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Año XVI, 29 de marzo de 2024


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Europa: Gasto público y la economía

Según los últimos números disponibles del ejercicio 2015 del Eurostat -aún no están disponibles los de 2016 para la composición del gasto público- en la Unión Europea se empleó un gasto público, como porcentaje del PIB, del 47,2%, el que se descompone en 40,6% destinado a la protección social y que, en términos del PIB, supone el 19,2%.

Roberto Meza

  Domingo 24 de septiembre 2017 22:52 hrs. 
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El otoño llega nuboso y claro sobre un límpido Londres, con agradables temperaturas que invitan a recorrer sus majestuosas calles, avenidas y grandes parques, entornados de enormes y encolumnadas mansiones, blancos edificios de departamento (“flats”), así como de grandiosos y dorados monumentos a sus monarcas, en tardes en que repentinas lluvias hacen correr a esos miles de turistas de todo el mundo que deambulan por sus múltiples y empedrados recovecos urbanos, para cobijarse, por algunos minutos, en los amplios espacios de ingreso a centros comerciales, floridos pubs y/o líneas de metro.

El Brexit -con su supuesto aislamiento- no es observable y la actividad económica y financiera parece pujante en una ciudad en cuyo consolidado sistema integrado de movilización colectiva traslada en orden y puntualidad a millones de personas bajo y sobre tierra, comunicándose en decenas de lenguas, con metros, rojos buses y limpios trenes que conforman una sola gran red de comunicaciones, montada -ya hace decenios- sobre el acero inglés de aquella gran revolución industrial del siglo XVIII-XIX.

Como cualquier otro visitante, vamos desde la concurrida y comercial Avda. Oxford hasta el amplio, solitario y abundante Kew Garden, en las orillas de la ciudad, en una locomoción colectiva eficiente y eficaz que nos hace pensar en el enorme costo estatal de trasladar a sus casi 10 millones de turistas y londinense, con exactitud y pocos fallos de horarios, a precios levemente superiores a los de Santiago, pero con un servicio que provoca envidia cuando vemos que un recorrido de tren interurbano se desplaza cumpliendo su programa horario con apenas 10 a 12 personas en cada uno de sus ocho a diez vagones a horas valle.

Y es que Europa parece particularmente identificada, dentro de los grandes bloques económicos del mundo, con un tipo de economía que se caracteriza por el gran peso de su sector público respecto del sector privado, y aunque el Reino Unido ha sido líder en la reducción de dicha carga, no escapa a esta tendencia más que cincuentenaria.

En efecto, como porcentaje sobre el PIB, la Eurozona destinó en 2016 el 47,7% al gasto público, mientras que a nivel de la Unión Europea esta cifra desciende ligeramente hasta el 46,6%. En ambos casos, prácticamente la mitad de la producción de bienes y servicios de la economía europea está controlada directamente por el Estado.

En Francia, el gasto público acapara actualmente el 56,2% de toda la economía, aunque en Irlanda se observa un estado que implica al 28% de la economía. Y entre los países de la UE que superan el 50% del gasto público sobre PIB podemos mencionar a Hungría (50%), Suiza (50,2%), Italia (50,3%), Austria (51,6%), Bélgica (53,9%), Dinamarca (54,8%) Grecia (55,4%) y Finlandia (57%), de acuerdo a datos de 2015.

Según los últimos números disponibles del ejercicio 2015 del Eurostat -aún no están disponibles los de 2016 para la composición del gasto público- en la Unión Europea se empleó un gasto público, como porcentaje del PIB, del 47,2%, el que se descompone en 40,6% destinado a la protección social y que, en términos del PIB, supone el 19,2%. Esta protección social está compuesta principalmente por pagos de pensiones (10,3% del PIB); enfermedad y discapacidad (2,8% del PIB), familias y niños (1,7% del PIB), desempleo (1,4% del PIB) y vivienda -adquisición- (0,5% del PIB).

La segunda mayor partida dentro del gasto público europeo es salud, que representa el 15,2% del total del gasto fiscal y tiene un peso sobre el PIB del 7,2%, descompuesta en servicios hospitalarios (3,4% sobre el PIB); los servicios ambulatorios (2,2% del PIB) y finalmente, productos médicos, aparatos y equipos (1% del PIB).

Luego están los servicios públicos generales con el 6,2% del PIB -formado principalmente por los intereses de la deuda-; Educación, con el 4,9% del PIB; y la Economía, con 4,3% sobre el PIB, donde el transporte es una partida relevante.

Estas cifras, que a la mirada chilena pudieran parecer desproporcionadas, ha tenido su evolución. En los últimos diez años, el peso del gasto público en estos países se ha situado alrededor del 45% sobre el PIB, llegando, entre 2007 y 2009, hasta el 50%, debido a que durante la crisis subprime, los estados europeos decidieron mantener sus presupuestos públicos, lo que llevó a un alza en términos relativos del gasto sobre PIB, no obstante que la parte vinculada a la protección social cayó en 2008 al 37,8% del total, aunque luego se incrementó hasta situarse en el 40,6% del total en 2015.

Así y todo, a contar de 2009, el peso relativo del gasto público europeo sobre el PIB ha ido decreciendo, dada una política orientada a la reducción del déficit fiscal, no obstante que, como porcentaje sobre el PIB, sigue mostrando niveles altos frente a su histórico.

La contrapartida de tal gasto son los impuestos extraídos al sector privado. En la UE, los tributos tienen un peso sobre el PIB del 40,2% debido a la presión fiscal de naciones como Dinamarca, Francia y Bélgica (47% sobre PIB). Dado que cada país establece sus propios esquemas tributarios se observan fuertes variaciones en las recaudaciones según los grandes impuestos: Producción e Importaciones, IVA, Renta y Riqueza. Así, en Producción e Importaciones, la UE recauda un 13,6%. En las puntas, Suecia consigue el 22,1% del PIB, mientras Irlanda llega apenas al 8,9%. En Renta y Riqueza, en tanto, Dinamarca tiene el récord con el 30,4% del PIB, mientras que Bulgaria llega al 5,4% del PIB.

Finalmente, en relación al IVA (consumo), los países de la UE recaudan, en promedio, 7% del PIB. Croacia está en la cima, con 13%, mientras que Irlanda presenta el 4,7%. Pero las grandes tiendas de Londres se ven repletas de visitantes calculando el tipo de cambio de sus monedas con la revitalizada Libra, cuyo billete de 10 pounds, acaba de ser modernizado con un papel y sellos de similar tecnología al billete de mil pesos chileno. Una señorial y anciana mujer inglesa, mirándolo y palpándolo, dice con ceño fruncido: “Prefería el papel. Es más noble”.

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