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Alejandra Ayala: “Ojalá dentro del mundo del arte acepten a los sordos”

Alejandra Ayala es sorda profunda, una discapacidad auditiva erróneamente conocida como "sordomuda" y tras años de estudio en compañía de una interprete, se convirtió en la primera egresada del Departamento de Artes Visuales de la Universidad de Chile en esa condición. En la siguiente entrevista nos cuenta cómo fue su paso por el DAV, los obstáculos y facilidades que encontró en el camino.

Igora Martínez / Facultad de Artes U. de Chile

  Viernes 3 de febrero 2017 13:40 hrs. 
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El primer acercamiento que Alejandra Ayala tuvo con la Universidad de Chile no fue del todo alentador. Intentó ingresar directamente a la carrera de Artes Visuales, su gran pasión, a fines del 2008. Sin embargo encontró la negativa de la asistente social que por esos años trabajaba en esa unidad académica. “No contamos con una ley interna que le permita estudiar acá a personas sordas”, le dijeron.

A pesar del enojo y la frustración que envolvieron tanto Alejandra como a su madre, su gran compañera, continuaron buscando la forma de poder hacer realidad el sueño de Alejandra: estudiar arte.

Fue así como llegaron donde el profesor Arturo Cariceo,que en el 2009 estaba a cargo del Ciclo Básico del Departamento de Artes Visuales de la Universidad de Chile, en quien encontraron una gran acogida, ya que él estaba muy interesado en trabajar con personas sordas. Gracias a eso Alejandra Ayala logró cursar y aprobar los dos primeros años del Ciclo Básico y aunque sin intérprete, no encontró mayor dificultad, lo que le posibilitó pasar al pregrado del DAV.

“Durante  esos dos años no tuve interprete, pero no tenía un nivel de dificultad muy alto, así que para mí lo básico fue interesante porque yo como sorda soy muy visual, entonces observaba y traspasada todo y lo hacía yo sola. Miraba lo que hacían mis compañeros y lo trasladaba a mí realidad y a mis conceptos. En el pregrado la situación era mucho más complicada que antes, porque habían clases teóricas en el auditorio y la verdad es que no entendía mucho”, contó la egresada.

Las intérpretes

Ese grado de dificultad del pregrado hizo necesario el trabajo de una  intérprete que acompañara a Alejandra a lo largo de su carrera. De allí que tras un encuentro con Ximena Toro -académica de la Escuela de Terapia Ocupacional de la Universidad de Chile y una de las líderes del “Programa de Apoyo a Estudiantes en Situación de Discapacidad”, PAED, implementado en el 2011 en esa casa de estudios-, se solicitara al Servicio Nacional de Discapacidad, SENADIS, una interprete para Ayala.

Aunque esa gestión fue significativa en la carrera de Alejandra, no estuvo exenta de problemas, ya que tuvieron que pasar más de quince intérpretes, para que la egresada por fin diera con una que entendiera el lenguaje técnico del arte y sus conceptos.

“Mi mamá escribía todo lo que se decía en la clase gracias a una grabadora que yo usaba. Menos mal que hizo eso, porque en las clases de teoría usan un lenguaje muy difícil y no había acuerdo de la lengua de señas con el lenguaje técnico de la carrera. Era imposible, la intérprete no lo podía hacer y yo tampoco sabía”, contó la estudiante del DAV.

Fue así como llegó a su lado la intérprete de lengua de signos y señas, Claudia Alzamora, actriz, pedagoga teatral, conocedora del ámbito artístico, quien además cuenta con un postítulo de Intérprete en Lengua de Señas Chilenas (LSCh), que impartió la UMCE, con apoyo del Servicio Nacional de la Discapacidad, SENADIS.

“Con la Ale nos llevamos bien, nos reímos mucho y nos pusimos de acuerdo para las clases. Para los intérpretes, aparte de conocer el idioma, es muy importante que conozcan la cultura de los sordos. Ellos son muy responsables, son puntuales y  las personas que no conocen la cultura sorda, no les interesa eso. No saben que los sordos se ponen nerviosos porque no tienen la información. Imagínate el nivel de nervio y frustración que sienten si la intérprete no llega, porque ellos reciben toda la información por su intérprete. Por eso es el sordo quien debe escoger al intérprete, no el Senadis”, puntualizó Alzamora.

"Apocalipsis sin sonidos" se titula la tesis de Alejandra en la que se refiere a sus experiencias sobre qué significa vivir siendo sordo.

“Apocalipsis sin sonidos” se titula la tesis de Alejandra en la que se refiere a sus experiencias sobre qué significa vivir siendo sordo.

¿Por qué tomaste el camino del arte?

Me gusta la parte creativa porque creo que la tengo desarrollada y la veo constante en mi futuro. Además el arte es uno de mis lenguajes. También me gustaria trabajar con los niños y los jovenes, me gusta que a través del arte puedan soñar.

¿Qué área artística has desarrollado, que técnica, qué es lo que le gusta?

Me gustan las instalaciones, me gusta hacer videos, me gusta vincularlos con arte, con fotografías. Esas técnicas uso, el dibujo también me gusta, los bocetos. Todo eso.

¿Cómo se titula tu tesis y de qué se trata?

Se llama Apocalipsis sin sonido y tanto en ella como en mis obras he plasmado cómo me siento personalmente. Me refiero a mi mundo, a mis experiencias, a qué significa vivir siendo sordo. Ahora en mi obra de escultura estoy tratando de plasmar que en el fondo el sordo no recibe la información al mismo tiempo que el oyente. Trato de expresar que veo un mundo de destrucción, plasmo mi diario vivir, cómo me siento yo, al no tener la información que requiero para vivir.

