Entre el lunes 20 y el viernes 24 de febrero se desarrollará la novena edición del Festival Internacional de Cine de Iquique (Ficiqq), que exhibirá más de una treintena de películas provenientes de Chile, Perú, Ecuador, Colombia, Argentina y España, entre otros países.
Las películas se distribuirán en cuatro categorías y el evento, que el año pasado convocó a unos siete mil espectadores, esta vez tendrá funciones gratuitas en el Salón Tarapacá, el Teatro Estibadores y el hemiciclo del Teatro Municipal, además de charlas y talleres.
Su directora, Katherina Harder, dice que la fuerte presencia latinoamericana en la programación de este año “es algo que se dio y es interesante, porque quiere decir que el nivel de las películas latinoamericanas que se recibieron fue bastante alto”.
“Va a venir gente de Argentina, de Colombia, de México, de Perú, así que este año, sin que se haya planificado, va a ser un momento interesante de encuentro entre cineastas latinoamericanos”, señala en entrevista con Radio Universidad de Chile.
El festival ya va en su novena edición, ¿cómo has visto su evolución a través de los años?
Partimos con una sala en el Teatro Estibadores, con una exhibición centrada en cortometrajes y con menos competencia, y este año vamos a proyectar en cinco lugares simultáneamente. Hemos intentado apoderarnos de espacios públicos donde se pueda hablar de cine. Este año, por ejemplo, inauguramos un meeting point en la playa, un punto neurálgico en el verano iquiqueño. Cuando termine el festival también vamos a hacer itinerancia con los ganadores. Por otra parte, la inauguración la haremos en un espacio histórico como el hemiciclo del Teatro Municipal, que todavía está cerrado y es súper importante para todos los iquiqueños, así que será un hito. Es un desafío de producción bastante grande y este año lo vamos a hacer, también con la clausura. Hemos ganado espacios y cuando uno va afuera se da cuenta de que hay gente que ha oído de Iquique porque sabe que hay un festival de cine ahí. Eso es gratificante.
¿Qué diferencia al Festival de Cine de Iquique de otros eventos de este tipo, ya sea de Santiago u otras ciudades?
Cada festival busca su identidad, sobre todo los regionales. En Chile hay regiones tan lejanas unas de otras, que al final el trabajo con el público siempre se va a distinguir. Tienes que conocer a tu público, por eso es importante que varios de los que hacemos este festival somos iquiqueños y conocemos el recorrido histórico del cine en esta ciudad, lo hemos estudiado. En el fondo, estás generando audiencia, educando a una audiencia que no está acostumbrada a ver este tipo de producciones y eso es un trabajo a largo plazo.
Con los invitados hemos podido apreciar que este festival tiene esa conexión. No solo se llena con invitados de afuera, sino que van muchas personas de la zona. Como se hace en verano, además, hay mucha gente joven, adultos mayores y turistas, hay una convergencia en la sala de cine. Por otra parte, siempre agradecen que es un festival que se hace con cariño. Si bien uno va creciendo, intentamos que ese espíritu no se pierda. Eso es súper importante, no elitizarlo sino al contrario, hacer un festival cercano. Las salas se llenan con gente iquiqueña. Hay adultos mayores que van todos los días, es como su panorama del verano y eso es lindo.
¿Qué tanto ha influido que Iquique sea una ciudad muy lejana a Santiago, donde se concentra la actividad cultural en general?
Siempre hemos dicho que es un desafío de producción, es tres o cuatro veces más difícil por el tema de presupuesto también. Iquique es un polo turístico y al hacerlo en verano son costos de producción muy altos. Al estar tan lejos también pasan cosas ridículas, como que si traes a un invitado de Perú, tiene que pasar por Santiago. Hay temas de falta de conexión de nuestro país que entorpecen la producción, algo que a otras regiones extremas también les debe pasar. A veces nos encantaría tener más invitados internacionales, pero en uno ya se nos va el presupuesto y eso te limita, entonces tienes que ir creciendo gradualmente y de manera inteligente.
Una de las cosas que llama la atención es que la programación tiene secciones dedicadas especialmente al cine de zonas extremas.
Es que dentro de esa idea de entender que estamos en una región extrema y querer potenciar las producciones regionales, siempre pensamos en cómo darle más identidad a nuestra programación. Esta categoría nació el año pasado y ahora la potenciamos para que la gente de acá pueda conocer lo que se está haciendo en otras regiones extremas y para potenciar lo que se hace aquí. Cuesta que la gente vea esas producciones, que no son muchas.
Considerando esas dificultades y la decisión de hacer funciones gratuitas, ¿cómo se sostiene económicamente el festival?
Hace tres años que nos ganamos el Fondo Audiovisual, este año también lo ganamos. También hemos tenido apoyo del gobierno regional, de la municipalidad y de muchas otras entidades de la región que nos ayudan con sus servicios. Eso es complicado, porque cuando estás postulando y postulando, tienes el peligro de no ganar un fondo y no superar la vara que dejaste el año anterior. Para que los eventos culturales crezcan y sean potenciados de verdad, es importante que tengan un financiamiento más prolongado. Hacerlo año a año no te permite saber si vas a poder concretar tus proyecciones a largo plazo.