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Arqueólogos descubren sitio de arte rupestre en Tierra del Fuego

El hallazgo se suma a otras dos exploraciones que refutan la idea de que en la zona no existió arte rupestre. El lugar también se emplaza dentro del perímetro de impacto de una carretera que pretende dar conectividad a Puerto Williams. En este sentido, Francisco Gallardo, quien lideró la investigación, advierte: "Hay que hacer una estrategia inteligente para que el lugar quede fuera de las áreas de impacto".

Abril Becerra

  Martes 2 de enero 2018 19:47 hrs. 
pinturas yaghan

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Fue casi por casualidad. Hace dos meses, el docente del nuevo Programa de Arqueología e investigador del Centro de Estudios Interculturales e Indígenas (CIIR) de la Universidad Católica, Francisco Gallardo, junto con un grupo de especialistas, dio con un sitio de arte rupestre inédito en la zona sur de Tierra del Fuego.

De inmediato, el hallazgo despertó la curiosidad de los expertos, quienes durante décadas creyeron que en este lugar no existió una actividad de estas características.

“Hasta hace muy poco la idea generalizada era que al sur del Estrecho de Magallanes no había arte rupestre. Esa era una idea muy afincada y ha sido muy afirmada durante muchísimos años. De hecho, yo aprendí eso en la Universidad cuando era alumno. Pero esto comenzó a cambiar hace unos años porque se conocieron dos hallazgos y ahora, se suma lo que nosotros reportamos”, comenta Francisco Gallardo.

Zona de Yendegaia.

Bahía de Yendegaia.

El resguardo 

Esta exploración surgió a raíz de una asesoría que solicitó el Ministerio de Obras Públicas (MOP) producto de un nuevo camino que se construirá para dar conectividad a Puerto Williams.

Frente a ello, Francisco Gallardo advierte que este sitio arqueológico requerirá cuidados especiales, sobre todo, por la cantidad de personas que deberán transitar por el lugar. Por ello, durante las próximas semanas el grupo liderado por Gallardo deberá informar al Consejo de Monumentos Nacionales (CMN) sobre el descubrimiento.

“El sitio de arte rupestre no está dentro del camino que se pretende construir, pero está en el ámbito de circulación que se va a producir, porque el camino va a ser muy usado. Entonces, estamos estudiando qué medidas se podrían tomar para poder resguardar este sitio. Es un tema complejo. Hay que hacer una estrategia inteligente para que el lugar quede fuera de las áreas de impacto”, señala el investigador.

Las figuras 

Por ahora el hallazgo se encuentra en su primera etapa. Aún no es posible dilucidar con qué tipo de material se realizaron las figuras o cuál fue el sentido de su representación. Sin embargo, para Francisco Gallardo es posible aventurarse con algunas premisas.

En su opinión, las pinturas no son tan primitivas desde un punto de vista prehistórico. “No se sabe muy bien la cronología del arte rupestre en esta zona, pero a mi me parece, que deberían pertenecer a un período previo a la época de contacto con los europeos en el siglo XVI o durante esa época. No creo que sean muy antiguos”.

“Además, arqueológicamente es posible que  bahía de Yendegaia fuera ocupada desde hace unos cinco mil años, pero estas pinturas deben estar relacionadas con la pintura yagán”, añade el investigador.

Investigador Francisco Gallardo junto a figuras descubiertas.

Investigador Francisco Gallardo junto a figuras descubiertas.

Otra característica del hallazgo tiene que ver con que las pinturas son rojas a la vez que adoptan distintas formas. No hay un patrón fijo, en este sentido. Incluso, hay veces en que las pinturas aparecen como manchones: “Tienen muy pocos diseños geométricos, tiene unas líneas de tonos rojos, que son paralelas unas y otras. También hay unas hileras de puntos y unas manchas de pintura roja muy grande, como si uno arrojara pintura”, explica Francisco Gallardo.

Además, según sus antescedentes, estas representaciones pueden ser interpretadas a partir de la idea de una cultura interconectada de los pueblos nativos de la zona: “De alguna forma muestran que la relaciones entre kawésqar y selknam, y entre kawésqar y yaganes eran muy importantes. En consecuencia, a pesar de las grandes dificultades de desplazamiento entre un lugar y otro, invertían mucho tiempo en relacionarse y eso permitía una circulación de ideas que se volvían compartidas”, concluye el experto.

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