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Año XVI, 19 de abril de 2024


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Hogar de Cristo: Plan Invierno evita que en un país OCDE se muera de frío

Pablo Egenau, director social de la entidad, reiteró que con la Matriz de inclusión social se pueden identificar a las poblaciones más excluidas de la sociedad. Adultos mayores, personas en situación de calle o niños y niñas fuera del sistema educativo son parte de las preocupaciones de la institución que en 1944 fundara San Alberto Hurtado.

Paula Campos

  Jueves 19 de abril 2018 15:09 hrs. 
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¿Dónde están los pobres más pobres?, ¿quiénes son?, ¿dónde viven?, ¿cuántos son?, esas son parte de las respuestas que entrega la Matriz de inclusión social elaborada por el Hogar de Cristo (HC).

El documento, herramienta que identifica la brecha entre personas afectadas por extrema pobreza y cobertura existente, es una directriz no solo para la institución fundada en 1944 por San Alberto Hurtado y la Compañía de Jesús, sino también para que como sociedad nos miremos radiográficamente.

En conversación con el programa Semáforo, Pablo Egenau, director social de HC, comentó las nueve líneas identificadas en el análisis, revisión de datos obtenidos desde múltiples plataformas propias, estatales y de la sociedad civil. “Esta matriz es un documento estratégico para el Hogar de Cristo porque es nuestra herramienta de planificación. Todos los años sistematizamos datos que vienen desde el Estado, de ministerios, de universidades, centro de estudios, etc. Consolidamos los datos, básicamente, con el propósito de saber -como institución- dónde tenemos que ir y en qué lugares deberíamos dejar de estar o tener menos presencia, porque el Estado u otros organismos de la sociedad civil están trabajando en ese campo”.

El trabajo consiste en hacer una descripción del problema social, siempre hablando de la población más pobre de entre los pobres que, en números, alcanza los 770 mil personas. Por grupo se divide en una caracterización cuantitativa a partir de las cifras disponibles. Paso seguido viene la pregunta por las políticas públicas que se implementan para abordar dicho problema social, con qué financiamiento o qué servicios están involucrados en resolverlo, para luego hacer una estimación de brechas. El jesuita explicó que “visto todo esto, cuántas de estas personas se nos están quedando fuera, cuántos no están recibiendo los servicios mínimos que las políticas públicas han implementados o cuántos no tienen políticas públicas destinadas a resolver sus necesidades fundamentales, nos dirigimos a nuestro foco: personas con situación de calle, discapacidad mental, jóvenes y adultos con consumo problemático de alcohol y drogas, adultos mayores, niños y jóvenes fuera del sistema escolar, personas sin trabajo… Son, en total, nueve líneas temáticas donde hacemos un zoom puntual en cada uno de ellos”.

Los datos existen, pero -pese a ello- estos grupos de personas siguen siendo invisibilizados por las políticas públicas y, también, por la sociedad civil

Eso es parte de lo que las organizaciones de la sociedad civil que trabajamos en pobreza venimos advirtiendo desde hace muchos años. La agenda de política pública la están liderando grupos emergentes que sienten que sus necesidades no están siendo resueltas en el ámbito de la salud, la vivienda, la educación… Todas estas son necesidades lícitas y muy justificadas, pero ellos tienen el potencial de adhesión, integración, movilización, generar referentes, tener una voz pública: votan, marchan, se ven, se hacen sentir y, por lo tanto, sus demandas están en la agenda pública.

Sin embargo, si miras la encuesta Casen de 2015, ahí nos dicen que hay 77 mil niñas, niños, jóvenes que están fuera del sistema escolar. ¿Qué hacemos con la matriz de inclusión? miramos esa realidad y nos preguntamos cuántos, de ese total, provienen de familias que son pobres extremos (por ingresos y multidimensionalidad) 14 mil 400, aproximadamente. ¿Qué hemos hecho con ellos?, poco y nada. En los últimos tres años, a ese grupo de niños y jóvenes se les disminuyó desde la glosa presupuestaria del ministerio de Educación en más de 3 mil millones de pesos.

Los propios estudiantes, que marchan por reivindicación de derechos, por la gratuidad… no están poniendo en la agenda la necesidad de sus pares más pobres y excluidos.

La matriz nos dice: ´de esos 14 mil, ¿cuántos estarán teniendo algún tipo de posibilidad’´ aproximadamente la mitad. El resto, ¡nadie los ve! son niños que vienen de nacer y crecer en pobreza extrema, con muchas dificultades, muchos de ellos con experiencias de trauma producto de victimizaciones reiteradas, graves dificultades. Niños que han tenido que generar adaptaciones conductuales a unos entornos de muchos problemas. Son niños que requieren de sistemas educativos, por lo menos en periodos de transición, especiales. Si realmente le vamos a garantizar el derecho a la educación, no es decir ´te voy a dar otra oportunidad´, somos nosotros los que les tenemos que pedir otra oportunidad. Ellos no creen en el sistema educacional, no los ha ayudado, no los comprende, se les ha tratado pésimo… ¡no son desertores del sistema escolar, son excluidos! Los hemos empujado porque no tenemos las competencias en el sistema tradicional para acoger y entender niños con realidades múltiples y complejas. El país tiene el deber de garantizar el derecho a la educación, primero que nada de esos niños.

