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Detrás del escenario: la grave crisis que tiene a la Sinfónica de Concepción a la deriva

Dos músicos acaban de ganar un juicio por despido injustificado, el último concertino irá a tribunales por lo mismo y el director que había sido designado titular para este año dice que rompieron su contrato. Además, dos cantantes del Coro fueron expulsados por manifestarse contra la corporación que administra a ambas agrupaciones. Una historia de tribunales, malos tratos, prácticas antisindicales y poca, muy poca música.

Rodrigo Alarcón

  Viernes 10 de febrero 2017 16:44 hrs. 
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En el Biobío nadie tiene claridad sobre lo que este año hará la Orquesta Sinfónica de la Universidad de Concepción, la más importante de la región. La mayoría de las orquestas del país retomarán sus actividades en pocas semanas, luego de la pausa veraniega, pero la agrupación fundada en 1952 no tiene planes conocidos. Por estos días, las preocupaciones de sus músicos y autoridades están en otra parte. En expulsiones, trámites judiciales y fuertes críticas.

El último hito fue esta semana: la justicia determinó que los despidos del violinista Leandro Botto y su pareja, la chelista Cecilia Barrantes, fueron injustificados, por lo que la Corporación Cultural de la Universidad de Concepción (Corcudec) deberá indemnizarlos con poco más de tres millones y medio de pesos.

Ese caso, sin embargo, detonó una bomba que llevaba mucho tiempo esperando por estallar.

La “limpieza”

Leandro Botto y Cecilia Barrantes tocaron en la orquesta de la UDEC durante 13 y 16 años, respectivamente. El pasado 19 de octubre, ambos fueron despedidos en el marco de lo que Corcudec ha llamado una “reestructuración” de la orquesta, que contemplaba modificar la cantidad de instrumentos de cuerda. Para los músicos, sin embargo, tal reestructuración no existe. “El juicio demostró que los despidos fueron totalmente arbitrarios”, dice Botto, quien viajó desde Santa Fe (Argentina) para integrarse a la agrupación.

“No hay ninguna explicación. Hemos pedido que que nos cuenten cuáles son las características de la reestructuración, qué otros despidos vienen, porque es muy extraño -explica el oboísta Javier Bustos, presidente del sindicato de músicos. La gran masa instrumental de una orquesta son las cuerdas y nosotros somos una orquesta bastante pequeña, siempre requerimos refuerzos ahí, entonces la restructuración no tiene sentido técnico o artístico”.

Lo que piensan los músicos es que los despidos son parte de una “limpieza” que la administración de Corcudec ha realizado en los últimos meses. Por eso, también ha afectado a personal de sala y otros funcionarios. “Es obvio que no son razones musicales o técnicas. Están tratando de limpiar a todas las personas que opinen distinto o quieran intervenir respecto a la programación”, afirma el dirigente.

¿A quiénes se dirigen las críticas? Corcudec es una corporación de derecho privado, sin fines de lucro, que depende de la Universidad de Concepción (UDEC). Su directorio es presidido por el rector, Sergio Lavanchy, pero en la práctica quienes hoy la conducen son Alberto Larraín, director de Elencos Estables, y la gerenta Lilian Quezada. A ellos, principalmente, apuntan los cuestionamientos.

Larraín, ex vicerrector de Asuntos Económicos, llegó al cargo en julio del año pasado, luego que los miembros de la orquesta se reunieran con el rector Lavanchy y manifestaran sus reparos con Lilian Quezada, a quien acusaron de hostigamientos y malos tratos. La rectoría modificó el organigrama de Corcudec para que Larraín asumiera la relación con los músicos, pero entonces todo empeoró.

Leandro Botto. Foto: Académicos UDEC.

Leandro Botto. Foto: Académicos UDEC.

“Yo creo que mi despido fue por esa reunión con el rector. Él nos dijo que habláramos libremente y que a nadie le iba a pasar nada, que él era el único autorizado para despedir gente. Yo critiqué todo lo que estaba pasando y el resultado está clarito, nos echaron después de eso”, recuerda Leandro Botto, quien además había sido presidente del sindicato, entre 2013 y 2015.

El concertino expulsado

El despido de ambos músicos echó a correr una bola de nieve. El concertino Freddy Varela, que ocupa el mismo cargo en el Teatro Colón y vive en Buenos Aires, le escribió a Alberto Larraín para tener una explicación sobre la mentada reestructuración. Como no tuvo respuesta, insistió con el rector, que tampoco le contestó.

Ya en noviembre, justo antes de viajar para participar en su último concierto de 2016, recibió un mensaje, pero no era el que esperaba: “Me mandaron una carta de despido -relata desde Argentina. Era medio ridículo despedirme justo en el último concierto, pero seguramente no querían que fuese para allá, porque yo iba a seguir pidiendo explicaciones y no las había”, relata desde Argentina.

“Lilian siempre tuvo mala relación con personas de la orquesta, hasta que todo fue incontenible y el rector mandó a este señor Alberto Larraín. En principio, él llegó mostrando una cara como si tuviera las mejores intenciones, pero él no tiene idea de música. De hecho, es biólogo”, recalca.

