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Ann Makosinski: La joven inventora que apuesta por unir las ciencias y las artes

Ann Makosinski tiene apenas 20 años, sin embargo, pese a su corta edad, ya ha realizado dos inventos: una linterna que convierte el calor del cuerpo en electricidad y una taza que aprovecha el exceso de temperatura del café para cargar teléfonos y dispositivos de música. En su participación en el Congreso del Futuro, la joven señaló que estos avances no habrían sido posibles si no hubiese combinado su pasión por la ciencia con sus habilidades artísticas.

Abril Becerra

  Miércoles 17 de enero 2018 19:48 hrs. 
ann

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Ann Makosinski sólo tiene 20 años. Es mitad filipina y mitad polaca; mitad científica y mitad artista. Es inquieta. Siempre lo ha sido. Desde sus 11 toca piano. Desde sus 12 es inventora.

Su aventura dio un salto cuando, con solo 15 años, decidió crear una linterna para una de sus amigas de Filipinas que no tenía luz en su hogar. El resultado fue una particular bombilla que funciona gracias al calor del cuerpo.

“Mi amiga no podía tener electricidad en su casa, por lo tanto, no tenía luz para estudiar de noche. Así que se me ocurrió la idea de inventar algo para generar energía eléctrica sin usar baterías. De esta forma nació Hollow flashlight“, comenta la joven científica, quien este miércoles participó en el Congreso del Futuro.

La tecnología usada en la elaboración de esta linterna proviene del efecto Peltier-Seebeck, lo que permite crear electricidad a partir de la diferencia de temperatura entre dos superficies.

“Esto es algo que conocía desde quinto grado así que estaba familiarizada con esta tecnología”, señala Ann Makosinsiki.

linterna

Ann Makosinski con su primer invento, “Hollow flashlight”.

Este invento le permitió destacarse en la Feria de Ciencias de Google y en la Feria Internacional de Ciencias e Ingeniería Intel. Incluso, entonces, la revista Forbes la destacó como una de las inventoras más jóvenes del mundo. Pero eso no fue todo, ya que más tarde la científica creó otro objeto: una taza que utiliza generadores termoeléctricos para aprovechar el exceso de calor del café. Este proyecto fue denominado como e-Drink y permite, con la energía obtenida, cargar celulares y dispositivos musicales.

“Siempre hice proyectos de ciencia. Hacer estos proyectos no fue fácil. Implicaron largas horas de trabajo después de la escuela. Tuve que aplicar la tecnología al ámbito electrónico, pero yo no soy experta en eso. Entonces, todo esto fue un proceso de aprendizaje”, comenta.

Artes y ciencias

Para Ann Makosinski estos avances sólo responden a su pasión por la ciencia y a su gusto por las artes. “Tengo un amor por el arte y la tecnología”, dice entre risas.

 “Combinar las ciencias y el arte es muy importante para mí. Trato de vivir de esa forma: estudio artes y luego llego a casa a trabajar en mis proyectos de ciencias”, señala.

En su opinión, esto no es nuevo. En la antigüedad la unificación de ambos conceptos no era extraño. “En el pasado hubo muchas personas que eran científicos y que, al mismo tiempo, fueron grandes artistas. Leonardo da Vinci, por ejemplo. Él fue un gran pintor y además inventó muchas cosas adelantadas a su tiempo”, recalca.

Y es que para ella, el hecho de que ambas disciplinas hoy se encuentren divididas conlleva a un problema: la pérdida del pensamiento crítico. Por ello, desde que comenzó su carrera científica ha intentado motivar a las nuevas generaciones para que se desarrollen en ambas áreas. “Quienes estén interesados en estas dos disciplinas deben entender que esto es posible”, sostiene.

Actualmente, la joven se encuentra trabajando en una nueva versión de su linterna. Paralelamente, estudia literatura inglesa en la Universidad de Columbia Británica.

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