Para mi tesis yo hice un tipo de arte humano más ligado al 3D. Me gusta hacer figuras humanas con expresiones distintas, para mostrar el lenguaje corporal a través de las figuras. Es un mundo visual de cómo se siente por dentro el ser humano muchas veces destruido, oscuro, con dolor, con poca luz, es como una propuesta parecida a Norton Maza, Paul Mccarthy. La idea es mostrar algo parecido y hago una combinación de mi trabajo con esos dos artistas, también con Román Singer. Hago una mezcla con mi trabajo propio para poder lograr esta destrucción interna, estas imágenes de un mundo con caos, como una furia, como casi explotando. Las personas arrancan de esas destrucciones porque se asustan, se sienten vulnerables. Entonces yo quiero mostrar este caos dentro de la vida cotidiana. Estoy haciendo figuritas que son como 40 en colores neutros: blanco, negro y grises. Usé también cemento, para simular estas bombas atómicas que provocan la destrucción. Son de diferentes formas, de distintas intensidades y a eso va dirigido mi trabajo.

En estos años de estudio ¿Cómo fue tu relación con los profesores y estudiantes?

Tuve profesores que no me entendían mucho, que de frentón no aceptaron mi condición y otros que me apoyaron harto, como la profesora Patricia Varga, la profe Verónica Rojas, el profesor Luis Montes Becker y Nelson Plaza. En general fue de altos y bajos, al igual que con mis compañeros quienes en un principio me ignoraban, luego me aceptaron, pero naturalmente se dio una lejanía, a excepción de Cynthia Guerrero, quien me ayudó mucho hasta que tomó otra especialidad.

¿Cómo superaste las barreras?

Yo ignoré lo malo, acepté todo tipo de críticas, me acostumbré a ser más dura. Después me empezaron a dar lo mismo las críticas porque yo iba a trabajar en crear obras de arte y también iba a recibir críticas de todas partes y lo tomé por ese lado.

Yo quise superarme para mi familia, para mis amigos sordos. Yo quería que ellos se sintieran orgullosos de mí, que supieran que yo nunca abandoné para ser ejemplo de ellos. Demostrarles que se puede ser valiente, ser buen ejemplo para que las personas que me rodean puedan imitar lo que yo hago. No mostrar debilidad, ni vulnerabilidad. Yo con esto le comunico a los sordos que tú puedes hacer lo que quieras, puedes ser abogado, lo que quieras.

¿En estos años de estudio, quién te apoyó?

Mi mayor apoyo es mi mamá. Ella me tiene paciencia, se dedicaba, me empujaba a salir adelante. Yo me enojaba y me enfurecía, pero ella me ayudaba a salir adelante, me decía: “Ya vas a terminar, sigue adelante”.

Durante los últimos años de mi carrera, encontré más apoyo de tutorías en Historia del Arte y este último tiempo me sentí muy bien porque encontré la ayuda de la tutora Vania Montgomeryy trabajamos las tres con mi intérprete. La asistente social Macarena Pérez también me ayudó mucho.

¿Cómo te proyectas a futuro?

Es complicada la relación entre el arte y la persona sorda, ya que no es fácil tener contacto con los artistas. Para mí es muy difícil porque yo no puedo comunicarme fácilmente con ellos. Es dificultoso porque no es llegar y acercarme a los oyentes a preguntarles algo. Ojalá dentro del ambiente artístico se pueda aceptar la diversidad y que yo soy sorda. Que se puedan aceptar otras técnicas, otras vivencias y otras características dentro de lo cultural y antropológico. Por lo mismo yo también me visualizo independiente; me veo trabajando en otro país ya que la educación y el desarrollo de los sordos es mucho más avanzada. Acá en Chile está en pañales todavía.

¿Qué cree ella que la universidad y la sociedad debieran cambiar para acoger a las personas con discapacidad auditiva de mejor forma?

Por parte de la Universidad de Chile lo veo muy difícil porque tienen paradigmas muy potentes. Las autoridades están alejadas. Debería haber admisión especial, sin PSU, porque con esa prueba no se puede medir a un sordo.

En cuanto a lo social me gustaría que se abrieran estas barreras que están obstaculizando un cambio. Además hay que asumir que hay que dar oportunidades a todas las personas por igual, porque también el futuro laboral hay que mejorarlo. Dar capacitaciones en universidades e institutos. Dar trabajo. Que la salud sea inclusiva. Necesitamos todo eso. Que se implemente el derecho universal que cualquiera puede entrar a cualquier carrera. Por ejemplo ¿Por qué una sorda no pude entrar a una carrera de medicina? En otros países se puede. Hay sordos que son médicos. Yo pido por favor que respeten el derecho universal.

¿Qué consejos les darías a quienes en tu misma condición quieran estudiar en la universidad?

Que se acerquen a mí porque yo los puedo ayudar con los contactos para que ingresen en la Universidad de Chile.

¿Cómo te sientes al ser la primera egresada del DAV con discapacidad auditiva?

Me siento feliz porque lo logré. Pude terminar una carrera y por eso le digo a todos los sordos que se atrevan, que ellos también pueden. Todo esto me fortaleció ahora miro el mundo con más libertad y agradecimiento a la Universidad de Chile.

Para finalizar, Alejandra Ayala envío un mensaje a la Universidad de Chile: “Yo quiero pedir por favor a la Universidad de Chile, que se haga cargo del pago de la intérprete y que los estudiantes no tengamos que ir al Senadis a ver ese tema, ya que es mucho trámite; porque todos los meses además de estudiar debemos ir al Senadis a rendir cuenta, lo que es demasiado estresante. Yo pido que se haga un convenio a nivel de todas las universidades con el Senadis y que la Universidad page el intérprete. En este sentido es mejor que los estudiantes estén aparte, porque es mucho el estrés al que nos sometemos haciendo ese trámite”, enfatizó.

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