Diario y Radio Universidad Chile

Año XVI, 18 de abril de 2024


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Empresarios y gobernantes


Jueves 25 de enero 2018 9:53 hrs.


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Señor Director:

El primer gabinete del nuevo Presidente inspira varias reflexiones que sin ser particularmente novedosas tienen su importancia en la vida  de nuestro país.

La primera observación que se puede formular tiene que ver con el número muy elevado de empresarios convertidos en ministros lo que significa que el nuevo Presidente confía más en esta categoría social y que no tiene por muy valiosa  la capacidad de  los dirigentes políticos, parlamentarios o ex parlamentarios, de las tiendas que lo han apoyado y que debieran ser los verdaderos expertos de la dirección del Estado.

Por otra parte, sin poner en duda la voluntad ciudadana de los empresarios-ministros uno se puede interrogar legítimamente sobre los intereses de estos jefes de empresa convertidos, muchas veces de la noche a la mañana, en hombres de Estado. Considerando que ellos han sido presentados como exitosos hombres de negocios no se comprende muy bien porque han abandonado sus supuestas elevadas y lucrativas actividades para iniciar  una carrera política que en Chile hace tiempo que ya no hace soñar a los ciudadanos verdaderamente serios.

Aceptemos que en esto hay algo del copismo tradicional de los chilenos, es decir de hacer como en América del Norte, que constituye a menudo una especie de modelo. Sin embargo, como sucede allá, habrá aquí también el riesgo que se reproduzcan ciertas prácticas como son la de ayudar desde el Estado a los colegas del sector privado y preparar de este modo una devolución de servicios cuando el periodo presidencial haya terminado y sea necesario volver a los negocios.

En todo caso podemos legítimamente estar reservados frente a la rápida reconversión en irreprochables servidores públicos de quienes han vivido en el fragor de la concurrencia, los golpes bajos y la lógica del egoísmo, que priman en la actividad privada. Tanto más cuanto que una de las primeras cualidades de un dirigente del Estado debiera ser su sensibilidad frente a los más desprotegidos de los ciudadanos.

Pues es allí, entre otras muchas cosas, donde el zapato nos aprieta es decir en el hecho de que los compatriotas desprotegidos nunca forman parte de gobierno alguno y así se instala la idea de que los jefes de las empresas son los únicos que pueden formar los gobiernos es decir que son unos ciudadanos de excepción.

Por último, digamos que cuando es la otra parte del abanico político que ha gobernado la representación nacional no ha sido mucho más diversificada, pues ella ha parecido a menudo un conglomerado donde la herencia de los  privilegios se ha convertido en la norma.

El contenido vertido en esta Carta al director es de exclusiva responsabilidad de su autor y no refleja necesariamente la posición de Diario y Radio Universidad de Chile.

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