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Tres mitos del conflicto con Perú y Bolivia


Viernes 30 de marzo 2018 12:09 hrs.


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Cuando se analiza este conflicto , en ocasiones se hace desde mitos que se han instalado y que se dan por verdades.
 
1.- El mito del rico avaro y prepotente contra el pobre humano, digno  y solidario.
 
Hay quienes analizan la guerra del pacífico y el tratado de 1904 (solicitado y suscrito por Bolivia con importantes cláusulas en su favor) con la óptica del presente y de manera tergiversada.
 
Se razona a partir de un supuesto falso. Que Chile habría sido un país oligárquico, rico y poderoso que actúa por la vía de las armas en contra de países pobres que construyen su futuro a partir de nobles principios como la solidaridad y la justicia social. Esto no fue así. la Bolivia de hoy no es la Bolivia de 1878. Evo Morales no es Hilarión Daza.
 
Chile era un país pobre y con menos población, pero había construido una poderosa burocracia en los tres decenios conservadores ( Prieto /Bulnes/ Montt). La fortaleza institucional de nuestro Estado no era perceptible, pero su fuerza se desplegó en la guerra con subordinación del poder militar al civil  (el ejercito en realidad lo mandaron los ministros Rafael Sotomayor y José Francisco Vergara más que Erasmo Escala y Baquedano) mientras sus adversarios se debatieron en golpes de estado.  .
 
Los tres países tenían oligarquías excluyentes y autoritarias. En el Perú su héroe nacional fue el general Andrés Avelino Cáceres que luego de la caída de Lima desata la lucha guerrillera en lo que lo chilenos llamamos campaña de la Sierra y los peruanos de La Breña, creó su estado mayor y sus bases de apoyo con la población indígena. Cuando el ejército chileno abandonó Perú y Cáceres buscó el apoyo de la oligarquía para llegar a la presidencia, brindó como prueba de lealtad, el fusilamiento de todos los indígenas que habían sido su estado mayor en la lucha de resistencia a Chile.
 
En Bolivia el general Hilarión Daza se había hecho del poder mediante un golpe de estado. Su guardia pretoriana era el regimiento “Colorados” que cometía todo tipo de abusos sobre la población civil, que terminó siendo aventado en la batalla de Tacna y que luego sería disuelto por el Estado boliviano por volver a sus tropelías.
Chile tenia bajo soborno al presidente de Perù Mariano Ignacio Prado (le dieron sueldo de general, una hacienda en Curanilahue, acciones en las minas de carbón y Agustìn Edwards no le cobraba los préstamos). Eran todos oligarcas con la diferencia que los nuestros eran mas astutos. Prado huye del Perú en pleno conflicto llevándose el dinero de una colecta pública, Chile le dijo  que si no capitulaba sus intereses en nuestro país serian confiscados.
 
Daza mantuvo contacto permanente con el gobierno y los empresarios chilenos. La vergonzosa desbandada, sin tirar un tiro, de su ejército en Camarones tiene una de las siguientes explicaciones. El propio Daza no quiso combatir, siendo un tipo valiente, eso sólo puede explicarse por una negociación en curso o bien su estado mayor le saboteo bajo orientación de los empresarios mineros bolivianos  (Compañía Minera Huanchaca) aunque estaban en contacto con sus pares chilenos. Daza, años después sería asesinado en un atentado perpetrado por la oligarquía boliviana.
 
Todos los historiadores peruanos, incluido Jorge Basadre que es el mas relevante, coinciden que una de las debilidades en la defensa de Lima fue el brutal trato dado por los oficiales a los soldados rasos de origen indígena. 
 
Durante todo el siglo XX Bolivia dispuso de la gigantesca riqueza del estaño y no salió de su pobreza como país  por la actitud de la oligarquía boliviana, la cual sólo ha tenido breves interrupciones con Hernán Siles Suazo y ahora con Evo Morales. Los indígenas no existieron para Bolivia y eso habría sido así cualquiera fuera el resultado de la guerra.
 
2.- El mito de un Pinochet generoso y latinoamericanista.
 
