Señor Director:

La ocupación militar de Antofagasta fue el inicio de la Guerra del Pacífico; en respuesta a un alza en los impuestos a compañías inglesas que explotaban el salitre a través de Chile.

Entonces la guerra ocurre porque el capital inglés azuzó al gobierno chileno a adueñarse del territorio boliviano, que estaba en alianza con el gobierno peruano; los resultados los sabemos todos, por ende los derechos de Chile nacen de haber ganado la guerra y como es obvio ningún tribunal internacional va a sancionar este hecho como legítimo.

En 1970 un hecho similar ocurrió, el gobierno legítimo de Salvador Allende prometió nacionalizar las empresas mineras del cobre, Estados Unidos declaró una guerra no oficial, de hecho su presidente Richard Nixon prometió hacer aullar la economía chilena y lo cumplió, quienes vivimos por esa fecha entre 1970 y 1973 sabemos las vicisitudes que se vivieron, creando un falso desabastecimiento e intervención directa donde desde EEUU. se trajeron armas para asesinar al general René Schneider Chereau, comandante en jefe del ejército, quién se negó a complotar contra Salvador Allende.

No hubo intervención directa porque no fue necesario, sin embargo para el 11 de Septiembre de 1973, la flota norteamericana a través de la Operación Unitas se encontraba desplegaba en Valparaíso por si las cosas se ponían color de hormiga.

No sería primera ni única vez, que el imperialismo norteamericano con tal de recuperar su influencia, lleva la guerra por todos los lugares del mundo, en Bahía Cochinos, Cuba fracasó gracias a la entereza y pundonor del compañero Fidel Castro.

Se nos insiste con el tema de la soberanía, cuando tenemos enclavado en el centro del país, una base militar norteamericana, donde jamás al pueblo chileno se le ha consultado por su existencia.

Soberanía sobre qué, cuando las principales riquezas del país han vuelto a ser propiedad de consorcios extranjeras, las gotas de lluvia antes de que toquen el suelo ya tienen dueño., el cobre, el litio, la electricidad, las carreteras son de extranjeros,  el mar es de siete familias y hasta las AFP.

La única soberanía que ejercemos es la de ser esclavos a disposición del capital.

No hay que hacerse ilusiones, ningún tribunal internacional va a validar lo que se obtuvo a través de una guerra.

El camino hacia la paz mundial y en la región pasa por sentarse a conversar y recuperar la senda que soñaron los próceres de la independencia de América, como O’Higgins, San Martín, Bolívar y Sucre, somos antes que nada americanos y no los ingleses de Sudamérica.