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Gonzalo Martínez Corbalá, el adiós al embajador que le dio la mano a las víctimas de Pinochet

Cientos de personas fueron rescatadas por el exdiplomático mexicano que este lunes falleció a la edad de 89 años. “No se le negó la entrada absolutamente a nadie”, recordó en 2015, cuando en una entrevista se refirió a la hazaña en la que cinco aviones de AeroMéxico salieron de Chile con opositores al régimen. Entre ellos, la esposa y las dos hijas del presidente Salvador Allende.

Paula Campos

  Martes 17 de octubre 2017 6:45 hrs. 
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Al igual que muchas otras historias que confluyen en tiempo y espacio, Gonzalo Martínez Corbalá fue uno de los extranjeros asentados en Chile al momento del golpe.

En su rol de embajador de México, el ingeniero cumplió una labor fundamental en el facilitamiento de asilo a cientos de chilenos que encontraron en tierras aztecas un refugio a la represión, entre ellos, a la familia Allende, que en su pronto escape del país debió partir en un avión de AeroMéxico junto a obras de los muralistas Rivera, Siqueiros y Orozco que, en ese momento, vestían al Museo Nacional de Bellas Artes con una exposición que solo pudo ser abierta en 2015, pero eso es otra historia.

El 11 de septiembre Martínez Corbalá estaba en Chile, mirando atento a la situación política nacional. Décadas más tarde escribiría desde México “Instantes de decisión. Chile 1972-1973” libro recordando el golpe, los días previos, el final de Allende, ahí sostendría: “Lamentablemente era demasiado tarde para el presidente y el gobierno de la unidad popular. El golpe de estado estaba decidido. Salvador Allende y su pueblo sufrirían las consecuencias de la debilidad y la ingenuidad con que se actuó frente a las fuerzas armadas. Todos, de alguna manera, presentíamos que el final no estaba lejos y también sabíamos que la lucha por concretar un socialismo democrático, la vía chilena, estaba ya perdida.

Lo que desconocían los chilenos que apoyaban a Allende, era el odio y el desprecio que, por cuestiones de clase e ideología, volcarían más tarde los militares sobre un pueblo desprotegido, cuyo error había sido el de buscar nuevos caminos hacia una verdadera justicia social”.

Luego del bombardeo y la confirmación de la muerte del malogrado presidente, el ingeniero cumplió una tarea relevante y llena de riesgos para salvar la vida de centenares de chilenos, se calcula que unos 756 perseguidos políticos llegaron a México gracias a su soporte. Más tarde, en su país, los apoyó generosamente para que pudieran insertarse en la sociedad, encontrar un trabajo e iniciar una nueva vida.

“No se le negó la entrada absolutamente a nadie”, recordó en 2015, cuando en una entrevista se refirió a la hazaña en la que cinco aviones de Aero México salieron de Chile con opositores al régimen. Entre ellos, la esposa y las dos hijas del presidente Salvador Allende. También estuvo cerca de lograr sacar a Pablo Neruda del país, sin embargo, el poeta ya afectado por su avanzado cáncer, pospuso el viaje coordinado para ese 22 de septiembre de 1973, el Premio Nobel de Literatura finalmente moriría en Chile.

Tal fue su compromiso con el pueblo chileno que cuando se repletó de gente la embajada, ofreció su propio hogar para cuidar y salvar la vida de familias completas que hoy recuerdan con gratitud su incansable labor. Incluso, en 1992 fue condecorado con la Orden al Mérito.

Las obras rescatadas

A fines del 2015 el Museo Nacional de Bellas Artes abría sus puertas para conocer “La exposición pendiente”. Con ese título y por cerca de cuatro meses los chilenos pudieron conocer en detalle el trabajo de los muralistas Orozco, Rivera y Siqueiros, también la historia detrás de ella.

En septiembre de 1973 las pinturas ya habían estado en Chile, era la primera vez que la recientemente donada colección salía de México, nuestro país sería el estreno internacional de la maravillosa recolección de trabajo de los célebres muralistas mexicanos, sin embargo, el Golpe de Estado dijo otra cosa: Originalmente, la inauguración sería el 13 de septiembre, pero el edificio del museo fue atacado, activando lo que fue la ruta de la salvación de este patrimonio artístico mexicano.

Con el país convulsionado empezó el trabajo de Nemesio Antúnez (director del Museo), Fernando Gamboa, el curador de la exposición y Martínez Corbalá para sacar las valiosísimas obras de Chile. Desde el entonces Hotel Carrera, Gamboa presenció el ataque a La Moneda en primera persona, también esperó a que el embajador le diera la orden para escapar de Santiago.

“La ruta a México es: Antofagasta, Lima, Panamá, México y escala técnica en esos lugares. Comuníquelo al canciller Rabasa y dígale que cruce los dedos”, ordenó a través de un telegrama Martínez Corbalá.

Los que no fueron rescatados

Sus historias no solo son glorias de salvaciones, hubo dos que quedaron marcados en el recuerdo del entonces embajador de Chile en México: Dos jóvenes que intentaban ingresar en la embajada para refugiarse, fueron fusilados por los militares. En su libro, Martínez reflexionó sobre su muerte y el mensaje político que –a su juicio- intentaron dar los de la Junta Militar: “Quizás (lo hicieron) como escarmiento para otras personas que quisieran asilarse”.

Era sabida la intención que tenían los militares de poder acabar con la protección que brindaba el mexicano, incluso, hay relatos que recuerdan la forma en que trataban de burlar los cercos militares que rodeaban la embajada para poder asilarse en el lugar. Se saltaron rejas, se corrió, se golpeó la puerta y Gonzalo Martínez Corbalá siempre la abrió.

A los 89 años falleció en México. Esto a solo días de haber presentado el libro  “Del tintero de los recuerdos, mis andanzas por esta América nuestra”, en el que relata episodios de su relación con el general Lázaro Cárdenas del Río, el presidente chileno Salvador Allende y el dirigente revolucionario cubano Fidel Castro, así como pasajes de la Decena Trágica, golpe militar que tuvo lugar del 9 al 19 de febrero de 1913 para derrocar a Francisco I. Madero de la presidencia de México.

Sus restos son velados en el Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado (ISSSTE) en San Fernando, México y, posteriormente, serán cremados, según ha informado la familia del exdiplomático.

El nacido en San Luis de Potosí en 1928 fue inmediatamente despedido con agradecimiento por muchos de quienes salvó.

En tanto, el actual representante mexicano en Chile, Rubén Beltrán, recordó que “su labor como embajador de México en Chile es un gran legado para todos”.

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