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Proteccionismo en Estados Unidos: un mal negocio para Chile

Las razones para este debilitamiento internacional del dólar surgen de las propias declaraciones del nuevo mandatario, quien se ha manifestado abiertamente a favor de un billete verde menos fuerte. Para Chile, las señales respecto del valor de esa divisa, si bien no escapan de los efectos de la política macro marcada por Trump, también apuntan a la evolución del precio del cobre, “que puede resultar fundamental para analizar los movimientos del tipo de cambio en los próximos días”, según operadores.

Roberto Meza

  Lunes 23 de enero 2017 13:35 hrs. 
dolar

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Tal como se preveía, el tipo de cambio peso chileno-dólar estadounidense y dólar-otras monedas, ha venido cuesta abajo luego que, desde las promesas de campaña de Donald Trump, hasta sus recientes discursos como Presidente, el mercado pareciera haberse adecuado a la idea de que el nuevo mandatario efectivamente operará la economía de la principal potencia mundial con criterios proteccionistas, con más gasto fiscal y reducciones de impuestos, que no sólo aumentan el riesgo país y deuda, sino que las perspectivas de inflación y valor de su divisa.

En efecto, pese a que el dólar reaccionó con alzas inmediatamente tras la elección de Trump, el mercado empieza a descartar un escenario de subidas rápidas y mientras en Chile el billete verde abrió la semana en $652, un retroceso de $4,7 respecto del viernes pasado, el euro ha recuperado niveles de 1,04 hasta 1,07 dólares, luego que hace tres semanas estuvo a punto de alcanzar la paridad con el dólar.

Las razones para este debilitamiento internacional del dólar surgen de las propias declaraciones del nuevo mandatario, quien se ha manifestado abiertamente a favor de un billete verde menos fuerte -que favorece sus exportaciones- no obstante la férrea defensa de la moneda que ha hecho la Reserva Federal (Fed) al subir la tasa de interés y dejar entrever que podría haber un par de nuevas alzas durante este año, dependiendo de sus niveles de actividad y empleo.

Para Chile, las señales respecto del valor de esa divisa, si bien no escapan de los efectos de la política macro marcada por Trump, también apuntan a la evolución del precio del cobre, “que puede resultar fundamental para analizar los movimientos del tipo de cambio en los próximos días”, según operadores.

Y es que el carácter nacionalista de su administración y sus amenazas al libre flujo comercial (anuncios de renegociación del NAFTA con México y Canadá, alabanzas al Brexit, rechazo al TPP, atracción forzada de inversiones hacia el territorio de EE.UU., advertencias de alzas de aranceles aduaneros) parece haber acrecentado el temor de los inversionistas, estimulando la liquidación de dólares a nivel internacional, hecho que podría aumentar sus caídas, con negativos efectos para las exportaciones chilenas, especialmente de cobre, que se cotiza en esa divisa.

Por lo demás, el cobre ha ido perdiendo peso en la canasta exportadora del país, pues, si en 2010 representaba el 58,2% de los envíos totales en valor, hoy llega sólo al 46%, completando, en 2016, seis años de descensos consecutivos, en línea con la disminución que ha experimentado el precio promedio del metal en igual lapso, ya que en 2010 se cotizaba en una media de US$ 3,41 la libra, mientras que el año pasado fue apenas de US$ 2,20 en dólares de igual valor.

Gracias a un tipo de cambio relativamente alto, parte del espacio abierto por la caída de envíos del metal rojo lo han llenado, hasta ahora, otros envíos, como alimentos silvoagropecuarios, pesqueros e industriales, incrementando su presencia en el total de las exportaciones desde 8,4% a 9,7% en el último año, así como en montos totales, que subieron 11% en 2016. Y en el caso de los productos industriales, su incidencia en la canasta subió de 39% a 39,7%, aunque el monto total experimentó una baja de 2,3%, porque, si bien productos como el salmón o la fruta en conserva subieron más de dos dígitos, no lograron contrarrestrar la caída experimentada por la tradicional celulosa (-7,8%) y productos químicos (-7,7%) que requieren de un tipo de cambio más alto para competir en un escenario económico de un históricamente bajo intercambio comercial mundial.

La Presidenta Bachelet, en una entrevista con Bloomberg, ha dicho que espera que en la próxima década Chile tenga una economía “mucho más diversificada que la de hoy”. Pero una tendencia a la baja del tipo de cambio más marcada -como la que se podría esperar si la política económica de Trump continua en la dirección anunciada por el mandatario- las perspectivas de varios sectores exportadores chilenos no son halagüeñas, dada la canasta de monedas con que operan.

Así y todo, expertos en el mercado minero creen que la baja en la participación del cobre en la canasta de envíos podría revertirse este año, ya que las previsiones apuntan a que el valor del metal rojo tenderá a normalizarse en valores superiores al promedio del año pasado, estimulado por una mayor demanda destinada a los mega planes de infraestructura y urbanización de China y del propio EE.UU., razón por la que se espera un precio promedio de entre US$ 2,4 y US$ 2,5, en 2017, alrededor de 9% más que el de 2016.

De otra parte, eventuales medidas proteccionistas en el área forestal norteamericana, donde los productores de EE.UU. tienen la fuerte competencia de la madera canadiense y que, en función de la creación de empleos, pudiera variar en la anunciada renegociación del NAFTA, abre ciertas posibilidades al sector silvícola nacional, golpeado en días recientes por graves incendios.

Así y todo, la historia de nuestro comercio exterior muestra que las mejores perspectivas para los envíos chilenos están muy correlacionadas con los acuerdos comerciales firmados por nuestro país. En efecto, más del 94% de las exportaciones nacionales van a mercados con acuerdos comerciales y la Oficina de Estudios y Políticas Agrarias (Odepa) publicó recientemente un informe sobre 25 casos analizados en los que, en todos ellos, se observa que éstos crecieron, aunque con alzas de distinta magnitud.

Entre los tres espacios económicos que lideran la recepción de nuestras exportaciones (China, EE.UU. y la UE) las del país asiático destacan con un alza de 459% en los últimos diez años, y un promedio de crecimiento de 21% anual entre 2006 y 2015, correspondiendo a más del 40% de nuestros envíos al exterior. Pero éstos son negociados en dólares, con lo que, además, se corre el riesgo futuro que, en una eventual guerra de monedas yuan-dólar, los envíos chilenos se tornen aún menos competitivos en precio.

EE.UU., en tanto recibe más del 20% de los envíos chilenos y una potencial oleada nacionalista de su agricultura californiana podría afectar la fruta, si bien, no con eventuales cambios en el acuerdo de comercio entre ambos países, sino con medidas paraarancelarias del tipo que ya ha vivido Chile, no obstante el carácter de contratemporada que tienen estas exportaciones. Una situación similar puede ocurrir en Europa, donde los movimientos nacional-populistas están emergiendo con fuerza en un entorno de débil crecimiento económico.

Es decir, el proteccionismo promovido por Trump, si bien pudiera favorecernos inicialmente, dada la fuerte competitividad de productos chilenos como el cobre, madera, futas o alimentos y por nuestro relativamente pequeño volumen de envíos al poder mantener o incluso aumentar coyunturalmente las exportaciones -aunque con menos retornos en pesos, por un tipo de cambio más bajo-, en el largo plazo aquella política es, sin dudas, un mal negocio para Chile.

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