¿Quienes deben resolver este problema?

Esto no es un problema de apuntar al gobierno, es un tema país. La pobreza primero, si no no lo vamos a resolver y vamos a tener que seguir asumiendo vergüenzas como las de Sename.

Hay gente que piensa que estos problemas los debe resolver el gobierno de turno, nosotros discrepamos profundamente. No hacemos lo que hacemos porque en el HC somos buenas personas, lo hacemos porque es lo que hay que hacer.

El proyecto social lo construimos entre todos. Los gobiernos tienen capacidades y limitaciones y una cantidad de presiones y necesidades a satisfacer. En ese contexto, el rol de la sociedad civil en la consolidación de las democracias, en el desarrollo de modernización de los países, es extraordinariamente importante. Creemos que el aporte no solo debe venir desde el trabajo directo como se hace en el hogar, sino también aportando desde la reflexión técnica y científica, el colaborar desde la experiencia y desde la capacidad de reflexión con modelos técnicos, de calidad, basados en la evidencia, el poder sistematizar de manera rigurosa datos como los que compartimos hoy día para ayudarnos como país. Esto no es un llamado de atención al gobierno, sino para el país. Eso es una forma de entender estos temas sociales que, mientras antes los integremos, más vamos a avanzar.

Nuestra campaña Que terminar con la pobreza te mueva tanto como,  busca movilizar e involucrar a las personas. Que todos nos sintamos responsables y podemos aportar. Hay que dejar atrás la actitud pastoril. ¡no es así! tenemos que gestionar el país entre todos.

¿Cómo se representa el centralismo chileno en los datos de la Matriz?, ¿Qué pasa con las regiones?

Pensemos en la educación inicial. La evidencia internacional plantea que lo ocurre entre los 0 y 4 años en términos de estimulación, es pura ganancia. Esto tiene un impacto sobre la arquitectura neuronal, adquieres potenciales que te acompañan el resto de tu vida. Si eres una niña o niño que nace en contexto de pobreza extrema, en Chile aproximadamente 93 mil 500 niños.. Esos niños tendrían que ser los primeros,  tener una red de salas cunas para todos, servicios de estimulación, pero con qué nos encontramos: Chile tiene una cobertura total de 31 mil 981 de estos 93 mil. Nos deja una brecha de 61.500 niños.

¿Chile no se ha preocupado del tema? Si. Muchos gobiernos lo han hecho, esfuerzos importantes como los de los dos gobiernos de Michelle Bachelet. Entonces, qué está pasando: cuando miramos los datos, nos damos cuenta que la planificación de política pública tuvo problema porque, en el minuto de cumplir metas, se ubicaron en territorios donde ya había oferta. Se construyeron salas cunas financiadas por el Estado en lugares donde ya había oferta y se dejó de construir en lugares donde no estaba ni la sociedad civil ni el Estado. Esa sería una razón para explicar el por qué hay niños que no van a salas cunas. Hay una mala distribución geográfica, territorial.

Pero hay otros motivos. Hay familias que no tienen esa barrera física, pero aun así no llevan a los niños al sistema. Acá hay que desarrollar estrategias para que estas mamás y papás tengan la información para que decidan tomar la decisión. Tal vez hay otras barreras… la realidad es que hoy vemos que tenemos una brecha de 61 mil niños.

Son temas multivariados. Aquellos temas de cobertura, son responsabilidad del gobierno. Hay que hacer un trabajo ordenado, una georreferenciación, mirar dónde hay sobredotación de oferta, disminuirlo para no perder recursos. Hay salas cunas y jardines que tienen una cobertura del 22 por ciento de su capacidad y otros donde no hay…

¿Cómo impacta el carecer de una política integrar de vivienda en la pobreza extrema?

Si miramos a las personas que están con mayor daño, abandono, personas severamente excluidas, son las personas en situación de calle. Estar en situación de calle es la imagen del abandono social. No tiene lo básico, el derecho más fundamental, son personas expuestas a una serie de problemas en su vida como deterioros en la salud física y mental, riesgo de muerte… ¡por eso tenemos planes como el Plan invierno! ¿Qué es este plan si no una forma de evitar que la gente se muera de frío en un país OCDE?, ¡son medidas paliativas!

¿Qué han hecho los países que lo han hecho relativamente bien? Lo primero es proveer de habitabilidad, de vivienda. Hay un movimiento que se llama Housing first (primero vivienda) porque cuando partes por generar un lugar donde las personas vivan de forma permanente, un lugar estable, amable, íntimo…tú lugar, uno que no te van a quitar, un lugar de pertenencia emocional, social… de ahí se construye la vida, desde ese lugar enfrentas las dificultades, te recuperas de las enfermedades, elaboras tus duelos, sueñas con el futuro, planificas, asumes riesgos… si no tienes eso, no tienes nada.

