El próximo martes una singular procesión partirá desde la tradicional Caleta El Membrillo de Valparaíso. Desde las 11 de la mañana, un bote construido de manera artesanal recorrerá los poco más de cinco kilómetros que separan ese punto del puerto con los alrededores del cerro Merced. No será por una festividad religiosa ni culminará en un templo, sino que será en el marco de un festival de arte sonoro y terminará en una galería de arte, llamada Worm.

Ese recorrido será parte de Tierras del mar, una instalación del colombiano Leonel Vásquez, incluida en la programación del Festival Tsonami, que este lunes inicia su undécima versión y también tendrá actividades en Santiago y, por primera vez, en Concepción.

La procesión se llamará Acción de bogar en la ciudad y con ella finalizará una residencia que ha tenido a Leonel Vásquez compartiendo con los pescadores de la caleta y desarrollando un proyecto que pretende rescatar la memoria sonora del sector.

“Uno podría preguntarse cómo estas prácticas, que a veces son bien experimentales, pueden entrar a estos dominios más cotidianos, pero esa ha sido una preocupación consciente de Tsonami: ¿cómo vincularse con estos niveles de más cotidianidad y distintos públicos?”, dice el director del evento, Fernando Godoy. “No es una cosa de especialistas, en ningún caso. No nos interesa ser un festival para artistas sonoros o músicos experimentales. Por supuesto que ocurren cosas que le llaman la atención a ellos, pero hay un interés por generar ese vínculo”.

Fotos: Tsonami.

La de Leonel Vásquez es tan solo una de las múltiples actividades que Tsonami presentará a partir de la próxima semana. El francés Thierry Madiot, por ejemplo, hará una acción llamada Masajes sonoros, que contempla conciertos de nueve minutos para un solo auditor. El alemán Florian Tuercke, en tanto, transformará el ruido de la ciudad en una plácida música que las personas podrán escuchar con audífonos, tiradas en sillas de playa que se instalarán junto a la Estación Barón o en la Plaza Brasil. Y así, suma y sigue con más de 40 artistas de países como Chile, Argentina, Bolivia, Perú, México, Japón, Italia y Canadá.

“La inquietud siempre ha ido más allá de exhibir”, explica Fernando Godoy. Desde hace unos cinco años, Tsonami ha concretado esa ambición y ha ampliado su radio de acción con la Revista Aural, un sello discográfico y una radio, entre otras iniciativas. Así, ha dejado de ser un festival y se ha convertido en una organización con actividades a lo largo del año.

“El formato de festival es muy concentrado y de muchísima intensidad, pero sentíamos que faltaba una continuidad. Además de crecer en términos de cantidad de cosas, se ha dirigido hacia el cruce con las distintas capas de la ciudad: urbanas, sociales, de memoria, todo a partir de la pregunta por lo sonoro. Eso deriva en que casi todos los artistas que vienen lo hacen en formato de residencia, a explorar proyectos específicos. Tsonami se ha convertido en eso y el festival es el momento de la exhibición”, indica Fernando Godoy.

Ecos desde Alemania

Una de las actividades que Tsonami hará en Santiago será en el Goethe Institut. Se llama Urban Sound Art: Sound Art in Public Spaces y es una muestra que documenta el proyecto Bonn Hoeren, que tiene lugar desde 2010 en dicha ciudad. Realizado gracias al apoyo de la Fundación Beethoven de Bonn (ciudad natal del compositor), la iniciativa escoge cada año al “artista sonoro de la ciudad”, quien debe desarrollar una instalación sonora considerando las variables de paisaje, arquitectura, planificación urbana y espacio público.

El curador Carson Seiffarth dice que la ciudad fue escogida porque “es residencial, pequeña y agradable, pero a la vez con muchos lugares abiertos; el escenario perfecto para que un artista sonoro desarrolle un  proyecto de mediana o larga duración”.

A ello se le suma su vínculo histórico con la música y la presencia de compositores y  artistas, aunque, de acuerdo a Seiffarth, “faltaba la perspectiva del arte sonoro”.

La instalación de la artista noruega Maia Urstad. Fotos: Bonn Hoeren.

La modalidad es la siguiente: cada año se trabaja junto a una institución colaboradora, que abre sus puertas a los artistas elegidos por su experiencia en arte sonoro y espacios públicos: el pasado 29 de noviembre, por ejemplo, se inauguró la instalación zeit-ton-passage, de la artista noruega Maia Urstad, quien investigó y trabajó con los archivos de radio en más de 30 idiomas de la Deutsche Welle. Ello requirió acceso completo a los archivos de la emisora, de los años 50 en adelante. “De esta forma, pusimos en el mapa a una institución que es muy importante para la ciudad de Bonn, pero que no está físicamente muy presente en ella”, explica el curador.

“Lo que vamos a mostrar en Santiago es la documentación completa -lo que incluye videos, registros sonoros, fotografías y texto- de todos los proyectos desarrollados hasta hoy. Estamos muy interesados en profundizar los diálogos y relaciones con Latinoamérica y, en ese sentido, también pensamos concebir un proyecto en algún  lugar como Santiago o Valparaíso”, explica Seiffarth.

Esas ciudades chilenas, más grandes y ruidosas, tienen potencial no solo porque representan un desafío para proyectos de este tipo, sino también porque “en Chile hay muy buenos artistas sonoros, pero dadas estas mismas dificultades no se trabaja mucho en espacios abiertos. Es algo que nos gustaría explorar en conjunto con artistas chilenos”, concluye el curador.

¿Dónde y cuándo?

Conciertos, presentaciones de libros, exposiciones, caminatas, talleres y programas radiales son algunas de las actividades que Tsonami presenta este año. El programa de actividades en Valparaíso, Santiago y Concepción se puede ver en este enlace. 

Foto principal: Tsonami.