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Autor de Tanto duele Chile: “Es necesario gritar que se violan los DDHH”

Pasajes dedicados al sistema público de salud, a los deudores del CAE, la realidad de los inmigrantes y el conflicto en La Araucanía. En su tercer libro, el periodista Richard Sandoval ahonda en la marginalidad para, desde la crónica, evidenciar las tensiones y desigualdades de un país marcado por las violaciones a los DDHH.

Abril Becerra

  Viernes 19 de mayo 2017 13:03 hrs. 
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Una mujer da a luz engrillada. Una autoridad religiosa ancestral inicia una huelga de hambre. En un hospital se amontonan los enfermos para poder conseguir la asistencia de un médico. En Santiago, un joven desde un despacho de abogados responde al  teléfono: hay muchos como él endeudados por intentar estudiar y la situación, pese al debate público, no logra solucionarse.

A principios de mayo el periodista Richard Sandoval publicó su tercer libro: Tanto duele Chile (Editorial Los Libros de la Mujer Rota), texto que a través de distintas crónicas da cuenta de los conflictos sociales y políticos que enfrenta el país: “Francisca Linconao pesa 42 kilos, no se está alimentando, sus huesos delgados se debilitan, se quiebran de apoco, junto con sus ojos que se van cerrando. Francisca, la machi, está muriendo a cada minuto. En los pocos días que lleva presa luego de su cuarto ingreso a la cárcel en diez meses, ha perdido cuatro kilos, casi medio kilo por día. Su cuerpo está desapareciendo”, se lee en las páginas del libro poblado de personajes no oficiales y sitios marginales.

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El 80 por ciento de las crónicas presentes en el texto son inéditas.

El volumen está dividido en tres capítulos. A través de ellos se presenta un recorrido que parte con diferentes artículos que narran experiencias personales del autor para, posteriormente, avanzar hacia un tercer capítulo dedicado a temas políticos y sociales.

“El libro no sólo es doloroso. El drama está, el espanto frente a la injusticia está, pero buena parte él es mucho humor, es reconocerse con sus recuerdos de infancia, con el último rincón de su casa. Es una posibilidad de encontrarse con las relaciones familiares, con las conquistas, con el drama de no tener carga en el celular y creo que debe mirarse desde varias emociones. Esa es la invitación que se le puede hacer al lector”, dice el autor.

Al leer el título Tanto duele Chile uno se imagina varias cosas. De partida uno puede pensar en un país dañado o en un país que daña a sus habitantes. En esa línea, ¿cuál era el sentido que querías darle al texto considerando la variedad de temas que abordas?

El título funciona como un impacto. Claramente hay un ejercicio de hipérbole al destacar las cosas que más duelen en el país por sobre las cosas positivas, pero lo que busca el título es hacer frente a la hipocresía en que funciona nuestro país, sobre todo desde los sistema de comunicación masiva donde muchas veces se tiende a criticar, con mucho desparpajo, la situación de otros países latinoamericanos, pero se omiten las gravísimas situaciones que ocurren en nuestro país respecto de las injusticias, la falta de derecho, la desigualdad que tiene efecto diario e incluso mortal en nuestro propio pueblo. En el libro hay textos que hablan de distintos crímenes que hace el Estado sobre el pueblo chileno en distintos periodos. Está un texto sobre la salud pública, donde se hace una crítica a la situación que vive nuestro país respecto de la falta de camas en los hospitales, lo que ha llevado a que en un año en Chile mueran cerca de 3 mil personas por esperar, por no tener camas suficientes en los hospitales, que cerca de 20 mil personas mueran estando en una lista de espera por una atención de un médico. En Chile actualmente el 53 por ciento de los médicos trabajan en el sector privado, una persona que está en Isapre se atiende cuatro veces más que una persona que está en Fonasa. Eso habla de una desigualdad brutal que sin duda quise mostrar. También está la situación de los estudiantes. Está la crónica de Juan Pablo Rojas, quien actualmente lucha por la condonación del CAE. Hay que decir que en Chile hay 70 mil estudiantes que dejaron de estudiar, porque no se la pudieron económicamente para seguir estudiando y quedaron endeudados con el CAE, que de alguna manera, aborta los sueños de personas que ni siquiera van a poder tener un buen sueldo para poder pagar esta deuda, por lo tanto, creo que fundamentalmente a eso apunta al título del libro: a gritar con indignación y dolor las desigualdades sociales que hay en Chile.

