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Miguel Crispi: “Tenemos que ser una oposición que siga cuestionando las bases del modelo”

El diputado electo por Revolución Democrática mira con cierto temor una eventual proyección de gobiernos de derecha. La diferencia entre la Nueva Mayoría y Chile Vamos es que con la coalición de Guillier se podría haber presionado para ejercer reformas profundas, mientras que con un gobierno de derecha el Frente Amplio "va a estar sosteniendo la estantería".

Martín Espinoza C

  Domingo 24 de diciembre 2017 9:37 hrs. 
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El electo diputado de Revolución Democrática reconoce que el escenario con Chile Vamos de gobierno es desfavorable y le asusta la idea de que se instalen por más de un periodo. A pesar de eso, cree que es muy pronto para pronunciarse sobre la posición que ocupará el Frente Amplio dentro de los próximos cuatro años.

En la segunda vuelta votó más gente y Sebastián Piñera logró casi un millón y medio más de votos, más incluso de los que sumaban con José Antonio Kast. ¿Era muy mal candidato Alejandro Guillier?

No sé en qué suma hoy hacer análisis de lo bueno o malo que es Guillier. Lo que vale la pena es lo que viene…

¿Qué es lo que viene?

Lo que viene es cómo nos vamos a articular desde la oposición para evitar que Piñera haga un retroceso en derechos sociales que nos cueste doce años de trabajo.

Era muy diferente la candidatura de Piñera con la de Guillier?

Es distinto ser oposición a un gobierno de centroizquierda, y donde se podía presionar para avanzar en ciertas agendas, a estar sosteniendo la estantería con Sebastián Piñera, que es lo que vamos a estar haciendo durante los próximos cuatro años.

¿En qué consiste ese “sostener la estantería” y la articulación del Frente Amplio como oposición?

No sé cómo se va a articular. Es lo que tenemos que reflexionar ahora. El peor error que podemos cometer es adelantarnos y hacer juicios categóricos de cómo va a ser o cómo no va a ser. Es sorprendente la cantidad de votos que saca la derecha y tenemos que tratar de tomarnos en serio la reflexión respecto de lo que espera la ciudadanía de la clase política, a la desafección, y también a la sintonía que tuvo en este caso con un proyecto que es la antítesis al nuestro, que es el de Sebastián Piñera.

Desde la Nueva Mayoría igual han intentado tirarle la pelota al Frente Amplio. ¿Hay algún nivel de responsabilidad por parte del Frente Amplio en la derrota de Alejandro Guillier?

Entiendo que en estos momentos haya mucho dolor, mucha frustración. Hay una enorme cantidad de gente, que no es la mayoría electoral, pero que no se siente interpretada con Sebastián Piñera, pero no aporta en nada el juicio de las responsabilidades. No voy a entrar en ese espacio.

¿Tiene más peso el Frente Amplio como oposición en un gobierno de Piñera o de Guillier?

Hay que ver dónde hay un programa que nosotros genuinamente creemos que le hace bien al país y dónde hay más chances de avanzar. Creo que tenía más oportunidades de avanzar con un gobierno de la Nueva Mayoría y en eso vamos a estar remando contra la corriente.

¿Se derrumba la Nueva Mayoría (NM) con esta última elección o comienza una nueva era?

No lo sé. Creo que es un análisis que tiene que hacer la Nueva Mayoría. Hoy la necesidad es articular una oposición que sea capaz de enfrentar a Sebastián Piñera. Lo que sí es que parte de la NM va a estar seducida a hacer reformas en el margen y nosotros creemos que tenemos que ser una oposición que siga cuestionando las bases del modelo. Esa es la pregunta que tiene que hacerse la NM.

Es una oportunidad para el Frente Amplio esta debilidad de la Nueva Mayoría como para expandirse y abarcar sectores progresistas de ese conglomerado?

Me parecería un oportunismo gigante hacer una afirmación de ese tipo. Nosotros vamos a crecer convocando a quienes se sientan parte de las transformaciones que están en nuestro programa. Si hay parte de la NM que se siente convocada, y quiere empujarlo desde la NM, desde el FA, bienvenido sea. Es un momento en el que hay que tener mucha templanza, no sacar cuentas rápidas, porque lo que está en juego es el futuro de Chile de aquí a los próximos doce años, puede ser un ciclo gigante de la derecha o un paréntesis de lo que fue un inicio post 2011 de una discusión reformadora que tiene el país.

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