Diario y Radio Universidad Chile

Año XVI, 28 de marzo de 2024


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A propósito de la Segunda Vuelta


Lunes 27 de noviembre 2017 6:18 hrs.


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Señor Director:

Faltan sólo unos días para la segunda vuelta de la elección presidencial, para el período 2018-2022, y hay historia y futuros posibles como se ve a continuación  como consultores en estrategia, planificación y futuros hace cuatro años atrás pedimos lo siguiente a los candidatos y candidatas con pretensiones de gobernar  Chile:

Desde hace años que venimos pidiendo a los candidatos a la Presidencia y respectivos equipos que presenten un proyecto que explique: el método(s)…, sus objetivos, los recursos disponibles y los resultados concretos que se pretende obtener al final de su período”. “En la última elección (la presidencial del 2013)  esta petición ciertamente no tuvo acogida y sólo se obtuvo conjuntos o listados de acciones y deseos, cuya interconexión no estaba precisada y, por lo mismo, no era posible anticipar los logros al final de los 4 años. Hasta se argumentó que no era necesario tener un plan para el nuevo gobierno porque a nadie le interesaba” y algunos políticos  -quizás más honestos que otros- declararon hace poco no haber leído sus propios programas de gobierno, otros que no eran necesarios pues la gente lo los leía.

Asimismo entonces hicimos ver a los responsables y comunidad nacional que: “un Programa de Gobierno que no considera con la debida anticipación los recursos humanos y materiales que dispondrá está sujeto a cometer muchos errores. Invertirá tiempo en sopesar el realismo de las promesas realizadas, en construir agendas para problemas que son antiguos (educación, vivienda, tributos, energía, relaciones con países vecinos, igualdad, criminalidad, justicia para todos, etc.), habrá tareas inconexas, y se llegará a metas intermedias de dudosa calidad, con improvisación en las personas y en los procesos utilizados”. Lamentablemente pronosticábamos que de no ser así: “Esto se corrobora con la urgencia en los procesos legislativos, con escasa discusión, que probablemente significa proyectos incompletos, con errores que se tienen que enmendar en cuanto se aplican”. Lo cuál como a todos consta así ocurrió.

Dimos a conocer con aprensión que: “Bajo estas circunstancias, se estima que los resultados a obtener a Marzo de 2018 -para el candidato que ganase-  serán una sorpresa, que tal vez agraden a algunas personas según sus ideologías, pero que no darán muchas luces a la comunidad, que verá un proceso de desarrollo y de igualdad imposible de evaluar en sus avances y que deseará que quién gobierne entre el 2018 y el 2022 tenga un programa coherente de gobierno”. Anticipábamos que de no explicitarse estrictamente los resultados a obtener por un “Programa de Gobierno” cualquiera de estos resultados podía ser bueno o malo y justificable según la ideología de los incumbentes, pero no así por la ciudadanía afectada por ellos.

Finalmente sugerimos públicamente urbi et orbi e informamos a nuestros relacionados en privado: “Con la debida anticipación, les pedimos a los presidenciales 2018 – 2022 que elijan el método que utilizarán para su plan de gobierno y de control y que empiecen ya a relatarlo, de manera que en el segundo semestre del 2017 los votantes puedan elegir, tomando como una base los resultados y metas que espera cumplir cada candidato, antes de la ir a las urnas. Desde luego, muchos consultores de empresas y ciudadanos estarán dispuestos a colaborar en la aplicación de este u otro método, que concite un interés mayoritario”. Lo anterior fue escrito en  diciembre de 2014 y se puso en conocimiento de la comunidad, medios de comunicación, actores políticos, comunidades académicas y centros de estudios y ciudadanía interesada y puede ser verificado.

Programa algo de futuros. Han pasado  3 años y, enfrentados a la segunda vuelta los dos candidatos han presentado lo que sus comandos han denominado un “Programa”, al que en estas semanas le han agregado complementos, arreglos, ajustes y cambios para agraciarse con algunos electores y aliados. Estamos a días de la más importante elección presidencial de Chile a comienzo de este nuevo siglo, y aún no estamos satisfechos con la calidad, coherencia de financiamientos, explicitud y completitud de las respuestas y propuestas de los “Programas” de los candidatos finalistas en carrera… en lo hasta ahora conocido.