El 8 de Febrero de 1975 se firmó el acuerdo de Charaña por el cual Chile concedía un corredor al norte de Arica a cambio de un territorio de iguales dimensiones en otra parte de la frontera. Esto no prosperó, pues Bolivia no aceptó en definitiva  el acuerdo, pues querían una cesión gratuita de territorio chileno sin compensaciones. A mayor abundamiento Perú propuso una solución impracticable.
 
Pinochet no era un bolivariano ni aceptaba los febles argumentos históricos bolivianos, sino que estaba presionado por las circunstancias, tenía un fusil en el pecho. El gobierno de Juan Velasco Alvarado había armado al ejército peruano con abundantes suministros soviéticos con el indudable propósito de agredir a Chile. Pinochet se propuso un ataque preventivo ante la agresión inminente (se llegaron a ejecutar a dos agentes militares peruanos en Santiago). Henry Kissinger secretario del departamento de Estado de EEUU, con quien se reunió en Santiago, le desaprobó la idea y le sugirió un acuerdo con Bolivia que dejara a Chile sin fronteras con Perú. En tal caso EEUU consideraría agresor al que atacara primero y actuaría en consecuencia.
 
Pinochet llegño a preparar gas sarín -arma prohibida- para un eventual conflicto en el norte. No va de buena persona a Charaña a ofrecer un corredor.
 
El ofrecimiento de Pinochet es un acto dictado por la necesidad no por la convicción. El aislamiento internacional, la división interna y la pobreza a que nos tenía expuesto a la dictadura pinochetista nos llevó a la ignominia de la debilidad extrema de nuestra política internacional. Pero, esos tiempos ya pasaron. Pinochet y su dictadura pusieron en riesgo la seguridad nacional también en el conflicto con Argentina lo que nos obligó a aceptar la modificaciòn del laudo arbitral que nos reconoció las islas, pero sin proyección marítima. Ese miserable fue muy perjudicial al interés de Chile.,
 
3.- La acción de poderes imperiales en favor de Chile.
 
Es un mito fácil de rebatir el de la supuesta acción en favor de Chile de las grandes potencias imperiales.
 
Estados Unidos actuó siempre en favor de Perú, antes durante y después de la guerra. Ya tomado el morro de Arica obligó a Chile a sentarse a negociar con Perú y Bolivia en uno de sus barco de guerra surto en la rada de ese puerto. La intervención del general John J. Pershing en favor de Perú durante la negociación del tratado de 1927 es manifiesta. EEUU tuvo una política pública y vehemente en favor de Perú especialmente previo a la toma de Lima.
 
Inglaterra no tiene ninguna intervención en la guerra, no se recibieron apoyos políticos ni militares de dicho país. No son los capitales ingleses los que no llevan a la guerra sino los intereses del país, de sus empresarios mineros y de sus obreros mineros que trabajan en esas empresas. Lo que ocurre es que después de ganada la guerra Chile le reconoce los bonos comprados por el inglés North, a precio de huevo, a los propietarios de minas en territorio peruano y boliviano, pero eso es después. Chile se conformaba con cobrar impuestos (al igual que Bolivia), ahì aparece el interès de los ingleses que nos sumen en la guerra civil donde es derrocado el gran patriota José Manuel Balmaceda.
 
Argentina tuvo varios oficiales en el estado mayor peruano, en la toma de Lima, que no eran observadores sino personal operativo. Roque Sáenz Peña, que luego de sus conmovedoras suplicas salva su vida en la toma de Arica. Sería luego presidente de Argentina.
 
Francia destinó una escuadra al Perú al momento de la toma de Lima al mando del contralmirante v Abel Bergasse du Petit Thouars. Bajo pretexto de eventuales abusos sobre sus connacionales intercedió en favor de los peruanos ante el general Baquedano en múltiples ocasiones.
 
Sólo el káiser alemán dio algunas opiniones en favor de Chile durante la guerra , pero que no pasaron de eso declaraciones a la distancia.
 
Pretender hacer aparecer a Chile como un testaferro de los ingleses es una falsedad. Chile era un país oligárquico y capitalista, al igual que sus rivales, y actuó como tal, pero no actuó como un bobo, por decenios el salitre financió el presupuesto nacional. En 1971 el presidente Salvador Allende nacionalizó el cobre con el mismo patriotismo de los que subieron a la carrera el morro de Arica. En esa carga a la bayoneta iba también mi sangre.