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¿Por qué el Papa Francisco no va a Argentina?

En general, las interpretaciones a su actuar apuntan a motivaciones políticas. Pese a esta mirada, y a raíz de la polémica que genera la no visita del Santo Padre a Argentina, el domingo salió publicado en el diario La Nación del país vecino una columna de Víctor Manuel Fernández, rector de la Universidad Católica de Argentina, donde indica que atribuirle intenciones políticas al Papa es irresponsable, y según él, “podría deducir que hay un plan organizado de desprestigio”.

Camilo Villa

  Martes 16 de enero 2018 19:42 hrs. 
Pope Francis receives an Argentina soccer jersey during his Wednesday general audience in Saint Peter's square at the Vatican June 25, 2014. 
REUTERS/Alessandro Bianchi (VATICAN - Tags: RELIGION)

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No es noticia en Argentina la visita del Papa Francisco a Chile, sino la no visita a su país natal. La prensa especula y cada quien tiene su propia teoría, sin embargo nadie tiene certeza de tal decisión. El propio Sumo Pontífice se limitó a decir en un video grabado para sus compatriotas el 2016: “el mundo es más grande que Argentina”.

Lo concreto son las cifras. Desde su nombramiento como Jefe de Estado del Vaticano el 2013, Jorge Mario Bergoglio ha visitado 31 países, y si a estos le sumamos Chile y Perú, serían siete los países sudamericanos que lo han recibido.

Como para seguir alimentando el desconcierto trasandino, también podemos mencionar que el Papa Juan Pablo II y su sucesor Benedicto XVI viajaron a sus respectivos países natales a menos de un año de asumidos en el cargo. El actual Francisco lleva cinco años sin pisar su tierra.

En general, las interpretaciones a su actuar apuntan a motivaciones políticas. En este sentido, un dato que no puede pasarse por alto es el hecho de que la máxima autoridad del catolicismo se reunió siete veces con la ex presidenta argentina Cristina Fernández, y sin embargo lo ha hecho solo dos con el actual mandatario, Mauricio Macri.

Una paradoja, si se toma en cuenta que mientras Bergoglio ejercía como arzobispo de Buenos Aires mantenía una muy tensa relación con los gobiernos kirchneristas. Es más, el ex presidente Néstor Kirchner llegó a calificarlo como el “jefe espiritual de la oposición política”.

Por otro lado, la cercana relación que mantenía el actual Papa con el ala más conservadora de la política argentina se ha ido deteriorando desde su nombramiento. Ejemplo de esto es el caso de la actual vicepresidenta argentina, Gabriela Michetti, quien era su amiga personal y hoy no tiene el mismo vinculo.

Pese a esta mirada, y a raíz de la polémica que genera la no visita del Santo Padre a Argentina, el domingo salió publicado en el diario La Nación del país vecino una columna de Víctor Manuel Fernández, rector de la Universidad Católica de Argentina, donde indica que atribuirle intenciones políticas al Papa es irresponsable, y según él, “podría deducir que hay un plan organizado de desprestigio”.

“De todos modos, cualquier opinión que defienda los derechos de los más débiles podrá tener semejanzas con el mensaje de Francisco, que siempre habla desde las heridas de los más frágiles. Es improbable que él se dedique a reclamar a favor de las grandes empresas o de los poderes concentrados, por más racionales que suenen. Los poderosos ya tienen recursos de sobra para defender sus intereses y difundir su visión de la realidad. Los débiles de este mundo ya escucharon muchas veces que hay que seguir esperando” concluyó.

Para ex el embajador de Argentina en el Vaticano durante la época kirchnerista, Eduardo Valdés, el Papa, antes que todo, es latinoamericano, es del fin del mundo, y es leal a ese origen. Por eso celebra las giras efectuadas a los países de la zona, y asegura que “a Argentina le tocará cuando le tenga que tocar”.

El hoy diputado del Parlamento Mercosur cree que el Santo Padre no va a su país no porque no quiera ir, tampoco lo atribuye a diferencias con el actual mandatario trasandino, sino simplemente porque aún no es el momento.

“Yo  he sido embajador en el Vaticano hasta diciembre del 2015, y arrastro un gran fracaso que es no haber llevado el Papa a mi país. La verdad es que cada vez que iba al Vaticano a convencer a quienes programan los viajes papales, me sentía minimizado, y con razón. Porque había muchos países que necesitaban más la presencia del Papa que la Argentina, y lo entendí, lo comprendí y lo amé de esa manera”, confesó.

Sobre la relación que el Sumo Pontífice mantiene con Mauricio Macri, Valdés reconoce que pueden existir diferencias sobre la visión del mundo que ellos tienen. En ese sentido, el diplomático recuerda que el líder del catolicismo ha cuestionado fuertemente el capitalismo financiero y el libre comercio -políticas justamente impulsadas por el ejecutivo trasandino- sin embargo eso no significa que el Papa no quiera llevarse bien con el Jefe de Estado.

También comentó que las especulaciones de la prensa argentina sobre las motivaciones que tendría el Papa para no visitar su país natal “son más lo que se escribe que la realidad”.

Por su lado, Jorge Oesterheld, de la Conferencia Episcopal de Argentina, afirmó hace algunos días a Radio Cooperativa que no está entre las obligaciones del Papa el ir a su país, y por tanto, no tiene por qué dar explicaciones. Agregó además que sus visitas son en función de las necesidades de cada nación y por eso no se le puede imponer una agenda.