Freddy Varela, el primero de derecha a izquierda, es también parte del Opus Trío.

Freddy Varela, el primero de derecha a izquierda, es también parte del Opus Trío. Foto: Opus Trío.

Esa es una de las principales críticas de los involucrados. Ni Lilian Quezada ni Alberto Larraín saben de música y han desmantelado el comité técnico, una instancia que reúne al director titular, al concertino, a cinco músicos elegidos por votación y a la administración.

Sin dirección

Paralelamente, en la orquesta se incubaba otra crisis. En mayo de 2016, la UDEC había anunciado que el sueco Mika Heichenholz sería su director titular a partir de 2017. Parecía una noticia positiva: con buenos resultados, él ya había conducido a la Sinfónica de la UDEC en varias ocasiones, además de la Sinfónica de Chile y la Orquesta de Cámara de Chile.

Eichenholz, sin embargo, nunca llegó a ocupar oficialmente el puesto. El año pasado dirigió a la agrupación y hasta trabajó en la planificación de la próxima temporada, pero Corcudec anunció en octubre que el concurso quedaba desierto, en medio de la misma reestructuración que se arguyó para despedir a Leandro Botto y Cecilia Barrantes.

“No fue posible llegar a acuerdo final con el candidato a ocupar ese puesto”, señalaba el comunicado que entonces difundió la institución, pero el músico tiene otra versión: “Llegamos a acuerdo en enero de 2016. Firmé el contrato en marzo y me dijeron que nunca llegó a Corcudec, así que lo envié firmado nuevamente en agosto y ellos me confirmaron que lo habían recibido”, cuenta desde Estocolmo.

Según Eichenholz, la controversia lo ha afectado más en el ámbito personal que en lo profesional: “Aun así, deseché algunas buenas ofertas para pasar más tiempo con mi orquesta en Concepción. Las reacciones entre colegas y orquestas de todo el mundo han sido muy fuertes, es una muestra muy triste de la vida cultural en Chile”, afirma.

El sueco, no obstante, no es el único director que ha tenido problemas en Concepción. Tanto el argentino Javier Logioia como el canadiense Julian Kuerti han cuestionado públicamente a Corcudec por su manejo.

Este último, incluso, dijo que Lilian Quezada y el inspector Darwin Rodríguez -otro nombre que se repite en las críticas- lo boicotearon en más de una ocasión. Luego de un concierto en que la orquesta recibiría un premio de la Academia de Bellas Artes, por ejemplo, “el público se paró y aplaudió, y el señor Rodríguez me bloqueó la puerta, para que yo no pudiera salir al escenario. Él no quería que yo tomara crédito por mi largo trabajo en la orquesta”, relató en un reportaje publicado en Concepción.

Mika Eichenholz. Foto: Corcudec.

Mika Eichenholz. Foto: Corcudec.

¿Sabía Mika Eichenholz al lugar donde llegaría como director titular? “Sé que por muchos años han trabajado con gerentes con muy poco conocimiento sobre orquestas profesionales, pero que mintieran, rompieran mi contrato y despidieran a músicos superó lo peor que podría haber imaginado. Nunca vi una administración con tan poco respeto por sus empleados y por su director”.

Los problemas del Coro

Cuando los despidos se supieron en Concepción, Jorge Ibáñez compartió la noticia en su Facebook y le pidió a sus contactos que la difundieran. El asunto le llegaba de cerca: conocía a los involucrados, porque llevaba once años participando en el Coro de la Universidad de Concepción. “En Facebook empezaron a aparecer comentarios de cuentas falsas que sabían sueldos de los músicos, horarios de trabajo y asuntos internos de la orquesta, entonces supuse que era alguien de la administración. Eso lo reporté y Facebook eliminó las cuentas. Ambas acciones, dice hoy, tendrían un efecto inesperado.

La primera señal la tuvo el sábado 17 de diciembre, cuando la Sinfónica y el Coro hicieron un concierto de Navidad en el Foro de la UDEC. Ese día, el director del Coro, Carlos Traverso, le dijo que fuera prudente, porque en la administración estaban atentos a lo que publicaba en redes sociales. “Él me lo dijo en buena, no lo culpo. Me lo dijo para que tuviera cuidado”, relata.

Seis días más tarde, Carlos Traverso le entregó una carta que le informaba de su expulsión. “No daba razones, nada, pero Carlos dijo que fue una orden de arriba. A él le pusieron la pistola al pecho. O nos echaba a nosotros o lo echaban a él”.

Ibáñez habla en plural porque en esa reunión también estaba Daniela Díaz, quien también fue exonerada de la misma forma. En su caso, la historia se remonta más atrás. Como parte de la directiva del Coro, a mediados de 2016 se enfrentó con la administración por el “incentivo económico” que los cantantes reciben cada año al participar de una ópera.

