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Año XVI, 18 de abril de 2024


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Científico Pablo Marquet: El Ministerio no puede ser un botín político

Para Pablo Marquet, el primer chileno en formar parte de la Academia Estadounidense de las Artes y Ciencias, es fundamental que la nueva repartición ministerial sea compuesta por criterios técnicos y no partidísticos, única forma de proyectar un desarrollo científico del país. Además, pide reflexionar sobre temas como el uso de agua o la ley de Pesca: !Están saqueando el país!, acusa en relación a lo que ocurre con los recursos marinos.

Paula Campos

  Miércoles 6 de junio 2018 17:28 hrs. 
marquet

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Macroecologista, director del Departamento de Ecología de la Universidad Católica e investigador del Instituto de Ecología y Biodiversidad (IEB), el científico Pablo Marquet se sumó recientemente a la American Academy of Arts and Sciences, siendo el primer chileno en sus filas.

Antes, en enero, había recibido la invitación para sumarse a la National Academy of Sciences, creada por Abraham Lincoln para proveer consejo científico y tecnológico al Gobierno de Estados Unidos con el fin de asesorar a la construcción de políticas públicas.

Licenciado en Biología Marina y biología por la Universidad de Concepción, el profesional trabaja en variados temas, los que van desde el cambio global hasta la ecología del cáncer, pasando por cómo influyen las especies invasoras o la pérdida del hábitat de cientos de especies por la expansión urbana.

En conversación con el programa Semáforo, Marquet reflexionó sobre el estado de la ciencia en Chile, haciendo una comparación con la forma en que otros países han concebido al desarrollo científico desde la fundación de las naciones: “Qué tenemos en Chile. El Instituto de Chile, que aglomera distintos tipos de academias de ciencias, en nuestro país funciona con un presupuesto de 30 millones de pesos al año”.

Asegura que el problema no son los recursos humanos, muy por el contrario, porque “con la gente bien formada que tenemos podríamos formar una visión y una estrategia de ciencia en nuestro país”.

El problema se agrava cuando se decreta la instalación de un ministerio de Ciencia sin tener esta estrategia de manera previa. A juicio del profesor, “la estrategia debió haber generado el camino para la secretaría del Estado”.

“Con las patas y el buche”

“En comparación con América Latina no somos el país que peor lo ha hecho en materia de financiamiento a la ciencia (…) acá en Chile hemos tenido grandes desarrollos científicos, grandes innovaciones, con ´café y galletas´”.

La reflexión refleja el pensamiento de Pablo Marquet sobre el precario financiamiento del Estado al desarrollo de la ciencia local, el que -pese a ser bajísimo- está dentro de un contexto continental (salvo excepciones) del rol que ocupa la ciencia en la sociedad.

La épica y la forma en que los científicos han trabajado más por pasión que por retribución económica traen al recuerdo la historia de Montemar. “Todo lo que fue el desarrollo de la neurociencia en Chile, también, son cosas que llenan de orgullo por la forma en que quienes estuvieron ahí tuvieron que hacerlo todo”.

Su historia no es diferente, años después de esa epopeya de la investigación científica en Chile, Marquet tuvo que trabajar “con las patas y el buche”, investigando en el norte del país, recién egresado, alimentándose de lo que en las escuelas le daban y viviendo de la ayuda de amigos y la Conaf. “Por qué lo hacía uno, probablemente por pasión. Siento que eso se ha perdido un poquito con la masificación”.

¿Cómo ha influido -para bien y mal- la irrupción de nuevas universidades y nuevas carreras a la formación científica?

Entramos en un problema. Crece la maza crítica, crece el número de personas interesadas en estudiar ciencia y aportar a su país, pero las oportunidad no crecen a la par. Hay una suerte de inconsistencia dinámica en el sistema, un anacronismo: todavía hay instituciones que responden a un Chile de los sesenta y leyes que también responden a décadas pasadas. Ejemplo de ello es lo que ocurre con Conicyt.

Hay que ajustar los procesos para el Chile de hoy, uno que es mucho más grande y complejo y que necesita mucho más financiamiento. No puede seguir siendo el pariente pobre en este tema.

El ministerio de Ciencias es esencial para que Chile pueda crecer y entender lo que significa la complejidad del ser humano en este siglo.

¿Sirve un ministerio sin el presupuesto necesario?

Entramos en uno de los problemas que tienen las instituciones en Chile. Hay muchos cargos que son técnicos y que se transforman en cargos políticos cuando hay cambio de gobierno. Esta práctica, por lo general, impide que estas instituciones generen memoria y que se tengan planes de largo plazo.

Vivimos con instituciones que inventan y re inventan la rueda. Yo espero que el ministerio no se transforme en un botín político. No puede ser que sea un lugar donde los distintos cuadros instalen a su gente. Tiene que ser algo, idealmente, de ciencia y de política con visión de país y no de partido.

¿Falta que los científicos decidan vincularse más con la política?

Hay esfuerzos. Hay gente que está tratando de llegar a la biblioteca del Congreso y generar información que pueda servir para legislar. Está. por ejemplo, la iniciativa científica milenio que entregará un documento sobre el problema del agua en el país; o un proyecto anillo que habla de la complejidad sociocultural de los pueblos del desierto en los últimos doce mil años…

Con los ejemplos te digo que se está recorriendo un camino para llegar más cerca de la política, pero esperamos que la política también se mueva más cerca de la ciencia, para que nos encontremos más luego. En ese sentido, lo que ha hecho el senador Girardi con los programas de ciencia de frontera han sido muy importantes, o Puerto Ideas… los proyectos se van multiplicando, todos piden y solicitan mayor llegada, yo creo que eso va a pasar, tarde o temprano va a haber mucha más capacidad para entender que una buena toma de decisiones es una decisión basada en datos duros y no solamente en criterios políticos.

Pensemos en la Ley de Pesca, aquí hay un gran problema con la regulación de pesca artesanal. Los pescadores artesanales no son solo la imagen de este hombre en bote, pueden llegar a tener tonelajes y, eventualmente, terminan trabajando para industriales. ¿Quién le va a poner el cascabel al gato?

¡Están saqueando el país! es desastroso lo que pasa con muchas pesquerías en Chile. No se puede permitir que sigamos dejando un país sin agua, sin recursos marinos. ¡No puede ser! Hay algo que no cuadra, hay un golpe a la lógica.

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