Me hace mucho sentido la idea del grito, porque al fin y al cabo, son temas que pareciera que no existen…

Por eso apuntaba a los sistemas mediáticos. Es cosa de ver las noticias y darse cuenta de cómo buena parte de ellas apuntan a hablar 20 minutos sobre una situación de crisis en Venezuela. Hablar otros 20 minutos de lo que ocurre en países como Corea del Norte y uno dice: ¿por qué no miramos lo que pasa en nuestro propio país? ¿Cómo está operando la falta de democracia? ¿Cómo se están violando los DDHH en La Araucanía? Eso está abordado de alguna manera en el texto que escribí sobre la machi Francisca Linconao que no sólo habla de ella y del trato del Estado hacia una representante de la cosmovisión mapuche, a quién no se le respetan los tratados de la OIT en que señalan que a una autoridad religiosa de un pueblo originario hay que tratarla de una manera distinta y la cárcel tiene que ser la última alternativa dentro de todas las alternativas que tiene el sistema de las cautelares. Eso no se ha cumplido, se la ha tratado como el último eslabón de la sociedad, trasladándola desde la cárcel a la casa cerca de cuatro veces, lo que le ha generado una depresión y una merma en su capacidad física y espiritual también. Pero ese texto no habla solamente de ella, sino que habla también de otros personajes que simbolizan la violación de los DDHH que ejerce el pueblo de Chile como el joven de 17 años que el año pasado caminaba con su hermano y sin ninguna causa fue acribillado por la espalda por un carabinero que terminó diciendo que fue un accidente y hoy, ese carabinero sigue trabajando en la zona. Ese texto trata de hablar en la misma área del pueblo mapuche, de cómo se trata a una mujer que tiene que parir engrillada  porque así lo estipula el sistema penitenciario que trata de alguna manera especial, desde el punto de vista negativo, a quienes son mapuche. Entonces, lo que quiero señalar con esta idea de grito es que es necesario gritar en Chile que se violan los DDHH. Nuestro país viola los DDHH en múltiples aspectos y los viola sobre la base de un esquema constitucional. Acá no hay derechos garantizados por eso el Estado se desentiende de los niños en el Sename e incluso es capaz de concesionar la protección de los niños en el Sename generando toda la crisis que hoy tenemos con niños y niñas muertas que expresan este desentendimiento con el valor de la vida que finalmente tiene un país como Chile en donde todas las directrices las marca el libre mercado.

En el texto también se ve una maduración respecto de los temas que abordas, ¿por qué incluir artículos más íntimos en el primer capítulo del libro?

Quise ordenar el libro así porque creo mucho en los textos que funcionan como un ejercicio de honestidad del autor. Primero, quise mostrar mi máxima integridad, porque creo que este libro también marca mucho de la etapa que personalmente estoy viviendo. Actualmente, me siento sano, maduro, después de un viaje muy intenso e incluso escabroso que tuve durante mi vida: salir del colegio, las dificultades que tuve para poder estudiar periodismo. Luego de eso comencé un camino muy sacrificado para ir constituyéndome como un sujeto político, crítico y quise demostrar eso, porque con este libro también quiero de alguna manera cicatrizar. De aquí en adelante ya no voy a hablar tanto de mí. Además, pensaba que era muy necesario contar quién era yo para después decir porque criticaba lo que criticaba.

Como cronista, ¿qué rol le atribuyes hoy a este género?

Hoy están primando los puntos de vista y sobre todo en un país como Chile donde es tan restrictivo el tema mediático, donde existe un duopolio de la prensa escrita que concentra más del 80 por ciento de los aportes del Estado, donde la televisión son cuatro canales controlados por las grandes fortunas del país, es muy positivo que adquieran fuerzas los puntos de vista en los géneros periodísticos y creo que eso ya lo está dando mucho con las nuevas generaciones de periodistas. Creo que estamos viendo un tiempo que es una muy buena oportunidad para que se siga revitalizando el concepto del punto de vista en géneros periodísticos como la columna y la crónica que se mimetizan y que representan una propuesta incluso desde el punto de vista literario.

¿Cómo ves tus crónicas a futuro? ¿Qué temas visibilizar?

La sociedad chilena desde hace el año 2010 ha estado viviendo un descubrimiento de muchos temas que estaban un poco escondidos. Si uno revisa la historia, cuáles eran los temas que se hablaban en 1995, en el 2000 o incluso el año 2005, encuentra temas que hoy nos espantarían por lo que era la pauta periodística de ese momento: el tema de la ley de divorcio, la libertad de culto, la tremenda polémica del año 2007 por la pastilla del día después. Entonces, de un tiempo a esta parte, son muchos los tópicos que en general se han ido conociendo. Creo que las crónicas que vienen hacia el futuro tienen que ver con ir descubriendo cada vez más más temas, más problemas, más diversidad. Por ejemplo, para el próximo año estoy comenzando escribir un libro de crónicas para la Editorial Planeta y estas van a ser crónicas de distintos personajes que van a hablar sobre una realidad más profunda. Un tópico que quiero que esté es una crónica sobre la realidad transexual. Cómo hoy la sociedad chilena se está enfrentando a dar dignidad a un niño y a un joven trans. Estos son temas que van un poco más a la vanguardia de lo que se podía hablar hace cinco años o hace cuatro años en donde el debate público tenía que ver con si se aprobaba o no la Ley Zamudio. Creo que las crónicas hacia el futuro tienen que apuntar a eso para buscar en cada una de las áreas públicas de Chile historias que den cuenta de las injusticias que son tan tremendas luego de décadas de penetración de neoliberalismo en el país.

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