Inicialmente el término Programa sirve para denotar aquella agrupación de actividades que tanto en secuencia o simultáneas son ejecutadas. Lo que los candidatos denominan Programa es  más bien la definición anterior, pero para proponer la obtención de un Gobierno un Programa debiera contener más elementos como se enunciarán a continuación:

¿Por qué un Programa? Un Programa de Gobierno, desde nuestro punto de vista, es un documento que explicita un Objetivo Superior para el país, que permita reconocer que  lidera el resto del proyecto de gobierno, lo que no encontramos en lo revisado hasta ahora. Muy por el contrario en las introducciones se presentan diferentes cuestiones valóricas, de difícil medición y es aún más difícil de establecer al grado en el que se habrá avanzado  hacia marzo de 2022.Pero esto es que nos parece que un aspecto fundamental debiera ser la descripción de las consecuencias positivas que se obtendrían con el logro del Objetivo, desde el punto de vista de  los principales constituyentes de la comunidad nacional y extranjera. Nada de esto se enuncia.

Un Programa debiera tener una estrategia base que indique que el Objetivo si se pueda obtener, y que se estima que si se dispondrá de los recursos para aquello.

Un Programa requiere de unos  escenarios que describan los posibles entornos a principios del 2022, que ayuden a los políticos y a los ciudadanos a reconocer  cuáles podrían ser las condiciones políticas, sociales, económicas, ambientales y culturales si es que se siguiera con las mismas políticas del actual régimen. Y, por lo tanto, de qué manera los proyectos y planes, de lo que están plagados ambos Programas,  a través de su ejecución plena, harán contribuciones positivas para que la comunidad se encuentre en mejores condiciones al término del mandato. No hay mención sobre este aspecto

En un Programa serio se requieren muchos elementos, entre muchos otros, como lo ha enseñado el Project Management por décadas para el sector público y privado, y hay dos que brillan por su ausencia: los recursos humanos, los recursos financieros, los recursos tecnológicos y conocimientos, el know how, las actividades y acciones requeridas, aparte del tratamiento de situaciones contingentes y el seguimiento y control de los proyectos individuales, de los  multiproyectos y macroproyectos, muchos de los cuales comparten recursos.

En las actuales condiciones un Programa debiera ser explícito en señalar el uso que hará de las nuevas tecnologías disponibles para modernizar el Estado (la IA, IT, Robótica, Big Data, Small Data, Smart City´s, la Nueva Salud, la Nueva Educación, la Nueva Gobernanza que con su innovación remplazará los viejos modelos vigentes del siglo XX) y sus dependencias y la atención a los ciudadanos y su impacto en los derechos, privacidad y administración riesgos emergentes, seguridad nacional entre otros el impacto de la disrrupción en todas las esferas de la vida ya está aquí. ¿Cómo enfrentará Chile la obsolescencia de su vieja economía chilena y el remplazo de sus industrias tradicionales que está enunciada en todos los medios, múltiples publicaciones, seminarios y congresos del conocimiento y los futuros. ¿O es que acaso estas no tendrán parte en uno u otro gobierno? ¿Podremos recibir en nuestros celulares los informativos de avance de control del programa de gobierno elegido en sus diferentes materias como ya lo recibimos las cartolas de bancos, servicios, afp, entre muchas otras? ¿No será posible hacer preguntas usando tecnología innovadora disponible como por ej. Watson para saber como vamos en calidad y cantidad de las metas comprometidas por el elegido u para opinar sobre esos logros o retrasos  del Programa elegido?

Así como el actual gobierno descubrió al término del primer año que no tenía los recursos humanos más calificados para continuar su esbozo de Programa de Gobierno. Hay que tener presente que el país tiene fuertes restricciones en recursos humanos calificados (masa crítica requerida) por ejemplo, se está trayendo expertos en seguridad informática para los nuevos avances en data y otras materias los que no tenemos en Chile para cumplir con los programas y para competir y crecer en nuevas industrias emergentes.

