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¿Desarrollo sustentable? ¡con los pobladores!


Sábado 14 de octubre 2017 20:48 hrs.


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Voces autorizadas en Aysén sobre temas ambientalistas —pues en conjunto con toda la ciudadanía de la región lograron la proeza de frenar HidroAysén—, como son Patricio Segura y Peter Hartman, han salido con excelentes columnas en estos días, escritas en el tono reflexivo que demanda la enorme importancia del desarrollo sustentable y cuidado del medioambiente en esta estratégica región. Un asunto agudo aquí en Aysén, pero de interés para todo el territorio de Chile que no está exento de los mismos desafíos. Se trata pues, de un debate ineludible y urgente, como lo es avanzar hacia el desarrollo sustentable, inclusivo, con la incorporación efectiva y respetuosa de los pobladores. Difícil encontrar respaldo más significativo que esos columnistas para la Red de Parques de la Patagonia Chilena, iniciativa privada y gubernamental que con razón es calificada de “un orgullo para el país” y que ciertamente, concuerdo, debe ser apoyada con toda decisión.

Asimismo es oportuno su reclamo que tan importante proyecto Estatal sea “implementado de modo incorrecto”, “sin consultar al paciente”, en primerísimo lugar a las “comunidades locales… que serán beneficiadas o perjudicadas” y reconocen que “los parques y sus vecinos no pueden pasar a ser escenografía de la industria transnacional del turismo.”

Resultan del todo inaceptables a este respecto, por ejemplo, las groseras descalificaciones de la funcionaria que funge de Ministra de Bienes Nacionales, proferidas en contra de pobladores de Aysén que por estos días se han manifestado en la ex Estancia Valle Chacabuco, cuya ligazón de generaciones con esas tierras ciertamente les confiere una respetabilidad respecto del tema, independientemente de las posiciones políticas o algunas de las actuaciones pasadas de tal o cual integrante de este legítimo movimiento de protesta que recoge una demanda justa y general de los pobladores de la región, que debe ser escuchada.

No es un misterio para nadie que la referida Red está redestinando de modo exclusivo a la protección, enormes extensiones de tierra que eran o son habitadas y/o explotadas por pobladores de Aysén, quienes fueron y están siendo despojados y expulsados de esos lugares mediante presiones de todo tipo, económicas y legales, las que no han excluido el uso más o menos velado de la fuerza. Los mismos métodos que en su oportunidad utilizó HidroAysén.

Esta enorme reserva de “ecosistemas y especies excepcionales a nivel global” generará toda suerte de lucrativas oportunidades comerciales, y una gigantesca renta económica al elevar de modo geométrico no sólo el valor de los terrenos aledaños sino también el de todas las propiedades de la región en mayor o menor medida.

Todo ello ha abierto el apetito de muchos compradores de tierra que mediante esos mismo métodos reprobables continúan despojando de su tierra a los pobladores de Aysén, en un proceso cada vez más voraz y vertiginoso. Hay denuncias dignas de tomar en cuenta. Incluso políticos que hacen gárgaras con la defensa del medio ambiente participan en sociedades que están comprando tierras de pobladores precisamente en las zonas en conflicto, aledañas a parques nacionales. No es aceptable que se corran cercos y queden las casas de pobladores pioneros, sus animales y pertenencias dentro de terrenos que de pronto se destinan a parques para ser explotados por otros, como ocurre en la zona del Steffen, en Caleta Tortel.

Grandes fortunas nacionales —“forjadas” principalmente a partir de la renta de recursos públicos apropiados a precio vil o sin pagar un peso en el frenesí privatizador de la dictadura, que no fue revertido por los gobiernos subsecuentes como fue prometido sino por el contrarío acelerado en el caso de los recursos mineros—, se han apropiado en años recientes de territorios Ayseninos extensos como el Glaciar O’Higgins, expulsando de allí a todos sus pobladores. Siguen el ejemplo iniciado en la Región y copiado por otro millonario político en Chiloé.

Un delirante expolítico derechista con el entusiasta respaldo del decano de la prensa nacional, ha apoyado de modo enfervorizado el referido proyecto de red gubernamental de parques porque considera que avanza en una dirección similar al que de un tiempo a esta parte viene impulsando con bombos y platillos con el respaldo de sus amigotes millonarios, que consiste ni más ni menos que en comprarse media Región de Aysén y parte de Magallanes para transformarlas en una sola gran reserva natural privada, sin pobladores por cierto.

Tales sueños demenciados y abusivos, revestidos de buenas intenciones ambientalistas, de quienes se consideran dueños del país entero deben ser frenados en seco y revertidos.

Lo principal, sin embargo, no consiste sólo en “consultar al paciente” como Patricio Segura pide en su columna, sino defender sin titubeos la tierra amenazada de los pobladores de Aysén y restituir la que ha sido arrebatada. La región no tiene porqué repetir la dolorosa saga de la acumulación originaria del capital, que en las regiones del mundo que se urbanizaron y modernizaron hasta mediados del siglo pasado cursó expropiando y expulsando a los campesinos de sus tierras ancestrales.

Aysén y todas las amplias regiones de Chile donde existe todavía la pequeña propiedad campesina, así como en los territorios habitados por los pueblos originarios, merecen construir una modernidad que siga el ejemplo de los países de Asia Oriental, encabezados por Japón, que el último medio siglo han sido pioneros de la novísima experiencia histórica de lograr urbanizarse y modernizarse sin expropiar a sus campesinos. Una modernización mucho más respetuosa con el medio ambiente, como atestiguan hoy esos campos y sus propietarios que los cuidan como su propio jardín pues son los campesinos que siempre vivieron allí y los recibieron en propiedad tras la radical reforma agraria realizada tras la atroz Segunda Guerra.

La fórmula allí creada, puede adaptarse para ser considerada también en Aysén: para proteger la propiedad campesina es necesario asegurarles un ingreso monetario adecuado, ligado precisamente a la protección del medio ambiente, poner resguardos a la venta de la tierra cómo garantizar precios justos y obligación de ofrecer alternativas de arriendo a plazos razonables, y fuerte apoyo de todo tipo al desarrollo de la agricultura y otras actividades respetuosas del medio ambiente.

Esos son los desafíos principales que la modernización impone a Aysén, los cuales sólo pueden ser enfrentados y resueltos de modo acertado reconociendo su complejidad. Todos sus aspectos simultáneos deben ser defendidos mediante la lucha unitaria y fuerte que logró revertir HidroAysén, incluyendo no sólo al movimiento ambientalista, sino que ampliándola, con respeto y sin sectarismo de ninguna especie a toda la ciudadanía, pero siempre poniendo en su centro aquello que constituye el núcleo identitario de la extraordinaria sociedad Aysenina: sus pobladores y pobladoras.