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Año XVI, 18 de abril de 2024


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Tan cerca, tan lejos: la realidad de viajar a Santiago desde zonas aledañas

Esperas en filas de una hora, recorridos en micros que están en mal estado, altos costos en los pasajes y tacos eternos por la Autopista del Sol. Esas son las condiciones que enfrentan diariamente los habitantes de la provincia de Talagante para transportarse desde sus periféricas comunas hasta el centro de Santiago.

A. Bustos y C. Carvajal

  Domingo 10 de junio 2018 12:41 hrs. 
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17 horas, Terminal San Borja, Estación Central. El panorama en los andenes es tranquilo, casi no hay filas, se puede caminar sin problemas y no hay gritos para captar usuarios. Sin embargo, con el avanzar de las horas la situación cambia, pues los espacios correspondientes a los buses que van desde Santiago a la provincia de Talagante, por autopista, comienzan a llenarse de una forma que resulta difícil de imaginar.

En hora punta las filas pueden llegar a superar las 100 personas por recorrido, y aunque los buses llegan uno tras otro, no disminuye en ningún momento, ya que los pasajeros siguen arribando a los andenes. Cuando la frecuencia disminuye, la situación se vuelve aun peor porque la cantidad de personas crece y pueden pasar hasta 20 minutos sin que llegue una micro, la que recogerá a los primeros de la fila, mientras los demás siguen esperando.

A diferencia de la red que opera en Santiago, este tipo de transporte se paga en efectivo y no se pueden comprar pasajes previos, sino que se debe entregar el dinero (1200 pesos tarifa adulto a Talagante y 500 pesos estudiante). A cambio,  el conductor da al pasajero el mítico boleto, tal cual se hacía antaño en las recordadas “micros amarillas”. Esta situación provoca que el abordaje del bus sea lento, de aproximadamente 10 a 15 minutos, pues la recepción y la entrega del valor del pasaje, le quita agilidad al proceso.

En conjunto, las comunas de El Monte y Talagante suman, según el Censo de 2017, 110 mil 160 habitantes, por lo que la única empresa de buses que ofrece transportes para este sector, Flota Talagante, está lejos de poder cumplir con la demanda de pasajeros.

Por las mañanas, los paraderos de ambas comunas se llenan de gente que espera el recorrido por autopista, el que, en hora punta, tiene una frecuencia de 10 minutos entre una micro y otra. La espera no garantiza nada, pues la insuficiente flota ocasiona que los buses se llenen rápidamente y la única opción para no atrasarse sea viajar de pie.

Juan Carlos Gallardo es estudiante de música. Siempre ha vivido en la comuna de El Monte, y durante los 5 años que lleva de educación superior ha tenido que realizar a diario largos viajes de ida y vuelta entre su comuna y Las Condes, donde queda su casa de estudios.

Su rutina de viaje comienza cuando sale a esperar la micro, a eso de las 6.20 de la mañana. Los minutos de espera siempre son inciertos. A veces nada, otras hasta 25 minutos, pues, su paradero es uno de los últimos antes de que el bus salga de la comuna, por lo que cuando pasa viene llena o simplemente no se detiene.

Sin tacos, su viaje podría durar 40 minutos hasta Estación Central, sin embargo, en la hora de mayor congestión de la Autopista del Sol, duplica el tiempo. Por las tardes, para regresar a casa, el panorama no es muy distinto, al frecuente colapso de la carretera se le suma la ya mencionada espera para subir al bus en el Terminal San Borja. Luego, un largo viaje de pie en un microbus atestado de gente, que transita a exceso de velocidad por una autopista oscura.

“La espera es lo peor del viaje, absolutamente. Varía demasiado, no puedes calcular bien los tiempos. Si pierdes una micro automáticamente llegaste 15 o 20 minutos atrasado. Nunca es como voy a tomar el bus y llegar a tal hora al lugar, siempre varía”, comenta.

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