¿Cuántos Ph.D y profesionales senior y millennials con experiencias probada en el uso de nuevas tecnologías y ciencias aplicadas tenemos en el Congreso para enfrentar los desafíos de la sociedad del conocimiento y su aplicación aparte de sus habilidades políticas tradicionales? Ambos Programas leídos y  citados en los comentarios son por cierto un reflejo del nivel de los conocimientos de quienes los prepararon. ¿Hay algo que no sabemos o que se maneja en forma reservada?

Un PROGRAMA debe ser muy explícito sobre los grandes recursos financieros que se estima se obtendrán y sus aplicaciones. Al respecto al revisarlos solo se hace unas breves reflexiones sobre el monto de algunas inversiones, cuando se debiera hacer una presentación cabal sobre el presupuesto esperado anual de la Nación, los ingresos y los gastos y las otras fuentes de recursos que a las que se tendrá acceso para financiar déficit y  situaciones imprevistas y que permitan la trazabilidad y accountability entre fuente y uso de cuantiosos recursos. La falta de estos elementos ha hecho que en los años 2009 y 2017 se haya gastado improvisadamente o dilapidado una parte fundamental de las reservas del país, que alcanzó a muchos miles de millones de dólares que se pudieron haber invertido con la debida anticipación en proyectos de más alta rentabilidad económica y social.

Las observaciones sobre el contenido de los Programas pueden seguir, por ejemplo algunas para la labor de la prensa, incumbentes, políticos, academia, centros de estudio y ciudadanos son:

¿Cuáles son las coherencias en impactos entre la multitud de propuestas de acción en los diferentes sectores económicos?

¿Cuál es la coherencia entre criminalidad, legislación, investigación policial, justicia, rehabilitación, empleo, salarios  e inserción?

¿Cuál es la coherencia entre empleo público, estatuto administrativo, personal a contrata,    personal a honorarios y paralizaciones de servicios en la Administración Pública?

O, por último, ¿Cuál es la coherencia entre previsión, prevención y tratamiento de enfermedades, y rehabilitación, incluida la atención bucal, y los gastos y la productividad en la salud pública y privada?  ¿Cuáles son las sinergias positivas y negativas? ¿Cómo se incorpora la revolución tecnológica, la desaparición de viejas industrias y empresas y extinción miles y miles de viejos empleos?

Creemos que aún falta mucho camino para que los dos candidatos, que compiten el 17 de diciembre, preparen un documento que sirva como referencia para que los ciudadanos podamos decidir sobre la base de los resultados que se puede esperar que se obtenga en marzo del 2022.

De no ser así con los Programas disponibles a los ciudadanos hasta ahora solo podemos esperar que en marzo 2022, cuando se haga el balance al termino del gobierno del nuevo presidente, haya mucha palabrería, muchos dichos doctrinarios e ideológicos, pero en que el escuálido desarrollo económico nacional de los últimos cuatro años se habrá logrado principalmente por los cambios en factores que no los controló pues dependieron exógenamente del: precio del cobre y otras materias primas, comercio y desarrollo económico exterior, demanda interna, etc. y no de variables controlables por la gobernanza nacional.

Y por lo tanto:

Los candidatos y sus equipos tienen la responsabilidad de enunciar Programas que permitan pasar a un escalón o piso superior de desarrollo nacional, como lo está haciendo China, Corea, Singapur que requiere lograr un ingreso per cápita del orden de los 50.000 euros anuales como base, o el bien el desarrollo prometido desde los años 50 del siglo pasado se habrá alejado una vez más para todos los chilenos.

Los ciudadanos tienen el deber de informarse, lo medios de informar y hacer las preguntas pertinentes para elevar el nivel del debate, no aceptar respuestas sin fundamento cuantitativo o falta de modernidad o evasivas sobre estas materias que son relevantes para nuestros futuros y que permitan ir más allá de las consignas, pasiones, y emociones en busca de un mejor y buen país para todos chilenos y los miles de inmigrantes que llegan día a día.

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