Diario y Radio Universidad Chile

Año XVI, 28 de marzo de 2024


Escritorio

País de Karadima


Lunes 21 de mayo 2018 12:42 hrs.


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 Señor Director :

Circunscribir los crímenes de Karadima solamente al comportamiento de un perverso sexual  que habría contado con  complicidades en el seno del clero, y fuera de éste, es caer en una simplificación que muchos de nuestros compatriotas no están probablemente dispuestos a soportar. Así, por el respeto debido a las victimas y a sus familias es  imprescindible recordar algunos elementos esenciales que por demás  ilustran la descomposición  de nuestra sociedad.

En primer lugar no se trata aquí del primer acto de pedofilia de masa que ha aquejado a nuestro paìs en los años recientes. Muchos de quienes tienen hoy en día treinta años o más recordarán con un sentimiento de repulsión  los actos de este tipo cometidos en el  Santiago del decenio precedente y en el que resultaron involucrados personajes del mundo de los negocios y de la política nacional que abusaban de menores de edad de origen modesto.

 Por otro lado, aunque  con menos eco mediático, se sabe de manera más o menos precisa que la prostitución infantil ha seguido practicándose con los mismos protagonistas- ricos por un lado e hijos de pobres del otro- pero con procedimientos más disimulados aunque no menos cobardes. Aparece asi claramente una dimensión de nuestra sociedad en que la comercialización de todo , incluido el cuerpo de los menores, es objeto de transacciones y de consumos “legitimados” por la ideología librecambista que nos gobierna.

Por otro lado los crímenes que se han cometido en la Iglesia chilena posdictadura, en la que los atentados sexuales contra menores no son probablemente sino una parte, nos recuerdan también como estas organizaciones cerradas gozan de una impunidad exorbitante en que las complicidades y la omertá son leyes supremas. El “ejemplo” dado  por las FF AA,  y que les permiten hasta hoy encubrir  actos delictuales y  criminales, no lo habrían soportado muchas de las sociedades de nuestro tiempo que se imponen un mínimo de transparencia y de justicia.

Así pues los crímenes contra los niños chilenos de ayer y de antes de ayer, que la prensa mundial  ha difundido ampliamente, hacen aparecer a  nuestra sociedad como lo que verdaderamente es : indigente culturalmente, impregnada de una mecánica puramente comercial y dominada por quienes piensan que pueden permitirse todos los abusos por el solo hecho de concentrar la riqueza , la potencia y de gozar de la impunidad.

El contenido vertido en esta Carta al director es de exclusiva responsabilidad de su autor y no refleja necesariamente la posición de Diario y Radio Universidad de Chile.

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