La participación en el Coro es voluntaria, pero el trabajo para esas producciones específicas sí recibe un pago, debido a la gran cantidad de ensayos que requieren. Por preparar durante tres meses El elixir de amor, los miembros del Coro solo recibirían 25 mil pesos, una cifra mucho más baja de la esperada. Por eso, además de pedir pequeñas mejoras en sus condiciones de trabajo, la directiva envió una carta a Corcudec en la que pedía transparentar el tema y saber con anticipación cuánto dinero recibirían.

Luego de ires y venires, el tema fue superado. Los cantantes recibieron 50 mil pesos, el director Carlos Traverso presentó una carta de disculpas a la administración, a nombre del Coro, y siguieron trabajando. En adelante, la directiva solo se tendría que preocupar de las convivencias, no de hacer peticiones. “Pasaron algunas semanas y, cuando le preguntamos, Carlos dijo que la administración ya había dado el tema por resuelto, que habían dado vuelta la página y que ya no había problema”, recuerda Daniela Díaz.

A ella, sin embargo, el entuerto no le salió gratis. Tal como Jorge Ibáñez, fue despedida por Corcudec: “A Jorge lo expulsaban por hacer públicos los problemas en la orquesta y por opinar. En mi caso, me expulsaban por la carta, por algo que se suponía que estaba resuelto. Yo pregunté por qué me echaban a mí y no a los otros dos directivos y Carlos (Traverso) dijo que no sabía, que el señor (Alberto) Larraín le dijo que solo tenía que expulsarme a mí. O sea, a mí me culpabilizaron por una carta que redactamos tres personas”.

“El trato es dictatorial”

La Orquesta Sinfónica de la Universidad de Concepción puede considerarse la más importante del sur del país. Desde su fundación ha realizado más de 60 temporadas de conciertos y en los últimos años se ha abierto a la ópera y la música de cámara. Además de actuar regularmente en el Teatro UDEC, se presenta en ciudades como Coronel, Los Ángeles y Chillán. Además, cuenta con financiamiento público: el año pasado, a través de su Programa de Apoyo a Orquestas Profesionales, el Consejo Nacional de la Cultura y las Artes (CNCA) le entregó casi 240 millones de pesos.

Su actual panorama, sin embargo, es oscuro. Luego que la justicia fallara a favor de Leandro Botto y Cecilia Barrantes, la Corcudec deberá volver a tribunales. El concertino Freddy Varela presentó otra demanda por despido injustificado, mientras que Mika Eichenholz analiza acudir también a la justicia. Los miembros expulsados del Coro, por su lado, evalúan una demanda por daños y perjuicios.

Por otra parte, en la Inspección del Trabajo ya se encuentran dos denuncias por prácticas antisindicales y tratos abusivos. Todas las críticas apuntan al director de Elencos Estables, Alberto Larraín, y a la gerenta Lilian Quezada. Ninguno de los dos respondió a los llamados y correos de Radio Universidad de Chile.

Los conflictos han dividido a los propios miembros de la Orquesta, entre los sindicalizados y no sindicalizados. “Hay algunos que tienen mucho miedo y prefieren no hacerle olitas a los jefes y, dentro de ese grupo, hay gente que sencillamente trabaja con la administración. En la otra vereda estamos nosotros, que también estamos asustados, pero pensamos que lo único que podemos hacer es decir que esto no está bien”, señala Javier Bustos, el presidente del sindicato.

¿Podrán hacer una temporada 2017 en esas condiciones? Hace pocos días, la administración envió un esbozo de la programación para este año, pero nadie sabe bien qué ocurrirá. En otras temporadas, a esta altura, ya había un plan de ensayos anual. “Vamos a ver qué pasa -dice Bustos. Pero la programación está totalmente disminuida. Son programas no necesariamente de menor calidad, pero sí de menor tamaño. Nos estamos transformando en una orquesta de cámara que, de vez en cuando, hace repertorio sinfónico”.

Ya fuera de la Orquesta, Leandro Botto subraya que “han perdido relaciones con todas las instituciones culturales del país, con todos los contactos de importancia en el extranjero, entonces la temporada va a ser bastante pobre. Hay gente del público, incluso, que te dice que la temporada es lamentable”.

“No es posible hacer una temporada así -agrega Mika Eichenholz. Perdieron el juicio con los músicos, así que están perdiendo dinero. La temporada que planeé la sacaron, no hay una idea general detrás de la nueva. No hay director titular ni un trabajo con el grupo. Cuando hablas de una orquesta, nunca se habla en primer lugar de la administración, pero en Concepción solo se habla de ellos, que parecen solo pensar en el poder y la política. Con tantas deficiencias a la cabeza, es difícil hacer algo de calidad”.

Foto: Facebook Coro UDEC Informa.

Foto: Facebook Coro UDEC Informa.

Mientras, en el centro de Concepción, los integrantes del Coro han organizado manifestaciones. La idea, dice Daniela Díaz, es que el público sepa qué es lo que ocurre cuando se apagan las luces y los aplausos: “Ir a los conciertos es súper lindo, pero el trato por detrás es dictatorial. La persona que se manifiesta en contra, está afuera. La persona que a la administración le moleste, se va”.

Foto: UDEC.
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