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Tres estudiantes de cine son las nuevas víctimas de la violencia en México

Los tres jóvenes asesinados por un cártel de drogas se suman a los más de cien mil homicidios desde que Enrique Peña Nieto asumiera la presidencia de la nación azteca.

Camilo Villa J.

  Martes 24 de abril 2018 19:45 hrs. 
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El 19 de marzo, los estudiantes de cine Salomón Aceves Gastúlum, Jesús Daniel Díaz, y Marco Ávalos, se dirigieron a una finca en el poblado de Tonalá, al oeste de México, donde realizarían un cortometraje de terror para su universidad. Sin embargo, jamás se percataron que la escenografía ya estaba montada, y que ellos serían los protagonistas. Otros eran los directores.

Y muy probablemente no tenían en sus mentes una historia tan cruel e inhumana como la que finalmente sucedió: los tres jóvenes fueron secuestrados, torturados y posteriormente asesinados por un cártel de drogas que funcionaba en la localidad. Para no dejar huellas, los victimarios arrojaron sus cuerpos en ácido, eliminando así todo rastro de sus existencias.

Los asesinos los confundieron. Resulta que la finca en que rodaron el cortometraje funcionaba como sitio de seguridad del cártel de drogas Nueva Plaza, enemigos declarados del cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG). Los estudiantes habían llegado sin saber el peligro al que se exponían, pues la propiedad era vigilada permanentemente por miembros del CJNG.

Cuando ya se encontraban de vuelta a sus hogares, se bajaron del auto en que viajaban para arreglar un desperfecto. Fue entonces cuando de otros dos vehículos descienden seis sujetos armados haciéndose pasar por agentes de la fiscalía, quienes obligaron a los estudiantes a subir a una de sus camionetas.

Lo secuestrados fueron llevados a una casa donde se les interrogó y torturó. En aquella vivienda fueron encontradas manchas de sangre, que según pericias policiales, pertenece a Jesús Daniel Díaz.

Luego de ultimados, los tres cadáveres fueron trasladados a otra casa, donde fueron sumergidos en ácido sulfúrico para disolver sus cuerpos, y con ello, cualquier evidencia.

Los macabros acontecimientos fueron dados a conocer este lunes por la Fiscalía General del Estado de Jalisco, institución que también reveló la captura de dos sospechosos, identificados como Omar “N” y Gerardo “N”, quienes prestaron declaraciones.

Al respecto, diversas manifestaciones se han desarrollado en al Estado de Jalisco exigiendo la renuncia de su gobernador, Jorge Aristóteles Sandoval, quien ha declarado que no cederá a presiones.

“De ninguna manera. Soy el único funcionario de Jalisco que se comprometió estar hasta el último día (…) nosotros estaremos concentrados en dar resultados”, expresó la autoridad estatal al canal Milenio.

Este caso no es aislado en México, basta recordar la desaparición de los 43 estudiantes normalistas en Ayotzinapa el 2014, los cuales se siguen buscando hasta el día de hoy.

Según cifras del Sistema Nacional de Seguridad Pública del país azteca, durante el 2017 la cifra de homicidios diarios alcanzó los 80, y durante el último trimestre llegó a la alarmante estadística de 85 asesinatos por día, la cifra más alta desde que se realiza el conteo.

Esto significa que la tasa de homicidios en México llega a 20,5 por cada cien mil habitantes. Anteriormente la tasa más alta había sido de 19,4, y se registró en 2011.

Durante el primer trimestre de año en curso se abrieron más de 6.553 investigaciones por homicidio, según datos del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública. Solo marzo cerró con 2.346 expedientes. La mayoría de los asesinatos se cometieron con armas de fuego, un porcentaje menor se realizó con armas blancas.

Si bien el actual presidente de México llegó al poder con repetidas promesas de reducir el crimen organizado y la tasa de homicidios, las cifras no lo avalan. Desde el primero de diciembre del 2012, cuando Enrique Peña Nieto asumió el ejecutivo, la cifra de muertos por violencia asciende a 104.000.

Por eso, ad portas de una nueva elección presidencial, el tema a discutir es el de la seguridad. De hecho, el primer debate por el sillón ejecutivo acontecido este domingo giró en torno a la seguridad, la violencia, la corrupción y la impunidad.

Para graficar lo relevante del asunto para la sociedad y los candidatos, se puede mencionar que al principio del debate el candidato independiente, Jaime Rodríguez Calderón, mostró una bala a la par que aseguró ser una de las miles de víctimas en el país azteca. “Tengo la experiencia de ser una víctima de este país y de los malos gobiernos”, dijo el apodado “Bronco”.

De los cinco aspirantes a la presidencia de México, cuatro se centraron en medidas netamente represivas, como el fortalecimiento de la policía y las fuerzas armadas. Incluso salió la propuesta de crear una policía cibernética.

Quien marcó la diferencia fue el candidato de la alianza izquierdista Juntos Haremos Historia, Andrés Manuel López Obrador, quien afirmó, ante la interpelación de sus contrincantes, que “no se puede enfrentar la violencia con más violencia. Está demostrado que es una estrategia fallida. Se debe atender a los jóvenes, a los que se les ha dado la espalda”.

Izquierda o derecha, el tema de todos en México es el de la seguridad, seguridad que se vislumbra lejana en un país tomado por los cárteles de drogas. Lo peor de todo, es que no es una película, y los protagonistas, no son actores. Es el México del siglo XXI.

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