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La Directiva: Lo heroico del cotidiano

Podemos llegar a compartir el interés de la realizadora en detenerse en este Chile, un Chile que aún se sostiene en la idea de comunidad, que desde su precariedad busca sostener y desarrollar un proyecto en común y que se mueve mediante códigos y valores que parecen estar entrando en desuso.

Antonella Estévez

  Lunes 23 de abril 2018 15:33 hrs. 
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En su tercer largometraje documental –después de “Reinalda del Carmen, mi mamá y yo” (2006) y la premiada “El gran circo pobre de Timoteo” (2013)- la realizadora Lorena Giachino nos introduce en mundo de la Federación de Árbitros del Fútbol Amateur y durante 70 minutos nos permite observar la cotidianeidad de este grupo de hombres que sostiene algo que cada vez es más raro por estos días: el trabajo en comunidad por una pasión compartida. Pasión futbolera que, en este caso, está alejada de las luces y los millones que mueven el fútbol profesional.

Durante varios años la realizadora estuvo visitando la casa que cobija a esta organización, conociendo a las personas que la componen y ganándose su confianza.  El resultado es un documental que, sin sobre énfasis, celebra el trabajo desinteresado, la convicción y la camaradería que mueve a este grupo de personas.

A lo largo del documental, el relato nunca abandona el espacio físico de esa casa dotando a la película de una particular atmósfera y permitiendo al espectador asistir a los momentos “oficiales” y a los que no lo son tanto. Una cámara cercana pero silenciosa, que no interviene en el desarrollo del habitar de estas personas, nos va mostrando el día a día de esta organización liderada por hombres comprometidos y soñadores. Desde las asambleas y hasta las comidas, podemos observar las conversaciones, planificaciones y conflictos que surgen de un tipo de organización que pareciera estar en retirada.

Aunque en la presentación inicial la idea de este documental pudiera resultar algo ajena o muy específica, hay algo en las maneras y valores de estas personas que los vuelven tremendamente universales, entrañables y admirables. Podemos llegar a compartir el interés de la realizadora en detenerse en este Chile, un Chile que aún se sostiene en la idea de comunidad, que desde su precariedad busca sostener y desarrollar un proyecto en común y que se mueve mediante códigos y valores que parecen estar entrando en desuso.

Lo que nos muestra “La directiva” también es un mundo de hombres. El par de mujeres que aparecen lo hacen de manera casual y en muy pocas escenas. Acá las relaciones son entre varones, pero varones que se hacen cargo de todo el espacio que les rodea. Varones que hacen las camas, preparan la comida y limpian la casa, y que al poco rato están enfrascados en profundas discusiones sobre la legalidad de tal o cual movimiento en la cancha. El retrato de ese tipo de masculinidad también resulta interesante en su complejidad y en la realidad que se construye desde allí, con sus carencias y fortalezas.

“La directiva” es un documental en que la mirada de la realizadora se detiene en un micromundo que tiene sus propias lógicas, que nos permite re pensar las maneras en que tradicionalmente se han armado ciertas agrupaciones sociales y cómo los cambios las han transformado. Será decisión del espectador evaluar cuanto se ha quedado en el camino producto de esos cambios.

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