proceso? Que lo único que tendría de constitucional ahora, es la convocatoria y propuesta del ejecutivo! Aquí y en la quebrada del ají!

Lo que él está proponiendo, sí que es anti constitucional, estaría presentando una propuesta RN! Esperemos que dicen sus amigos de la UDI!

Como sea, el proceso constitucional no debe estar copado ni menos hegemonizado por senadores ni diputados, el senador no está entendiendo que su papel para el cual fue elegido es a posterior, cuando ya la Carta Magna esté aprobada por la ciudadanía.

Resumiendo, la política viene después. ¿O es que quiere el Senador hacer una constitución tipo cocinería? ¿Una negociación entre el senador Zaldivar y el resto de los senadores y diputados? A mi entender el planteamiento del senador es descabellado, si recorremos toda su trayectoria de casi cincuenta años en política, más aún si lo comparamos con lo que andan diciendo Mönckeberg y Desbordes.

Entendemos que Espina guarda ambiciones presidenciales, y que esto puede ser un juego relacionado con esa pretensión, aunque demagógica, pues en su discurso rompe con todo lo que derecha ha planteado en toda la transición post pinochetista, es posible que el senador Espina corra la misma suerte que el senador Carlos Larraín, el cual se tuvo que ir para la casa cuando dijo “La calle no nos puede ganar, no nos va doblar la mano…”