El camino de la vivienda, que no estamos diciendo que a cada persona en situación de calle habría que entregarle una vivienda porque hay quienes por su avanzada edad o condiciones físicas ya no son capaces de administrarla de manera autónoma y necesitan más estas figuras de viviendas comunitarias, hay que hacerlo de forma inteligente. Si no tenemos eso, todo lo que hagamos será paliativo. Aquí tenemos que tomar decisiones importantes. No sé si el ministerio de la Vivienda tiene incorporado en su mirada de que las personas en situación de calle son su responsabilidad.

¿Qué ocurre con políticas como la de mediaguas, que de viviendas transitorias se convierten en permanentes?

¡En problemas definitivos! Siempre se ha planteado, y el Hogar de Cristo tiene una función muy importante, que estas son medidas transitorias, de emergencia, para resolver problemas de personas en campamentos que están en condiciones deplorables, inaceptables, que deterioran, que afectan la vida, que dañan la psiquis.. La idea es que pasadas estas crisis, se pudiera desarrollar una política de vivienda definitiva.

Efectivamente, la mediagua no es una vivienda permanente para crecer, nacer, desarrollarse. El nacer y crecer en pobreza puede ser una experiencia tremendamente adversa, que te expone a experiencias que se pueden transformar en trauma.

La pobreza primero. No solo los niños, sino todos quienes están en sufrimiento extremo producto de que sus derechos están siendo gravemente vulnerados. Cuando hablo de sus derechos, me refiero a derechos de segunda generación: económicos, sociales y culturales que son básicos y que Chile ha adscrito y de los que nos tenemos que hacer cargo.

¿Cómo impacta el envejecimiento acelerado de la población en este número de pobreza extrema?

Este es uno de los grupos más olvidados y menos glamorosos. En el HC estamos seguros que si empezamos a mirar las condiciones en las que envejecen y mueren las personas más pobres entre los pobres de nuestro país, tendríamos un dolor similar al del Sename. Nos conmovería profundamente nuestra insensibilidad, nuestra falta de humanidad respecto de personas que están en las edades más frágiles de sus vidas. Nacer y crecer o envejecer y morir en condiciones de extrema pobreza, son de las condiciones más dramáticas que un ser humano puede vivir. Es un final de vida miserable, inaceptable.

El llamado nuestro es volver a mirar, un zoom específico a esta población. Ellos son sujetos privilegiados de derechos, tienen más derecho que el resto de nosotros porque vienen de condiciones de desventajas históricas, por eso tenemos que innovar y ver cómo hacer para que las familias tengan los recursos para seguir haciéndose cargo de sus adultos mayores en su proceso de envejecimiento y muerte. Que estas personas no tengan que ser mandadas a residencias masivas para tener un buen morir. El mundo entero se preocupa por cómo disminuir la población de adultos mayores en sistemas residenciales.

Los sistemas residenciales, en retirada en todo el mundo, debieran solo estar destinados a ese pequeño porcentaje de la población que realmente los necesita, sistemas excepcionales. La familia es la herramienta fundamental. Cualquiera de nosotros quisiera morir en su entorno, en su intimidad, con sus afectos, donde la dignidad esté intacta y eso depende de las políticas públicas.

¿Los abordajes de políticas públicas deben ser universales o pensados territorialmente?

No hay fórmula única para resolver las distintas dificultades a nivel nacional. La territorialidad es tremendamente importante en el sentido de que demanda modificaciones a las políticas implementadas para que sean funcionales a diversos espacios.

La concentración debiera estar en aquellas regiones donde se presenta el mayor nivel de dificultades y mirar también las diferencias de esas dificultades. Por ejemplo, la población en situación de calle, migra, se va moviendo por el país, por eso es tan difícil censarla y también requiere asumir desafíos en políticas públicas.

Nada a cerca de nosotros se debe hacer sin nosotros. Toda política pública debe ser construida con la participación de las personas para quienes está dirigida esa política. Esa es otra gran demanda en el mundo. Si hacemos una política social para las personas excluidas o en situación de calle, lo tengo que hacer con ellos, porque -por ejemplo- hoy día sabemos que para ellos el contar con una ducha es fundamental. ¿Por qué? porque mayoritariamente son personas que trabajan.

Imagínate si contáramos con duchas, limpias, bien equipadas, y las personas pudieran ir, bañarse, secarse y tomarse un té y, desde ahí salir a trabajar ¡Estás promocionando su dignidad!

Las opiniones de las personas, incluyendo a los niños, es fundamental. Se acabó el tema de los académicos, lo bonito de esto es que instituciones como el Hogar de Cristo venimos de años de trabajos con las personas, escuchándolas, ellos nos han enseñado.

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