Sin embargo, entendiendo el corte neoliberal del gobierno de Mauricio Macri –la reforma previsional aprobada en diciembre conlleva millonarios recortes a las pensiones de los argentinos-, no es difícil deducir que los desacuerdos que mantiene el Papa Francisco con el Ejecutivo trasandino generan, al menos, cierto distanciamiento.

Para el analista y periodista argentino, Claudio Martínez, este alejamiento pudiera explicarse por las constantes críticas que el Sumo Pontífice realiza a las reformas con enfoque más económico que social.

“Quizás las condenas que periódicamente hace el Papa hacia las políticas neoliberales, las condenas que hace a los gobiernos que son duros con la inmigración, o que no reconocen determinados derechos sociales hace que se haya producido esta distancia con quienes cuando Bergoglio reinaba en la iglesia porteña tenía una relación muy fluida”.

Quien vea las fotos de aquel único encuentro entre el Papa Francisco y Mauricio Macri en febrero del 2016, en el Vaticano, probablemente notará la incomodidad de su Santidad, sin sonrisa, sin emoción.

“Obviamente eso se presta para todo tipo de especulaciones, pero no hay nada oficial, no hay nada en lo dicho por Macri que haya denostado una hostilidad particular contra su gobierno. Lo que yo observo es que puede interpretarse como les gusta decir a los hombres del Vaticano: el Papa habla con sus gestos”, aseguró Martínez.

Pero, más allá de cualquier gesto, no hay ninguna pronunciación por parte del Sumo Pontífice, y para el periodista argentino Rafael Araya, es improbable que así sea. “Es muy difícil que la diplomacia vaticana, con lo cerrada que es, pueda entregar una señal cierta, inobjetable y objetiva sobre los motivos que el Papa tiene para no haber venido todavía a la Argentina. En todo caso son evidentes sus diferencias con Mauricio Macri”.

“El Papa tiene muy claro lo que significa un modelo neoliberal. Él ha pregonado contra el consumismo, contra los vicios del capitalismo, entonces cuando sus pedidos orientados a que algunas políticas de inclusión social sean sostenidas y expandidas por el gobierno caen en saco roto, lo pone en una línea de confrontación con el Ejecutivo”, afirmó Araya.

Entonces ¿podemos afirmar que porque el Papa es progresista no le gusta Macri?

Para  Austen Ivereigh, autor de la biografía El gran reformador: Francisco, retrato de un Papa radical, es mucho más complejo. Según lo que dijo en una entrevista a En Perpectiva.net, hay que tener en cuenta su argentinidad, y por lo mismo no se le puede encasillar en conceptos europeos como el ser conservador o liberal. Según el biógrafo, es un “jesuita peronista”, concepto que él mismo reconoce difícil de entender fuera de Argentina.

Para poder comprenderlo, hay que tomar en cuenta el contexto en el que Bergoglio creció. Ivereigh asegura que su telón de fondo fue el movimiento peronista, que se caracterizó por ser social, obrerista y progresista, pero al mismo tiempo, nacionalista. Luego, en los años setenta, se vio muy influenciado por el teólogo uruguayo Alberto Methol Ferré, uno de los principales exponentes de la llamada teología del pueblo.

En ese sentido, Bergoglio se adscribió al pensamiento de su mentor, que buscaba la valoración del pueblo y la cultura latinoamericana como vehículo de la liberación, pero siempre rechazando los esquemas sociológicos marxistas. En todo caso –asegura el biógrafo- la teología del pueblo y la teología de la liberación tienen mucho en común: la preferencia por los pobres y la liberación de Latinoamérica de fuerzas ajenas, entre otros.

Por tanto, tenemos un Papa con fuerte conciencia social, preocupado de los siempre desfavorecidos, con la idea de una iglesia cercana al pueblo. Así lograría entenderse el distanciamiento que mantiene con el gobierno de Mauricio Macri.

Dicho esto, Austen Ivereigh no duda en calificar al Papa como “animal político”, es más, asegura que el propio Sumo Pontífice se califica así. De pequeño Bergoglio estuvo interesado en los asuntos nacionales, y por eso entró a la Compañía de Jesús, que para algunos es una manera de mezclar política con religión, pues de esta orden salen grandes líderes y figuras con sentido estratégico.

Y como buen diplomático, el día lunes, al sobrevolar el espacio aéreo argentino, el Santo Padre saludó al presidente Macri: “Mientras sobrevuelo el espacio aéreo argentino, extiendo a ustedes mis cálidos saludos y augurios y envío desde el corazón mis buenos deseos a toda la gente de mi madre patria, asegurando mi cercanía y bendiciones. Les pido por favor a todos ustedes que no se olviden de rezar por mí”, escribió.

Por su parte, el mandatario respondió que “en nombre de todo el pueblo argentino agradezco el saludo y la bendición de @Pontifex_es al sobrevolar nuestro país. Deseo que su visita a los hermanos de Chile y Perú sea fuente de paz, esperanza e inspiración. La Argentina lo acompaña con el cariño y el respeto de siempre”.

Más allá de la formalidad, los medios argentinos no han disimulado su desconcierto por la no visita del Papa en estos cinco años de ejercicio. No hay nada oficial y seguramente tampoco la habrá, por lo que los católicos argentinos seguirán esperando tener a su máximo líder en su tierra.

 

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